Testimonios

Raúl Castro en su hora final atrapado en un callejón sin salida

La suerte está echada, es sólo cuestión de tiempo.

Emilio Morales:

Raúl Castro en sus momentos de estrés siempre ha expresado en su círculo íntimo de colaboradores que tenía que haberse muerto antes que Fidel. Su deseo no cumplido es una pesadilla que hoy lo martiriza en el ocaso de su vida, al ser él el máximo responsable de mantener vivo el castrismo y comprender que eso no será posible. El final de la película comenzada a rodar en 1959 llamada “REVOLUCIÓN”, está atrapada en un callejón que no tiene salida, salvo la única solución posible: un cambio de sistema.

Raúl Castro lo sabe perfectamente bien. La continuidad del castrismo no es posible, no es lícita, y lo más importante no es deseada por el pueblo cubano. Ya todos los trucos para tratar de mantenerlo vivo se han extinguido. Lo que queda es la inercia final que se irá apagando con la misma velocidad que la ideología se hunde junto al modelo económico que ha arruinado el país y ha empobrecido a sus ciudadanos. La política de terror aplicada para aplastar las protestas del 11 de julio del 2021 y todo lo que ha venido después no va a poder evitar la caída del castrismo. El barco ahora mismo hace aguas por todas partes.

La economía del país está destruida

El país está en total bancarrota, apenas exporta. Los 9 sectores que más ingresos aportan a la economía cubana tuvieron pérdidas acumuladas en los últimos cuatro años valoradas en más de 29,000 millones de dólares, la misma cantidad que le condonó Vladimir Putin cuando renegociaron la deuda externa que Cuba tenía con Rusia en el 2015.

El país no tiene recursos para pagar su deuda externa actual a ninguno de sus acreedores, le debe a todos, por lo que nadie le dará una nueva línea de crédito. La bancarrota cubana está empantanada entre la estupidez de una burocracia que es incapaz de reformar un modelo probadamente obsoleto y la ambición desmedida de una nueva mafia que se ha apoderado de las riquezas del país.

La industria azucarera está muerta, ya ni si quiera produce el azúcar necesario para satisfacer la demanda interna. El castrismo con su magia destructiva convirtió al que fuera el mayor exportador de azúcar del mundo en un país importador. La matriz energética de la isla está destruida. Las viejas plantas que todavía operan están en permanente estado de terapia intensiva, por las constantes averías que ocurren y las interrupciones que generan. Cada vez los ciclos de mantenimientos de estas plantas son más complejos, prolongados y costosos, dado el atraso tecnológico, la obsolescencia que tienen y la falta de recursos financieros para mantenerlas o reemplazarlas. El país ahora mismo ya presenta una crisis de generación de energía de igual magnitud a la ocurrida en la década de los 90, cuando ocurrió el período especial. Han pasado 30 años y las plantas son las mismas, funcionan con remiendos que duran poco, lo que un merengue en la puerta de un colegio. La perspectiva de recuperación de esta industria es extremadamente pesimista, por no decir que imposible ante las extremas carencias financieras que presenta el país.

Al martirio que hoy sufre la población por la escasez de medicamentos, alimentos y las largas colas para poder comprar alimentos, hay que sumarle los apabullantes, molestos y desquiciantes apagones.

El sistema de salud es otro caos. No se ha recuperado de su colapso generado por el COVID-19. Se encuentra en permanente ruina. La infraestructura hospitalaria se mantiene en pésimas condiciones, es preferible terminar ingresado en su propia casa que un hospital. Aunque los peores momentos de la pandemia pasaron, el cuadro epidemiológico del país sigue siendo extremadamente tenso. Ahora mismo la epidemia de dengue ha generado varios muertos, cientos de ingresos y ha hecho colapsar a varios hospitales, mientras que el COVID-19 ha repuntado en las últimas semanas. La escasez de medicamentos sigue siendo un grave problema, solo se consiguen algunos en dólares en el mercado negro.

