Comunicación para la Comunión
El Vaticano II incluyó los comunicacionales entre los “maravillosos inventos de la técnica”

Mons Ovidio Pérez Morales:
“La evangelización, anuncio del Reino, es comunicación: por lo tanto, la comunicación social ha de ser tenida en cuenta en todos los aspectos de la transmisión de la Buena Nueva”. A esta frase de Puebla (DP 1063) el CPV añade: “Toda comunicación de la Iglesia -o en la Iglesia- debe ser evangelizadora y estar, en algún sentido, al servicio de la evangelización” (PMC 5).
A estas frases realmente claves cabe añadir esta otra: “el sentido último de la comunicación es la comunión” (PMC 85). El Vaticano II incluyó los comunicacionales entre los “maravillosos inventos de la técnica” y así tituló un documento específico: Decreto Inter Mirifica”. El desarrollo ulterior doctrinal y pastoral en la materia ha superado una concepción fundamentalmente instrumental y la comunicación pasa a ser categoría acompañante, íntimamente ligada a la comunión, la cual se define, nada más ni nada menos, que como línea teológico-pastoral del mensaje cristiano. Está por ello omnipresente en todas las dimensiones de la evangelización. Todo lo que es y hace la Iglesia en su misión es y ha de ser comunicacional. Pensemos, por ejemplo, en el ars celebrandi de la actuación litúrgica y en el testimonio caritativo de la Iglesia. En la parte del Juzgar, el documento de nuestro Concilio es particularmente rico en apreciaciones. Allí aparecen desarrollos de gran riqueza como el sentido comunicacional trinitario, Cristo como el “gran comunicador” centro de la comunicación humano-divina, la revelación como auto comunicación de Dios (Cf. 74-79).
El salto científico-teconológico-cultural que caracteriza el presente momento histórico tiene en lo comunicacional y en la vida sus dos exponentes capitales. Esto hace que desde diversos ángulos lo comunicación ocupe un papel capital en la praxis evangelizadora, la pastoral de la Iglesia.
El Actuar de PMC trae desafíos y orientaciones pastorales claves. Allí aparecen los imperativos de responsabilidad social, articulación de los medios propios y formación de agentes pastorales; allí se desarrolla también lo relativo a libertad y derechos, así como lo tocante a la generación de la opinión pública.
La socialidad del ser humano, que aparece ya en el Génesis, ha de ser entendida como praxis comunicacional orientada hacia la comunión inter humana y humano-divina, de la cual la Iglesia es y ha de ser signo e instrumento, sacramento.-