Lecturas recomendadas

Caminemos juntos no solo en la iglesia

En Venezuela tenemos la necesidad de refundar este país, de escucharnos, ponernos de acuerdo, tener metas comunes. El país necesita ponerse en “modo sínodo” para ahorrar tanto sufrimiento y enfrentar los grandes problemas

Luisa Pernalete:

El año pasado el papa Francisco convocó a la Iglesia Católica a un sínodo, lo cual supone una amplia consulta no sólo a los obispos, sacerdotes y religiosos y religiosas, sino a todo el “pueblo de Dios”, o sea a todos los cristianos católicos, para revisar la manera de proceder de la Iglesia, para revisar la manera de tomar las decisiones. Sínodo significa “caminar juntos”, y advierte el Papa, que no es un evento, que es un proceso, de hecho empezó en el 2021 y terminará a mediados del 2023. Los medios, nos dice el Papa, el diálogo, mucha democracia… Caminar juntos para llegar a una meta común no es entonces una carrera de obstáculos, que gane el más rápido, que se vayan quedando los más débiles en el camino. Para caminar juntos hay que estar atento a los que tienes al lado, acompañar, consultar, escuchar. No es, repito, un evento, sino que debe convertirse en un modo de proceder, un modo de ser Iglesia-pueblo de Dios.

Pero no es del sínodo eclesial que voy a escribir. De eso tal vez escriba más adelante, sino de la necesidad que tiene el país de ponernos en “modo sinodal”. ¿No le parece bonito eso de “caminar juntos”? Vea que no hablo de olimpíadas a ver quién llega primero, por supuesto, mucho menos hablamos de imponer un discurso, o de poner zancadillas para que se queden algunos en el camino. Creo que en Venezuela estamos urgidos de escucha, de consulta, de ponernos de acuerdo ante problemas que están afectando a muchos, y por eso se requiere del esfuerzo de muchos. Veamos algunas dimensiones que requieren de “sínodo”.

Empecemos por el hogar. Según los expertos, con la pandemia y la cuarentena prolongada se ha incrementado la violencia intrafamiliar. Padres y madres tienen que ponerse de acuerdo en cómo educar a sus hijos sin maltratarlos, en cómo distribuir las tareas del hogar que no suponga un sobrecargo para la madre -lo usual- en administrar las emociones de manera que no se hieran unos a otros. Caminar juntos en el hogar significa enseñar y aprender a resolver los problemas por vía pacífica, escuchar sin juzgar. Ver entre todos retos de la casa. Fijar una rutina de común acuerdo. Poner algunas normas, como nadie grita a nadie, nadie ofende a nadie, nadie golpea a nadie.

Sigamos con la escuela. En educación estamos muy mal: ¿cómo se están sintiendo los alumnos? ¿Sienten que están aprendiendo? ¿Esta semipresencialidad ha reducido el fastidio, la angustia? ¿Se está haciendo algo más que “mandar tareas”? ¿Se mide el impacto de la educación en los estudiantes? ¿Cuántos tenemos fuera de las aulas? ¿Comen en sus casas? ¿Con hambre pueden aprender? ¿Los educadores han recuperado aprendizajes? ¿Están haciendo acompañamiento psicoafectivo a los estudiantes? ¿Están trabajando por competencias y siguen el viejo esquema de trabajar por contenidos? ¿Les alcanza el salario para ir a los centros educativos? ¿Por qué las escuelas de educación se están quedando vacías e incluso hay cerradas? ¿Quién les acompaña? Y las familias: ¿pueden con la carga de acompañar a sus hijos en sus estudios? Son muchas las preguntas que debemos hacernos para salvar a la educación en Venezuela.

En la calle, ¿cuántos choferes hablan por su celular mientras manejas? ¿Cuántos accidentes se han producido por esa mala costumbre que puede ser mortal? ¿Por qué nos cuesta tanto respetar el semáforo? ¿Medimos las consecuencias de irrespetarlo? ¿Por qué a los peatones les cuesta tanto atravesar la calle por las esquinas, haya rayado o no? ¿Los ciclistas y motociclistas por qué se tragan las flechas? ¿No piensan cuando lo hacen? ¿Sería posible ponernos de acuerdo en la calle para respetar las normas de tránsito por el bien de todos? ¿Qué hacemos con los fiscales que en vez de poner orden matraquean?

Tal vez lo más complicado es cómo caminar juntos los de las “oposiciones” y los de los gobiernos. ¿Será posible que se escuchen entre ellos y que escuchen a los ciudadanos? ¿Será posible que oigan el clamor de tanto enfermo sin recursos, de tanto trabajador -médicos, enfermeras, educadores- con salarios que no alcanzan ni para comer, ni para transportarse? ¿Pedir que se cumpla con el artículo 91 de la CRBV puede ser causal de detención? ¿Cumplir con el “debido proceso” es mucho pedir? ¿Se podrán sentar de nuevo -con mediadores- para enfrentar los grandes problemas de país, reactivar la economía, mejorar los servicios públicos, que los funcionarios estén para defender a los ciudadanos y no para agredirlos? ¿Respetar las reglas del juego cuando hay procesos electorales? ¿Caminar juntos a favor del pueblo que sufre es misión imposible?

Yo creo que sería proponer “caminar juntos” aunque a uno lo tilden de ingenuo, es un derecho que tenemos como ciudadanos. Esto es lo que llamo poner al país en “modo sinodal”. ¿Usted qué opina?.-

@luisaconpaz

Correo del Caroní/19 Feb, 2022 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba