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Cardenal Omella abre la Asamblea Plenaria exigiendo a los políticos»grandes consensos» frente a las «leyes de profundo calado ideológico»

"Por desgracia hoy no vemos la misma capacidad de diálogo y de acuerdo en un escenario excesivamente polarizado, en el que se ha perdido buena parte de la confianza recíproca, un bien precioso para la convivencia social y para el funcionamiento de las instituciones"

El presidente de la CEE agradece a Argüello sus «servicios prestados con denuedo y lealtad a la Iglesia»

 

Omella advirtió de la «tentación de afrontar el futuro mirando al pasado», y de otro riesgo, «todavía más peligroso»: ante la realidad negativa, que «reaccionemos espontáneamente con una actitud de  autodefensa, sin detenernos con fe, con calma, con sensatez  evangélica, a discernir qué es lo que en estos momentos los  seguidores de Jesús deberíamos hacer»

 

Aquella torpe estrategia del «divide y vencerás» puede  beneficiar los intereses particulares de algunos, pero debe  ser siempre superada en todos los ámbitos en favor de esa fraternidad tan necesaria en situaciones de dificultad»

 

«Por desgracia hoy no vemos la misma capacidad de diálogo y de acuerdo en un escenario excesivamente polarizado, en el que se ha perdido buena parte de la confianza recíproca, un bien precioso para la convivencia social y para el funcionamiento de las instituciones»

 

«Son millones los creyentes cristianos y de otras religiones, pero también los no creyentes que defienden la vida,  que exigen a las Administraciones Públicas un trato positivo a favor del no nacido y de su madre»

 

El cardenal lamentó «una verdadera explosión de falsos casos de transexualidad que se afrontan de un modo que luego resulta irreversible,  con graves consecuencias para las personas»

 

“Es la hora de los hombres y mujeres de Estado que miran a largo plazo, de los que se atreven a tomar decisiones importantes para asegurar el bien y la prosperidad para las próximas generaciones y no el rédito partidista inmediato”

«Se intentan sacar adelante por la vía rápida una serie de leyes de profundo calado ideológico, sin ser debatidas con sosiego, sin escuchar el parecer de  las diferentes instancias científicas y éticas de nuestra sociedad. Tanto la nueva ley del aborto como la denominada “Ley Trans” inciden y afectan a los niños, adolescentes y jóvenes,  que están en un proceso vital de madurez»

Un discurso abierto, optimista, reivindicativo para un tiempo «que exige grandes consensos». A diferencia de su intervención en la Plenaria de primavera, en la que se notaba, y mucho, la ‘mano’ del todavía secretario general, Luis Argüello, las palabras que esta mañana pronunció el presidente de la Conferencia Episcopal fueron muy ‘omellianas’. Guante de seda en las formas, pero reivindicativo y crítico, especialmente con la polarización, la Ley Trans y la del Aborto. Y sin pistas visible de cara a la elección del nuevo secretario general, que parece más clara que nunca.

Arrancó Omella -por cierto, con bastante retraso, y con problemas a la hora de entregar los documentos- con un pésame al padre del Nuncio Auza, recientemente fallecido, y un agradecimiento a Argüello por «sus servicios prestados con denuedo y lealtad a la Iglesia que  peregrina en España». » Gracias, don Luis, por tu entrega, por tu buen hacer, por  tu talante, por tu ayuda, por tu actitud de escucha y tu bondad. Que Dios te bendiga, te guarde siempre en su paz y te ayude a ser un buen pastor de la Iglesia particular que te ha sido encomendada», glosó el presidente de la CEE, quien no quiso dar pistas acerca de quién será el elegido para dirigir la Casa de la Iglesia, aunque sí planteó toda una panoplia de retos para un tiempo que, admitió, «exige grandes consensos».

 

«No nos dejemos abatir»

«Vivimos una época difícil para nuestra Iglesia», admitió el cardenal de Barcelona, quien no obstante llamó a «amar el tiempo, el lugar y la realidad que nos toca vivir», una «oportunidad de profundizar en la fe, de mejorar nuestra vida cristiana, de ir a lo esencial».

«No nos dejemos abatir, porque  los nuevos desafíos pueden ser oportunidades de crecimiento, si los afrontamos con la pasión del que ha sido llamado  para ser luz en medio de sombras», apuntó el presidente de la Conferencia Episcopal, quien citando al Papa Francisco advirtió de la «tentación de afrontar el futuro mirando al pasado», y de otro riesgo, «todavía más peligroso»: ante la realidad negativa, que «reaccionemos espontáneamente con una actitud de  autodefensa, sin detenernos con fe, con calma, con sensatez  evangélica, a discernir qué es lo que en estos momentos los  seguidores de Jesús deberíamos hacer».

Inestabilidad social, económica y política

¿Y qué es lo que deben hacer? En primer lugar, «atender y escuchar en mundo que sufre», marcado por la pandemia, la guerra y «la inestabilidad social, económica y política nos ofrecen un panorama sombrío a primera vista».

Algunos de los presentes en la mesa presidencial de la CEE

Algunos de los presentes en la mesa presidencial de la CEE

Junto a la situación económica, «la crispación política no ayuda a resolver los problemas ni a ofrecer serenidad a la ciudadanía», explicó el presidente de la CEE, quien animó a «hallar la confianza necesaria y el empuje anímico  para salir de esta situación». No todo es malo: Omella quiso «agradecer de corazón» el «esfuerzo continuo» de quienes «trabajan intensamente para promover el empleo, sostener la economía y hacer real la solidaridad con los más necesitados».

La Iglesia, como gran madre de familia, «no es ajena a este sufrimiento». Así, apuntó Omella, «queremos mirar el mundo desde los ojos del que sufre, del que se queda al margen, del que experimenta la soledad,  del que no llega a final de mes, del que no puede recibir  la asistencia que necesita, del que padece alguna enfermedad… Queremos, en definitiva, mirar con los ojos de Jesús,  seguir sirviendo con alegría al que lo necesita y compartir la  esperanza que Cristo nos da».

‘Bienaventuranzas’ del político

En tercer lugar, el presidente de la CEE lanzó «un grito profundo a la acción en comunión», frente a la falta de «voluntad de trabajo en común» que se observa en las respuestas políticas. «Aquella torpe estrategia del «divide y vencerás» puede  beneficiar los intereses particulares de algunos, pero debe  ser siempre superada en todos los ámbitos en favor de esa fraternidad tan necesaria en situaciones de dificultad», glosó Omella, quien quiso «agradecer de corazón la labor de los políticos de cualquier  signo que trabajan por el bien común», a quienes dedicó las ‘Bienaventuranzas del político’ escritas por el cardenal Van Thuan.

«Es la hora de los hombres y mujeres de Estado que miran a largo plazo, de los que se atreven a tomar decisiones  importantes para asegurar el bien y la prosperidad para las  próximas generaciones y no el rédito partidista inmediato»

«Es la hora de los hombres y mujeres de Estado que miran a largo plazo, de los que se atreven a tomar decisiones  importantes para asegurar el bien y la prosperidad para las  próximas generaciones y no el rédito partidista inmediato», reclamó el cardenal de Barcelona, en un llamamiento al trabajo por el bien común, con la mirada puesta en un año cargado de citas electorales.

Tras la mirada general a la actualidad, el presidente de la CEE lanzó «algunos retos urgentes en los que la Iglesia, desde el ámbito que le  corresponde, quiere cooperar activa e intensamente con las  administraciones públicas, los agentes sociales y la sociedad  civil en su conjunto», reclamando abordarlos unidos para evitar «ineficacias,  ineficiencias, duplicidades, mal uso de recursos, y, sobre  todo, reduciremos el número de hermanos y hermanas más  vulnerables y afectados».

Sala de la Plenaria

Sala de la Plenaria

Defender la familia ante la crisis

El primer punto giró en torno a «recuperar el valor y la belleza de la familia», echando mano de los datos de Cáritas y Foessa, que muestra que más de 13,1 millones de personas están en riesgo de pobreza o exclusión en España y que pone difícil una «paz social» que es posible gracias a los esfuerzos de las familias, «una gran fuente de estabilidad social» que, lamentó, «nuestros dirigentes siguen sin potenciar ni agradecer su valor para el bien de la sociedad».

Omella recordó los máximos históricos en los precios del alquiler, la precariedad laboral y el invierno demográfico, así como la falta de conciliación. «Se necesitan políticas que  apuesten por la familia», así como «unas políticas de acogida ordenada de inmigrantes para que puedan integrarse dignamente en nuestra sociedad».

«Este déficit de nacimientos  puede ser una oportunidad para poder acoger a hermanos y hermanas de otros países que quieran venir a España.  Los necesitamos, pero es necesario planificarlo correcta mente para protegerlos de los abusos y de la impiedad de  las mafias», planteó el presidente de los obispos españoles. Que, por cierto, no dedicó una coma al tema de los abusos sexuales en la Iglesia.

