«Si Armenia cae, Europa será islamizada»: el obispo Abrahamyan denuncia la pasividad de Bruselas
Silencio occidental ante las matanzas de Azerbayán en Nagorno-Karabaj
En los últimos días ha circulado por las redes sociales un breve vídeo, cuya autenticidad ha corroborado el gobierno de Armenia, en el que se ve a soldados de Azerbaiyán asesinar en el acto a soldados armenios a los que acababan de hacer prisioneros. La agresión azerí sobre Nagorno-Karabaj a finales de 2020 revivió un viejo conflicto que es político (el expansionismo turco), pero también religioso (el expansionismo islámico), y vive en estas semanas un violento recrudecimiento.
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La Unión Europea, tan sensible a otros conflictos, está asistiendo con rigurosa pasividad a las matanzas de cristianos armenios y a la destrucción de su patrimonio cultural y religioso, solo mitigados por la presencia de tropas rusas de interposición.
En noviembre de 2020 Armenia entregó un territorio que incluye, entre otros tesoros históricos, el monasterio de Dadivank, fundado por San Dad, uno de los discípulos del apóstol San Judas Tadeo. Remonta su origen al siglo IX y ya fue destruido en 1145 por los turcos y reconstruido.
Así lo denuncia el obispo Vrtanes Abrhamyan en una entrevista de Leone Grotti en el número de octubre de Tempi.
Más de 200 muertos, 7.600 desplazados, más de 200 casas destruidas, torturas y malos tratos infligidos a los soldados armenios capturados. Estos son los sufrimientos infligidos a Armenia por Azerbaiyán, que el 13 de septiembre inició una feroz campaña de bombardeos de tres días contra Ereván, la más grave ofensiva desde el final de la guerra de 2020.
El ataque, realizado con artillería y drones turcos Bayraktar Tb2, llevó al ejército azerbaiyano a apoderarse de diez kilómetros cuadrados de territorio armenio, antes de que Rusia consiguiera negociar un frágil alto el fuego con las partes.
Aunque la calma ha vuelto a la sombra del Ararat, Azerbaiyán está acumulando tropas a lo largo de sus fronteras al este, en los territorios de Nagorno-Karabaj conquistados hace dos años, y en la República Autónoma de Nakhichevan, el enclave azerbaiyano al oeste de Armenia. Todo indica que pronto podría iniciarse un nuevo intento de invasión, y a Vrtanes Abrahamyan no le sorprendería en absoluto.
El obispo de la Iglesia Apostólica armenia conoce la ferocidad de los soldados de Azerbaiyán. En 2007 fue nombrado líder espiritual del ejército armenio y todavía estaba en el cargo en 2020, cuando Bakú, con el apoyo de Turquía y de mercenarios islamistas sirios, invadió la República de Artsaj, arrebatando a los armenios tres cuartas partes del disputado territorio de Nagorno-Karabaj en una sangrienta guerra de 44 días que costó la vida a casi siete mil hombres y mujeres.
«Azerbaiyán y Turquía ven a Armenia como un cáncer«, confiesa Abrahamyan, invitado en Lombardía por la asociación Una voz en el Silencio a mediados de septiembre, en una entrevista con Tempi. «No se detendrán hasta que nos hayan eliminado a todos y nos hayan expulsado de nuestra tierra. Esta es la cruz que los armenios debemos llevar con dolor y orgullo y lo haremos hasta el final», continúa el actual primado de la diócesis de Artsakh, que incluye todo Nagorno-Karabakh.
El obispo Vranes Abrahamyan, durante una de sus recientes conferencias en Italia para dar a conocer la situación del pueblo armenio en Nagorno-Karabaj. El prelado agradece la presencia de tropas rusas ante la pasividad de la Unión Europea.
-Excelencia, Azerbaiyán vuelve a violar el derecho internacional. Pero esta vez no se contenta con Nagorno-Karabaj, sino que ataca directamente a Armenia.
-¿Y dónde está la novedad? No hay científico, historiador o diplomático que no sepa que su objetivo, y el de sus amigos turcos, es eliminarnos por todos los medios: militares y diplomáticos. Los azeríes se guían por la ideología del pan-turquismo, vienen de Asia pero se sienten amos en nuestra casa. Desgraciadamente tienen de su lado a la comunidad internacional, que ha vendido a Armenia por interés. A nadie le importa esta guerra.
-¿Se sienten abandonados?
–Estamos solos ante esta amenaza y es un gran dolor para nosotros. Hemos pedido ayuda a la Unión Europea, pero no la hemos recibido: ha permanecido inmóvil y en silencio, no le importa esta escalada.
-¿Por qué, en su opinión, Europa no se moviliza ante la invasión de Armenia como lo ha hecho para la de Ucrania?
-Porque está chantajeada por Turquía. Ankara no tiene diplomáticos especialmente buenos, pero tiene 3,7 millones de inmigrantes sirios en su territorio y con esta arma puede amenazar y asustar a Europa para que se calle. Me gustaría saber qué pasa por la cabeza de los dirigentes europeos: ¿no se dan cuenta del riesgo que corren? ¿No se dan cuenta de que si permiten a Turquía hacer lo que quiere también acabarán islamizados?
