Pbro Pedro Antonio Uzcátegui Moreno
Con el Padre Pedro Moreno se cierra un ciclo de los sacerdotes merideños de los años previos al Concilio Vaticano II y promotor de las reformas conciliares
Cardenal Baltazar Porras Cardozo:
El 4 de septiembre cumplió el Padre Moreno 89 años de vida. Diez días después entregó su alma al creador. Nativo de la Azulita donde vio la luz en 1933, como hijo de una familia de siete hermanos. Entre su pueblo y Tovar realizó los estudios primarios que completó en el Seminario San Buenaventura de Mérida. En 1950 pasó al Seminario Interdiocesano de Caracas para los estudios eclesiásticos de filosofía y teología. Recibió la tonsura, las órdenes menores y el subdiaconado en Caracas de manos de Mons. Rafael Arias Blanco. El diaconado y el presbiterado en Mérida, el primero se lo confirió Mons. Acacio Chacón Guerra y el segundo el arzobispo coadjutor Mons. José Humberto Quintero Parra el 15 de agosto de 1958. Era el último sobreviviente de esa generación del clero merideño.
Posteriormente realizó estudios de sociología religiosa en Roma y Lovaina (1960-62) y en la Universidad de los Andes en la Facultad de Humanidades obtuvo la licenciatura en Letras (1974). Uno de sus primeros encargos, párroco de El Morro, Acequias y Aricagua, formando parte de los llamados “curas camineros” que abrieron junto con los lugareños las primeras carreteras hacia los pueblos del sur, llevando casi a hombros los primeros jeeps, vehículos automotores todo terreno para comunicar aquellas fértiles tierras con la capital y favorecer el desarrollo integral de las comunidades campesinas arraigadas en esos vastos parajes.
Cura en Tovar y pionero de la parroquia espíritu Santo de Ejido en la que cultivó la participación laical. Capellán de prisiones, cultivador de los medios de comunicación social, y autor de varias obras en las que recoge sus experiencias pastorales y los recuerdos de su lar nativo La Azulita. En los últimos años, jubilado de responsabilidades pastorales directas, se jactaba de ser un servidor de los hermanos sacerdotes que le pidieran su auxilio. Desde su casa en El Carrizal se desplazaba y compartía con regularidad las reuniones del presbiterio.
Hombre inquieto y sensible a las necesidades de los más necesitados, lo recuerdo desde mis años de seminario menor en el que contemplábamos el excelente equipo de futbol del mayor, siendo él pieza clave junto con nombres como Vicente Hernández, José Schetino, Alberto Arteaga, en los encuentros con las escuadras de los mejores colegios de Caracas. Profesor de diversas materias en centros educativos de la zona del Mocotíes, de Ejido y Mérida. Propulsor de los nuevos ministerios laicales, crítico y perspicaz ante toda injusticia, buen amigo y cultivador de la amistad sacerdotal.
Con el Padre Pedro Moreno se cierra un ciclo de los sacerdotes merideños de los años previos al Concilio Vaticano II y promotor de las reformas conciliares. Sus restos reposarán en el Panteón Sacerdotal de El Espejo junto a muchos de sus hermanos con quienes compartió iniciativas pastorales. Descanse en paz, servidor bueno y fiel. Las exequias serán presididas por el Arzobispo Coadjutor y el presbiterio el viernes 16 de septiembre. Oremos por su eterno descanso.-
14-9-22