Cronología de 84 meses de bloqueo comercial binacional
Todo apunta a que este lunes, 26 de septiembre, los siete años de bloqueo, que se tradujeron en 84 meses de crisis y zozobra para Táchira y Norte de Santander, llegaron a su fin. Antes de dar inicio a una nueva etapa para la frontera, urge hacer un paseo por los hechos que marcaron a San Antonio, Ureña, La Parada, Cúcuta y El Escobal, con el propósito de entender lo que viene para una zona que le abre las puertas nuevamente a su dinamismo natural: ¡lo formal!
Con el 19 de agosto de 2015, la frontera más viva Latinoamérica se fue desdibujando hasta perder su brújula, dándole paso a episodios que hicieron engorrosa la salida a una crisis que se enraizó y fue haciendo mella en un sector productivo que iba perdiendo fuerza con la migración de sus talentos. La oscuridad en el túnel se hizo larga. Hoy la crinología busca crear un precedente para que la historia no vuelva a repetirse.
2015
El año de la desazón
Un ataque contra de tres militares y un civil, aparentemente perpetrado por paramilitares en San Antonio del Táchira, llevó a Nicolás Maduro, a anunciar el cierre de frontera, en horas de la noche. La noticia la vieron millones de ciudadanos a través de sus televisores. Esa alocución del primer mandatario fue el génesis de la debacle social, política, cultural y económica entre el estado andino y el departamento neogranadino.
Al día siguiente, el 20 de agosto, arrancan las primeras 72 horas de cierre de los puentes que conectan a Venezuela con Colombia. Ese lapso parecía corto y fácil de asimilar, pero no fue así: 24 horas después se conoce el Estado de Excepción por 90 días en las jurisdicciones fronterizas, abriendo así las posibilidades de un bloqueo indefinido, que dio paso a una informalidad que ganó terreno en las trochas.
La confusión seguía reinando en la ciudadanía a solo dos días del cierre. Cientos de comerciantes no sabían qué hacer, sentían que sus derechos, como los del resto de la población, no estaban garantizados. En la comuna La Guadalupe, mejor conocida como La Invasión, la Operación Liberación del Pueblo (OLP), provocó estragos que, a la fecha, aún se mantienen frescos en la mente de muchos.
Decenas de paramilitares fueron detenidos por la OLP, varias casas fueron marcadas y varios grupos de colombianos se vieron en la obligación de atravesar el río Táchira, con las pertenencias que lograron sacar de sus casas sobre sus hombros, tras la deportación. Estos escenarios dieron paso a los primeros acercamientos entre los cancilleres, sin éxito alguno.
Con una frontera cuyo rostro se iba desfigurando raudamente, el régimen hace su primer acción humanitaria: abre paso para los niños de la frontera, lado venezolano, que hacían vida estudiantil en Colombia, en especial en las zonas de La Parada, El Rosario, el Escobal o la ciudad de Cúcuta.
Ya para el 20 de octubre, Nicolás Maduro anuncia la prórroga de 60 días más del Estado de Excepción en los municipios fronterizos, lo que avivó el malestar de una población que buscaba regresar al dinamismo que los había caracterizado en San Antonio y Ureña, dos ciudades de gran potencial comercial e industrial´.
2016
Las damas de blanco
- El 5 de julio de 2016, más de 500 personas, en su mayoría mujeres ataviadas de blanco, cruzaron el puente internacional Francisco de Paula Santander, en Ureña, y con dirección a Colombia, luego de romper con un cordón que tenía dispuesto la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), a escasos metros del tramo binacional.
- La acción de las mujeres de blanco fue espontánea. Nace tras meses de preocupaciones y riesgos por las sinuosas rutas de las trochas. El 26 de febrero, casi tres meses antes de la irrupción de las damas, se dio la apertura para el paso de vehículos de carga pesada vacíos.
- A ocho días de que se cumpliera el primer año de cierre, Nicolás Maduro y el entonces presidente, Juan Manuel Santos, acuerdan una apertura ordenada, controlada y gradual. Dos días después de ese anuncio, el 13 de agosto, abren paso peatonal diurno por los puentes internacionales Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander.
- Ese día, según cifras aportadas por autoridades en el vecino país, pudieron cruzar cerca de 25.000 personas. El 24 de septiembre de 2016, Venezuela reactiva el comercio con el vecino país a través del paso de gandolas de carga pesada.