Por otra parte, la inflación galopante devora sin piedad los pocos recursos financieros con los que cuenta la población. Los salarios no alcanzan ni para una semana. La población sobrevive por lo que le puede mandar su familia y amigos que viven en el exterior. El régimen continúa pagando en devaluados pesos los salarios a los trabajadores y cobrando en dólares a estos, el sustento para sobrevivir. La inconformidad ciudadana, el disgusto y la desesperación crece por días.  Las protestas han vuelto a surgir a pesar de la política de terror aplicada para aplastarlas.

A esto hay que sumar que la industria turística cubana no sale de su estancamiento en la etapa postpandemia. Los errores estratégicos cometidos por el régimen cubano antes, durante y posteriormente a la pandemia están pasado factura sin piedad a la principal industria del país. Al cierre del primer semestre la llegada de turistas a la isla apenas alcanzó el 25% de lo logrado en el 2019, año previo a la pandemia.

Los mercados que más turistas han aportado son Canadá y la diáspora cubana asentada en el exterior, principalmente en los EE. UU., seguidos de los tradicionales mercados europeos.

Llama la atención que, de todos los mercados, el de mayor recuperación es el que corresponde al segmento de la diáspora cubana en el exterior, al reflejar el arribo de 50.48% menor que en el 2019. Lo cual indica que los tradicionales y principales mercados emisores a Cuba están teniendo una recuperación extremadamente lenta. Por ejemplo, el mercado canadiense que por más de 20 años ha sido el principal emisor de turistas a Cuba, en los primeros cinco meses del 2019 promedió 136,509 turistas mensuales a la isla, en el 2022 el promedio ha sido 36,546 turistas mensuales. Con los mercados europeos ocurre algo similar, Alemania por ejemplo tuvo un promedio mensual de 19,050 turistas en el 2019, mientras que en el 2022 fue de solo 4,453 turistas; Inglaterra en el 2019 promedió 15,185 turistas al mes, mientras que en el 2022 fue de 4,017; Francia en el 2019 promedió 20,572 mensuales y 3,984 en el 2022.

La recuperación del turismo canadiense y la de los principales emisores de turistas europeos demorará varios años. La mala imagen generada por la industria turística cubana en los tiempos de pandemia, donde las quejas de los turistas inundaron las redes sociales por el maltrato, los malos servicios, el cobro abusivo de las pruebas de COVID-19, la mala calidad de la comida y las quejas por el deterioro de la infraestructura hotelera están pasando factura a la etapa de recuperación. A esto hay que agregar el apoyo del gobierno cubano a Rusia en su invasión a Ucrania, lo cual ha generado una imagen de repulsión hacia el gobierno cubano en todo el mundo.

Estos hechos más la caótica situación que atraviesa el país tampoco ayudan a la atracción de turistas. Un país a oscuras, prácticamente sin transporte, con sus calles sucias y en mal estado, en condiciones epidemiológicas de alto riesgo, su sistema de salud colapsado, con la mayoría de las viviendas en mal estado y con las tiendas desabastecidas no son atractivo que engancha al turismo extranjero. Los oligarcas del régimen deben entenderlo de una vez: la pobreza y la miseria no atrae.

Por si fuera poco, el país ya no atrae inversiones. Así lo demuestra el proyecto estrella de la economía cubana: La zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM). Nueve años después de que fuera inaugurada la ZEDM, solo se encuentran funcionando 32 de los 62 negocios aprobados por el gobierno. De 22,500 millones de dólares que estaban proyectados recibir en estos mueve años, a razón de 2,500 anuales, apenas 3,000 han sido invertidos, repartidos en los 32 proyectos mencionados, lo cual representa el 13.3% de la inversión proyectada. Ver Figura

Obviamente este resultado denota la mala gestión en la búsqueda de inversionistas y las condiciones poco atractivas que se le ofrecen a los inversionistas extranjeros.

Los inversionistas extranjeros que participan en esas inversiones ya materializadas están atrapados en el corralito financiero que ya dura más de un par de años.  Cuba no paga, no les permite repatriar el capital que ganan. Ellos también han sido víctimas de la tarea de ordenamiento, la inflación generada por esta y la crisis de liquidez crónica que padece la economía cubana. En todo caso, ellos mismos son responsables de haber invertido en el mercado equivocado, en el momento equivocado. Ahora están atrapados en la disyuntiva de si se mantienen en la isla resistiendo la crisis, desangrándose financieramente o deciden abandonar el barco con el riesgo de perder todo lo invertido. Están contra la espada y la pared.