-Se sabe muy poco sobre lo que ocurre en los territorios de Nagorno-Karabaj conquistados por Azerbaiyán en 2020. Forman parte de su diócesis, ¿cuál es la situación?
-La población armenia huyó y Azerbaiyán aprovechó la oportunidad para destruir nuestro patrimonio cultural. En primer lugar, arrasaron todas las iglesias recién construidas. En cuanto a las más antiguas, intentan borrar todo rastro armenio y afirman que son iglesias albanesas.
-¿Intentaron evitarlo?
-Nuestro catolicón Karekin II ha escrito a todas las instituciones mundiales, incluida la Unesco, pero en dos años nadie ha enviado un equipo para vigilar la situación y proteger nuestros monumentos. Nuestras iglesias tienen siglos de antigüedad, no solo son patrimonio armenio o cristiano, sino que pertenecen a toda la humanidad. Nos resulta doloroso ver que incluso la Unesco guarda silencio ante este escándalo, que solo puede definirse de una manera.
-¿Cuál?
–Genocidio cultural. Los azeríes siempre lo han practicado, tanto durante la guerra de 1992-1994 como en 2016. Aprendieron bien de su maestro, Turquía, cuyos padres fundadores organizaron el genocidio de 1915.
-Armenia forma parte de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) junto con Rusia. Según el artículo 4 de esta alianza militar, Moscú debía intervenir en defensa de Ereván. ¿Por qué no lo ha hecho?
-Rusia considera toda la región del Transcáucaso como un territorio bajo su esfera de influencia, por lo que sin duda esperamos más atención por parte de Moscú. Tienen la tarea de mantener la seguridad en nuestra región. Deberían hacer más, pero también sabemos que sin las fuerzas de paz rusas en Artsaj estaríamos solos a merced de los azeríes. Y por ello les damos las gracias.
-El primer ministro de Armenia, Nikol Pashinyan, ha declarado en el Parlamento que estaba dispuesto a llegar a un acuerdo con Azerbaiyán para lograr la «paz», incluso a costa de ser acusado de «traición» por la población armenia. ¿Qué piensa usted de esto?
-No será la firma de Pashinyan en un papel lo que nos garantice la paz, que hasta ahora ha sido salvaguardada por la sangre derramada por nuestros soldados. Puede que Pashinyan quiera ceder Artsaj, pero los armenios saben que no es ni puede ser nunca parte de Azerbaiyán.
»El territorio siempre ha estado habitado por armenios, pero ha sido disputado desde que José Stalin lo asignó a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán en 1923. Nagorno-Karabaj permaneció así hasta 1991, cuando se declaró independiente en un referéndum apoyado por una abrumadora mayoría de la población (99,98%).
»Nagorno-Karabaj siempre fue armenio, y nunca azerí, hasta el periodo de la URSS. Pero incluso cuando Stalin la unió con Azerbaiyán, la decisión fue aprobada por un decreto de la Comisión Electoral Central del Partido. Si Pashinyan, sin siquiera una comisión, quiere vender Artsakh a Azerbaiyán, habrá hecho algo peor que Stalin.
-Armenia es el primer país del mundo que adoptó el cristianismo en el año 301. Su causa debería ser querida por los países de la UE, al menos en teoría. ¿Podría la indiferencia de Bruselas estar motivada por el debilitamiento de la identidad cristiana europea?
-No lo creo. Incluso cuando Europa estaba en el corazón de la cristiandad, siempre hizo oídos sordos a las necesidades armenias. Sabemos lo que respondieron las cancillerías europeas cuando los armenios pidieron ayuda durante el genocidio: «Nuestros barcos no pueden escalar vuestras montañas».
»Pero también podría mencionar el Congreso de Berlín de 1878 [convocado para reorganizar los estados de la península balcánica tras la guerra ganada por los rusos contra el Imperio Otomano]. Los intereses armenios estaban representados por nuestro patriarca Mkrtich I Khrimian, considerado el padre de la nación. Los problemas entre los armenios y los turcos otomanos se incluyeron en el punto 161 de la discusión, a propósito para que no se discutieran. Cuando regresó a casa, sin haber podido defender su causa, el patriarca dijo: «Todos comieron de la sopa con cucharas de hierro, la nuestra era de papel y no quedó nada para nosotros». Incluso entonces, nadie en Europa se preocupaba por nosotros, pero un día pueden lamentar esta miopía.
-¿Por qué?
-Armenia es un dique: si cae, Europa será islamizada. Me pregunto cuándo entenderán esto nuestros hermanos cristianos. Para nosotros, el cristianismo no es un vestido que podamos ponernos y quitarnos a voluntad: es nuestra piel y no se puede cambiar. A lo largo de la historia nunca hemos traicionado a Jesús. Seremos felices si otros pueblos nos ayudan a llevar esta cruz.-
Traducido por Verbum Caro.