- Trascurrieron tres meses, específicamente el 12 de diciembre, el Gobierno de Maduro estimó una fuga de 300.000 millones de bolívares en billetes de 100. Al otro día, ordenó el cierre de frontera y duró 20 días.
2017
Tarjeta de Movilidad Fronteriza
La implementación de la Tarjeta de Movilidad Fronteriza, por parte de Migración Colombia, a partir del 16 de febrero de 2017, le restó flexibilización al tránsito de peatones por los pasos formales. Un mes antes, Venezuela abre las primeras ocho casas de cambio con el fin de lograr un “equilibrio de la moneda”.
Otro punto que se hizo sentir, a dos años del cierre, fue la migración masiva de venezolanos que se registró sobre los tramos internacionales, a raíz de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), un accionar por parte del chavismo que desinfló las pocas expectativas de miles de venezolanos que añoraban un respiro político y económico.
Para el 30 de abril, ambos gobiernos permitieron el paso por los puentes de caso 500 vehículos que se hallaban represados en ambos lados. La medida fue rápida y no dio pie a cambios que favorecieran el ritmo, poco positivo, que estaba arropando a la frontera entre Táchira y Norte de Santander.
Las balaceras se vuelven frecuentes en las cercanías al puente Simón Bolívar, debido a las disputas entre grupos irregulares por los espacios. La primera, de muchas que se avecinaban, se presentó el 20 de septiembre de 2017.
2018
Nuevo sistema de verificación
Para los primeros días del mes de febrero del año 2018, Colombia deja de emitir la Tarjeta de Movilidad Fronteriza y recrudece los controles para el paso de venezolanos, escenario que agudizó el malestar de una ciudadanía que veía, cada día más lejos, el retorno del dinamismo formal y natural.
Cinco meses después, la hermana nación pone en marcha un nuevo sistema para la verificación de la TMF, afianzándose así un documento que se convirtió en requisito fundamental para hacer el tránsito pendular: ir a La Parada o Cúcuta, por ejemplo, y retornar en horas de la tarde o noche, luego de cumplir con las diligencias.
Para el último trimestre de 2018, específicamente en el mes de noviembre, Migración Colombia reactiva la emisión de la Tarjeta de Movilidad Fronteriza, dándole la posibilidad a miles de ciudadanos que aún no habían logrado obtener el documento.
Aunque fueron menos los hechos que englobaron a esos meses, en comparación con los años que le antecedieron, no dejaron de ser trascendentales para una sociedad que seguía pidiendo a gritos el regreso de la frontera más viva de Latinoamérica.
2019
14 millones de venezolanos pasaron por la frontera
Pese a ser un año de grandes tensiones políticas y sociales, la movilidad en 2019 no se vio interrumpida. El 23 de febrero de ese año, los puentes vuelven a cerrarse tras el intento de la oposición de pasar desde Colombia y hasta Venezuela, lo que calificaron como ayuda humanitaria. Ese día, los puentes fueron una trinchera de enfrentamientos.
La marca más palpable de esa fecha, fueron los contenedores, obstáculos que estuvieron a punto de cumplir tres años sobre los tramos binacionales. Durante cuatro meses, los venezolanos se vieron en la necesidad de usar las trochas: La Platanera, Las Pampas y Los Mango fueron testigos de ríos de gente que las atravesaban.
El 8 de junio, el régimen decide reactivar el paso peatonal, regresando así la marea de gente sobre los pasos formales. Era común ver a personas regresar de Colombia con costales de alimentos como forma de rebusque; otros iban a cobrar sus remezas. También estaban los que migraban.
Había días en los que el ritmo por el puente internacional Simón Bolívar registraba la cifra de 40 mil transeúntes, según cifras aportadas por el entonces alcalde William Gómez. Los días de menor movilidad presentaban una movilización de 20 a 25 mil ciudadanos, la mayoría en un tránsito pendular.
Para el Viernes Negro, celebrado en el mes de noviembre, Gómez estimó que más de 100 mil ciudadanos inundaron la avenida Venezuela. Ese día, hubo un “tsunami” de personas en una frontera que se quedaba pequeña frente al elevado número de viajeros que arribaban a diario de diversas regiones del país.
2019, según la cifra aportada por el exalcalde a La Nación, 14 millones de venezolanos pasaron por la frontera: De esta cifra, el 70 % (9.800.000) llegó al Terminal de Pasajeros de la ciudad fronteriza, mientras que un 30 % (4.200.000) lo hizo en vehículos particulares.