El régimen da fuertes señales que comienza a desmoronarse

La bancarrota en la que se encuentra inmersa el país, más el impacto de factores externos e internos que han estrangulado la economía, han generado una imagen de deterioro que el régimen ya no puede esconder. La llegada desesperada a EE. UU. de más de 157,000 cubanos en los últimos meses es una señal inequívoca de la grave crisis que presenta el país, es la confirmación práctica de esta realidad. La salida desesperada de esta masa de personas no ha sido gratis ni fácil. Ha costado como un aproximado de 2,535 millones de dólares de dólares a los cubanos y sus familias que viven principalmente en los EE.  UU.

Para ello, la mayoría ha tenido que vender sus casas y sus pertenencias para reunir el dinero que le facilite gestionar la salid del país, dejando todo atrás en busca de un futuro, sin importar los riesgos de perder la vida en el camino, en su espinoso y arriesgado trayecto hacia la libertad.

La percepción del cubano de que es imposible tener un proyecto de vida en el país es un hecho. Todo el mundo quiere irse. Vivir en el país se ha convertido en un verdadero infierno para todos: niños, jóvenes, adultos y ancianos. Ninguno de estos estratos poblacionales esta fuera de riesgo, todos sufren las carencias y los límites que impone el sistema. Construir un proyecto de vida en el país y tener una familia es un imposible para los jóvenes. Para los no tan jóvenes sobrevivir en el sistema es una agonía y un martirio, vivir se convierte en una lucha de sobrevivencia llevada al límite. No hay descanso, cada día que pasa es una odisea encontrar comida para llevar a los suyos a la mesa, los salarios apenas alcanzan para una semana siendo ahorrativos. El alto índice de inflación devora un salario en un par de almuerzos. Es así de catastrófico.

Sin embargo, no todo el mundo puede irse. La válvula de escape es limitada, no es suficiente para diluir la presión que hoy tiene al régimen sobre su cabeza. La presión interna se hace más intensa en la medida que la gravedad en la situación del país sigue escalando y no se avizora una solución en el horizonte. En vez de liberar las fuerzas productivas el régimen ha optado por acentuar y reforzar su discurso fundamentalista, soportados por leyes fascistas aprobadas a toda carrera para restringir y castigar cualquier manifestación de disconformidad, idea o crítica que vaya contra su doctrina y su mala gestión.

A pesar de que la prensa cubana bajo el control del partido comunista impone una narrativa a los cubanos con una visión distorsionada de la realidad, la fortaleza ideológica del régimen se derrumba. Muestra de ello es el fuerte rechazo y la apatía que muestran los jóvenes para ingresar en el partido comunista. Este resquebrajamiento de la moral y de la fortaleza ideológica del régimen comienza a generar el desmarque de un grupo de intelectuales que habitualmente lo han apoyado.

La generación de dirigentes encabezados por Díaz Canel, que ha sustituido a los octogenarios, carece de carisma y de simpatía. Son vulgares, chapuceros y mediocres. Son rechazados abiertamente por la población. Es una tribu de genuflexos e incompetentes dirigentes que sirven de marionetas a los octogenarios que tras bambalina están todavía en el control real del poder.

En el actual escenario se percibe una desconexión muy grande entre las masas y los dirigentes al frente del país, algo que no pasó en la crisis de los 90. Estos dirigentes constantemente son criticados y ridiculizados en las redes sociales. Acontecimiento que ha roto la línea roja que por muchos años el Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba (PCC) había controlado antes de que los cubanos tuvieran acceso a Internet.

Dentro de las fuerzas armadas los generales jóvenes no son confiables, no forman parte del círculo de los allegados a Raúl Castro. Meses atrás la designación del general de cuerpo de Ejército Ramón Espinosa, para formar parte del Buró Político del Partido aun cuando no tenía la edad reglamentaria permitida, es una prueba inequívoca que los generales jóvenes no entran en el reparto de la torta.

Raúl pierde a su hombre clave, fuerte presagio que la caída del régimen será inevitable

La muerte del general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja ha impactado fuertemente en las estructuras de poder en la isla, al perder repentinamente al responsable de la mutación del régimen socialista en estado mafioso. Este acontecimiento ha puesto al país en un escenario más complejo, de mayor vulnerabilidad para el régimen.

López-Calleja fue la verdadera apuesta de Raúl Castro para llevar las riendas del país, y mantener la continuidad del castrismo, no Miguel Díaz Canel. Este no es más que una marioneta sacrificable en cualquier momento. La promoción de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja al Buró Político del PCC, más su inclusión en la Asamblea Nacional del Poder Popular como Diputado, fue el movimiento final que hizo Raúl Castro para garantizar el futuro de la familia Castro en el control del poder y las riquezas del país.

Si por alguna circunstancia, ocurría el mínimo indicio de que la situación del país podría irse fuera de control, como, por ejemplo, una nueva protesta como la oscuridad el 11 de julio del 2021, Diaz Canel iba a ser sacrificado. Su lugar estaba destinado para López-Callejas, quien seguramente tenía su plan B bien elaborado para hacer un cambio de modelo de corte capitalista al estilo ruso. Para ello, daría algunas libertades económicas y políticas a los cubanos y al mismo tiempo haría un guiño de ojo a EE. UU., asegurando que el país estaría a buen resguardo y la crisis controlada.

La preparación de López Calleja como hombre favorito tomó tiempo. Raúl Castro prefirió que comenzara por la parte económica, de esta manera poco a poco tras la salida del poder de Fidel por enfermedad en el 2006, se hizo de los rubros más importantes de la economía.  En apenas 10 años tomó control financiero de la isla. En ese lapso se apoderó de la poderosa Corporación CIMEX y todas sus subsidiarias. De esta forma controlaba más del 90% del comercio minorista dolarizado del país, el negocio de las remesas, el sector inmobiliario, y una treintena de negocios más que se manejaban bajo la sombrilla de CIMEX.

Más adelante, se apoderó de la ZEDM, el proyecto estrella para atraer las inversiones en la isla. Posteriormente se adueñó de Habaguanex, el emporio turístico que levantó Eusebio Leal en el casco histórico de la Habana. A esto hay que agregar que tomó control total del puerto de La Habana y todas sus zonas colindantes para transformarlo en un megaproyecto turístico valorado en más de 30,000 millones de dólares de inversión. Paralelamente se apoderó de ETECSA el monopolio de las telecomunicaciones y del BFI, el principal Banco de Cuba. El banco que controla más del 90% de las operaciones comerciales del país, entre las que se destacan el turismo, la importación de alimentos, las telecomunicaciones, las remesas, la exportación de minerales, azúcar, tabaco, servicios médicos, biotecnología, la inversión extranjera, etc.

Aunque su presencia en la vida pública fue siempre discreta y de bajo perfil, en los últimos dos años tras la salida de Raúl Castro del poder, comenzó a convertirse en una figura pública, dado su ascenso al Buró Político del partido y su entrada a la Asamblea Nacional como diputado. Últimamente acompañaba a Díaz Canel en todos sus viajes al exterior. Raúl Castro comenzó a darle una visibilidad interna y externa.

Su enroque para ser presidente estaba listo, solo bastaba buscar el momento idóneo para sacrificar a Díaz Canel, el hombre que dio la orden de masacrar al pueblo el 11 de julio, las torturas, las detenciones arbitrarias, los destierros forzosos, los juicios sumarios y el máximo responsable visible del proceso de continuidad. Sin embargo, la madre naturaleza le jugó una mala pasada a Raúl Castro, llevándose a su regazo a su verdadero hombre de confianza.

Para Raúl Castro particularmente, la muerte del general López Calleja fue un duro golpe, tiene un significado especial, pues murió el hombre que él preparó con el doble rol de darle continuidad al castrismo y proteger a la familia. Murió el cerebro de la mafia que controla el país, el cerebro financiero del manejo del dinero sucio y limpio que entraba a las arcas del régimen cubano. Desapareció su verdadero hombre de confianza en quien depositó el control del país y el futuro de su familia. Murió el hombre al que Raúl le entregó la llave del país, la llave de la mal llamada “revolución”.  Encontrar un sustituto con las características y el rol que jugaba López Calleja es prácticamente imposible. No existe nadie en la familia que pueda cubrir ese vacío. Ese doble rol que cubría López-Calleja hay que repartirlo. No será una tarea fácil para Raúl Castro, quien acaba de cumplir 91 años y no está apto mentalmente para tomar decisiones de esta naturaleza.