2020
Llega la pandemia
- El viernes 13 de marzo, el gobierno del expresidente de Colombia, Iván Duque, anuncia, en horas de la noche, el cierre de frontera con Venezuela por el arribo de los primeros casos relacionados con la COVID-19, el virus que paralizó al mundo.
- Cientos de connacionales, ante el lóbrego escenario provocado por el virus, decidieron retornar a su país. La frontera se convirtió en un receptor de venezolanos que no aguantaba el golpe asestado por la pandemia a la economía del país donde residían como migrantes.
- Frente a este panorama, se crearon los Puntos de Asistencia Social Integral (PASI), en sus diversas modalidades. Las instituciones (escuelas y liceos), fueron usadas para albergar, por días, a grupos de ciudadanos que ingresaban a la nación en medio de una enfermedad de la que no se sabía mucho.
- El municipio Bolívar se convirtió en el gran epicentro: Punto de Asistencia Social Integral Especial (PASIE), para los contagiados; Punto de Asistencia Social Integral de Campaña (Pasic), que funcionó en el terminal de pasajeros de San Antonio; Punto de Asistencia Social Integral Municipal (Pasiemu), Punto de Asistencia Social Integral para Migrantes Internos (Pasiemi) y Punto de Asistencia Social (PAS), este último se habilitó en la aduana principal, por donde ingresaban los connacionales.
- Aunque hubo otros PASI en municipios como Pedro María Ureña y San Cristóbal, el protagonismo lo tuvo la Villa Heroica, como también se le conoce a San Antonio. Se estima que más de 120 mil connacionales retornaron por esta frontera, en especial por el puente internacional Simón Bolívar.
- El toque de queda y estado de aislamiento total, acompañaron cada una de las estrategias implementadas en los PASI. Los primeros meses, cientos de connacionales pasaban días durmiendo en La Parada, en carpas improvisadas, mientras les llegaba el turno de entrar por el puente.
2021
Retiran los contenedores
Los primeros meses del año 2021, también estuvieron arropados por la pandemia. A medida que las primeras vacunas llegaron a la frontera, el escenario fue flexibilizándose y la informalidad – lo que reinó en siete años de cierre –, empezó a llenar nuevamente los espacios, pero aún con medidas de bioseguridad.
A la par, se fue intensificando el número de reuniones entre los sectores productivos y las autoridades regionales y municipales, para ir adelantando las posibilidades de que el comercio formal se reactivara por Táchira y Norte de Santander. Para ello, urgía que los contenedores fueran removidos de los tramos binacionales.
El Acuerdo de San Antonio, desarrollado en septiembre de 2021, en el auditorio del Seniat, ubicado en la aduana principal, dio pie para varios avances que, aun así, dejaron algunos sinsabores en quienes veían muy cerca la reapertura de la frontera colombo-venezolana.
Para el 4 de octubre, los contenedores del puente de San Antonio, el Simón Bolívar, fueron removidos en medio de un acto gubernamental que limitó el acceso a la prensa nacional, regional e internacional. Cuatro días después, el 8 de octubre, y sin tantas restricciones, retiraron los de Ureña.
El próximo paso significativo fue la reapertura para los peatones del puente internacional Simón Bolívar: 25 de octubre. Ese lunes, sin anuncio oficial, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), comenzó a dejar que la gente pasara, sin importar el motivo que lo condujera al otro lado. La noticia se dispersó y los funcionarios alegaban que se trataba de un “plan piloto”.
Al día siguiente, martes 26, el entonces designado protector del pueblo, Freddy Bernal, actual gobernador de la región andina, llegó al puente a confirmar la reapertura para el tránsito de personas. Quedaba menos de un mes para la fecha de las elecciones.
Quince días trascurrieron para que el puente de Ureña, el Francisco de Paula Santander, también fuera reactivado para el paso de peatones. A comparación con el paso formal de San Antonio, este registra una circulación más tímida y, en muchos casos, con mayores flexibilizaciones de las autoridades.
Cuando faltaban ocho días para que cerrara 2021, el sector productivo de ambos países intentó el paso de las primeras gandolas por el puente de Ureña. Una del lado venezolano y otra del lado colombiano, se hallaban listas para hacer el trayecto. Las autoridades de Colombia recularon mientras en Venezuela decían “nosotros estamos listos, preparados”.