Sin embargo, fuera de la visión de Raúl Castro y lo que López-Calleja significaba para este en su plan de mantener vivo al castrismo, la muerte de López-Calleja tiene otro impacto más fuerte todavía, el cual va a tener gran trascendencia en el país, y su efecto dominó se verá en los próximos meses.

La muerte de López-Calleja significa que salió del juego el hombre más odiado por los generales cubanos que controlan militarmente el país, el hombre que limitaba el acceso a las finanzas a los generales activos en las fuerzas armadas. Significa que murió el responsable de la angustia y amargura de toda una población que ha sufrido la escasez, los efectos de la pandemia y la ridícula decisión de soportar la construcción de hoteles a costa del hambre y la salud de todo un pueblo. Significa que murió el que inventó las tiendas MLC y toda la maquinaria para prohibir la circulación del dólar y obligar a la gente a sacarlos de abajo del colchón. Significa además que murió el verdadero responsable de la inflación en la isla, el señor feudal que mandó a parar las reformas, que paró en seco el movimiento de los emprendedores en el 2016. Significa que desaparecido el señor que controlaba más del 80% de la economía del país, el hombre que decidía quien invertía en la isla, en qué sector y en qué condiciones.

Este acontecimiento ha puesto a Raúl Castro en una verdadera encrucijada, pues la pérdida del cerebro de la transformación del estado socialista en estado mafioso es un factor más que acelera el proceso de autodestrucción en el que se encuentra atrapado el régimen cubano en estos momentos.

En medio de esta crisis multifactorial nunca vista en más de seis décadas, con un país destruido en su infraestructura energética e industrial, con notable atraso tecnológico y financiero, con una economía en bancarrota, y con una población desconectada ideológicamente de sus gobernantes, agobiada por la falta de libertades y oportunidades, que pide desesperadamente un cambio de sistema, ha nacido un inesperado escenario que incrementa potencialmente la vulnerabilidad del régimen.

La tormenta perfecta que se ha generado con la confluencia de esta crisis y la muerte del personaje designado por Raúl Castro para dar continuidad al castrismo crean un terreno fértil que pudieran provocar el quiebre definitivo del régimen, dada la alta probabilidad que se puedan producir pugnas internas en varias direcciones: por el control de GAESA, por el control de las propias fuerzas armadas y por el control del país. Un escenario que se le presenta por primera vez en 63 años a Raúl Castro en el ocaso de su vida.

Sucesos graves y otros no esclarecidos aportan más drama a esta caótica situación

En los últimos meses paralelamente a este proceso de degradación multisistémico que está dando en el país, han ocurrido algunos hechos notables que han sacudido la isla en lo económico, en lo político y en lo social. Hechos que no han sido esclarecidos en detalle y que llaman poderosamente la atención. Me refiero específicamente a una larga lista mencionada en el informe del Observatorio de Conflictos en su informe publicado el pasado mes de junio.

En la larga lista de estos mencionados sucesos ocurridos en los últimos meses en diferentes regiones del país, se menciona incendios en almacenes y entidades estatales, medios de transporte público, un depósito con más de 30 toneladas de tabaco ; el apedreamiento de vidrieras de tiendas en MLC y oficinas de empresas como ETECSA y puesta de carteles con consignas anti régimen.

A esto se suman hechos más graves que han ido escalando en magnitud y trascendencia, como la explosión que redujo a escombros el Hotel Saratoga de La Habana, con un saldo de 49 víctimas mortales. Un suceso que la versión oficial calificó como accidental, si bien los resultados de la investigación sobre lo ocurrido no han sido revelados. Lo cual ha llamado poderosamente la atención pues la versión oficial menciona una explosión por escape de gas y no hubo fuego, sino una explosión con una fuerte onda expansiva que hizo colapsar el mencionado hotel y afectó seriamente a edificaciones aledañas causándole serios daños estructurales.