2022
Anuncian la anhelada fecha
- Sin duda, este año será recordado como el del cambio. Tras siete años de una montaña rusa que estuvo a punto de descarrilarse por completo, los habitantes de frontera se mantuvieron firmes en la lucha. El primer paso es significativo: reactivación comercial con la circulación de las 10 primeras gandolas.
- A las reuniones que también se sostuvieron en diversos escenarios del Táchira o Norte de Santander, se suman dos acuerdos de frontera, el primero celebrado en la ciudad de San Cristóbal y el otro en Cúcuta.
- El triunfo de Gustavo Petro, en la segunda vuelta presidencial del vecino país, dio paso a que se anunciara, por parte de ambos mandatarios, la reapertura de frontera. El paso de vehículos particulares y de transporte público, le otorgaría a la zona una reapertura completa. Se prevé que sea en tres meses, cuando esté operativo el puente internacional de Tienditas.
- El 26 de septiembre se perfila como el inicio de una nueva etapa para Táchira, en Venezuela, y Norte de Santander, en Colombia.
Desde el anuncio de fecha para la reapertura de frontera, el pasado 9 de septiembre, y hasta la actualidad, la zona ha registrado un ritmo acelerado y enfocado en la reorganización de los tramos binacionales: los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, los dos habilitados para la circulación de vehículos de carga pesada.
Llegó el día. Los espacios cercanos al puente de San Antonio lucen despejados, limpios, sin obstáculos. En días previos a la reactivación, obreros de ambas naciones agilizaron sus manos para darle un rostro más amable y ordenado al paso formal. La ciudadanía no paró su tránsito por el puente y observaba, con cierto escepticismo, los cambios que se daban.
Mientras Colombia pintaba y recuperaba algunos puntos específicos del puente Simón Bolívar, Venezuela retiraba barandas de la aduana principal y la mega carpa de Acnur. Todo daba a entender que el tramo más emblemático entre Táchira y Norte de Santander, sería activado para el tránsito de gandolas. Fue así. El ministro del Transporte neogranadino, Guillermo Reyes, lo confirmó.
Ingenieros de Invías, en Colombia, desfilaban frecuentemente por el puente. “Aún no sabemos si se va a asfaltar. Estamos esperando la orden”, decían cuando se les consultaba al respecto. Al final, no hubo ni asfaltado ni bacheos en la vía. Solo en La Parada se presentaron algunos trabajos con asfalto caliente.
Las vallas empezaron a ser enfiladas. Primero lo hizo Colombia, pues Venezuela estaba concentrada en terminar de pintar los espacios de la plaza La Confraternidad, la aduana y el puente. Carros institucionales entraban y salían de los accesos al puente. Una vez más, el Simón Bolívar protagonizará un nuevo episodio, con la diferencia de que, en esta ocasión, sellará el adiós a siete años de bloqueo.
“Es la única manera de que arreglen y hagan algo por mejorar lo espacios”, soltaban transeúntes al ver los virajes que se registraban sobre un trayecto que ha experimentado, en los últimos años, acontecimientos que le restaron a su dinamismo natural y formal. Las autoridades, tratando de pasar desapercibidos, se acercaban a supervisar.
Nada interfirió con la circulación diaria de los transeúntes. Los trabajos se dieron a la par del movimiento acostumbrado. Las labores más engorrosas las dejaban para la noche, cuando el desplazamiento de ciudadanos cesaba a partir de las 9:00 p.m., hora de cierre para el retorno a Venezuela.
Las reuniones binacionales y la presencia de autoridades nacionales, signaron los últimos días de bloqueo en el puente. Anuncios ratificaron que nada truncaría la puesta en marcha del intercambio comercial de dos naciones que, pese a las querellas políticas, nunca han dejado de ser hermanas. La historia lo ha sustentado.
El sector productivo se muestra muy entusiasta. Han puesto todo su esmero en la reapertura. Necesitan agarrar nuevamente el timón del barco, pues los últimos siete años se tradujeron para empresarios, comerciantes y aduaneros en 84 meses lóbregos, en donde las circunstancias no jugaron a su favor.
Hoy, 26 de septiembre, 10 gandolas: cinco colombianas y cinco venezolanas, se alistan para atravesar el puente. Lo que se respira es optimismo, anhelos fervientes de ver renacer la frontera. Todo indica que será así.