Llama la atención que esa madrugada varios directivos de hoteles ubicados en esa zona fueron alertados y citados para presentarse en sus respectivos puestos de trabajo ante el aviso de que algo podía suceder. Fue llamativo ver el día anterior y esa noche movimientos inusuales de fuerzas policiales y de boinas negras patrullando la ciudad. Y de pronto, alrededor de las 11 de la mañana ocurre la explosión en el hotel Saratoga.
Otro grave suceso ocurrido recientemente fue el incendio en el bloque dos de la Central Termoeléctrica de Felton, en Holguín. Los daños causados por lo que el gobierno cubano ha denominado “accidente” demorará más de un año en repararse. Esto sucede en medio de una grave crisis energética que ha provocado el corte de la corriente eléctrica por períodos prolongados desde hace varias semanas, durante todos los días en la mayoría de las provincias del país. Situación que ha incrementado el malestar de la población y ha generado varias protestas en diferentes localidades de la isla.

La salida de servicio de esta unidad generadora hará que la crisis de los apagones se mantenga por un período largo de tiempo sin solución, lo cual es otro elemento que hará escalar la tensión que ya existe en la población por la precaria situación de la economía. A esto hay que sumar el alto costo de mantenimiento y de la importación de petróleo que el país no puede comprar porque no tiene los recursos financieros para ello. Por ejemplo, cada embarque de petróleo cuesta entre 64 y 67 millones de dólares para solo garantizar 9 días de electricidad. Para cubrir la electricidad de un año se necesitarían entre 2,595 y 2,717 millones de dólares anuales.

Por último, sumo a la lista de sucesos la rebelión que están protagonizando los tabaqueros cubanos en estos momentos, a pesar de las amenazas del monopolio de TABACUBA de quitarles sus tierras, como bien describe el colega Roberto Álvarez Quiñones en un excelente artículo publicado en DDC. Los tabaqueros cubanos solo perciben el 1.8% de los millonarios ingresos en dólares obtenidos por las exportaciones de tabaco. Esto ha generado una huelga de brazos caídos traducida en menos siembra de tabaco, la siembra de otros productos en la tierra que es destinada para sembrar tabaco y la venta clandestina de la materia prima a particulares.
Si sucesos como los mencionados anteriormente continúan ocurriendo, el país podría ir rumbo a la anarquía y no habrá estrategia de terror que pare la caída definitiva del régimen.

El estilo fundamentalista impuesto por el régimen cubano está llevando a la población cubana a convertir su angustia, la desesperación y su ira acumulada en respuestas violentas. De no parar este esta situación de abuso y de terror impuesta por el gobierno cubano, estas respuestas por parte de la ciudadanía podrían ser cada vez más numerosas e individuales. De producirse, se convertirán en acciones sorpresivas, impactantes e incontrolables. La violencia genera violencia.

 

Conclusiones

Los acontecimientos ocurridos en los últimos meses han profundizado considerablemente la crisis multisistémica por la que atraviesa el país. De la cual no se avizora una solución, ni en el corto ni en el mediano plazo. Esto ha generado un escenario de mayor vulnerabilidad para el régimen. La falta de carisma de Díaz Canel y su mediocre gestión junto a su equipo de gobierno, sumado a la pérdida de Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, el verdadero hombre fuerte de Raúl Castro, ha obligado al dictador salir públicamente a sus 91 años para recorrer centros claves de la economía y más que nada, para enviar una señal de que está en control del país.

En realidad, el anciano general está viviendo los momentos más tensos de su vida en la etapa final de su existencia. El dictador sabe que el modelo es irreformable, que la caída del régimen más tarde o más temprano será inevitable. Su lucha final será tratar de mantenerlo vivo hasta que él desaparezca físicamente.

Sin embargo, como está de crítica la situación actual, es comprensible que cualquier cosa puede ocurrir en cualquier momento. Desde un levantamiento masivo de la población, hasta un quiebre interno de las fuerzas armadas. Los detonantes para que eso ocurra están ahora mismo en cualquier esquina. Nunca ha existido en 63 años una oportunidad tan real como la que presenta el escenario de crisis multisistémica que actualmente vive el país. La suerte está echada, es sólo cuestión de tiempo. —

América 2.1

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