Dependencia y paliativos

«No podemos dejar el drama del paro, la precariedad laboral y la creciente pobreza exclusivamente bajo el amparo de las familias y de las iniciativas civiles y eclesiales», destacó Omella, quien lamentó que las políticas sociales «se queden en discursos de buenas intenciones y no se ejecuten proyectos concretos», especialmente en lo tocante a las ayudas de la ley de Dependencia.

A su vez, Omella, reclamó un acceso real a los cuidados paliativos, y lamento la «soledad no deseada» que viven más de dos millones de mayores en nuestro país, que viven solos. «Una sociedad que no cuida a los más frágiles es una sociedad que está en vías de extinción. Ha llegado el momento  de acordar un gran pacto de rentas que permita a las familias superar con cierta dignidad este tiempo de travesía por el  desierto. La crisis reclama acuerdos efectivos de los grandes  partidos y de los agentes sociales para combatir la pobreza,  para preservar y generar nuevos empleos y para garantizar  la viabilidad de nuestro sistema de bienestar».

El Nuncio, Bernardito Auza

El Nuncio, Bernardito Auza

En este punto, el presidente de la CEE volvió a reivindicar los Pactos de la Moncloa de la Transición, que «implicaron sacrificios que  fueron asumidos por todos con responsabilidad y sentido del bien común». «Por desgracia hoy no vemos la misma capacidad de diálogo y de acuerdo en un escenario excesivamente polarizado, en el que se ha perdido buena parte de la confianza recíproca, un bien precioso para la convivencia social y para el funcionamiento de las instituciones».

Ideologías de género, Ley Trans y Aborto

«Desde nuestra responsabilidad como Iglesia, invitamos  a los políticos y a los agentes sociales a superar juntos las  dificultades del momento presente. Nunca es tarde para tejer  de nuevo los mimbres de lo que el papa Francisco ha denominado «amistad social»«, subrayó Omella, antes de abordar cuestiones relativas a la infancia y la juventud, que «muestra síntomas de sufrimiento» debido, en su opinión, a «la inestabilidad familiar y la crisis de identidad provocada por las ideologías de género«.

Fue especialmente crítico el cardenal de Barcelona con el nuevo Proyecto de Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, donde «se refuerza el derecho del fuerte sobre el débil, cerrando los ojos  a todos los avances de la ciencia que documentan que, en  el seno de una mujer embarazada, existe una nueva vida  distinta de la suya, que es preciso cuidar, acoger y defender».

«Son millones los creyentes cristianos y de otras religiones, pero también los no creyentes que defienden la vida,  que exigen a las Administraciones Públicas un trato positivo a favor del no nacido y de su madre», reivindicó Omella, quien critico las «prisas» a la hora de formular este tipo de legislaciones sobre el aborto, especialmente en lo tocante a menores.

Silvia Rozas y Julián Barrio

Silvia Rozas y Julián Barrio

«En este difícil contexto, en medio de la crisis económica  y social que estamos viviendo, se intentan sacar adelante por la vía rápida una serie de leyes de profundo calado ideológico, sin ser debatidas con sosiego, sin escuchar el parecer de  las diferentes instancias científicas y éticas de nuestra sociedad. Tanto la nueva ley del aborto como la denominada “Ley Trans” inciden y afectan a los niños, adolescentes y jóvenes,  que están en un proceso vital de madurez», denunció el cardenal, quien aseguró que «la llamada autodeterminación de género, auténtica  piedra angular de esta norma, no tiene fundamento médico  ni científico, y supone transformar en ley el mero deseo de  personas, en muchos casos jóvenes en proceso de madurez,  que pueden ver comprometido seriamente su futuro con actuaciones para las que ya no existe vuelta atrás», apuntó, señalando lo que denominó como «una verdadera explosión de falsos  casos de transexualidad que se afrontan de un modo que luego resulta irreversible,  con graves consecuencias para las personas».

Mesa rural, Economía de Francisco, Concilio, Sínodo…

Finalmente, en la tercera parte de su discurso, Omella planteó algunas propuestas desde la Iglesia para consruir «otro mundo posible», como la mesa del mundo rural o la Economia de Francisco, así como «nuevas iniciativas de evangelización, promovidas por los laicos en comunión con sus pastores», que «están ayudando a redescubrir lo que les es propio y a incrementar la acción coordinada y sinodal entre todos».

Entrando a valorar la primera etapa del Sínodo, Omella invitó a «revitalizar a la propia Iglesia, fortaleciéndola en su comunión y dinamizándola para la misión», más que «que posicionamientos ideológicos o doctrinales». Todo con el objetivo de «recuperar el primado de la evangelización».

También recordó el presidente de la CEE el 60 aniversario del concilio Vaticano II y sus llamados a combatir la mundanidad y el involucionismo, al tiempo que recordó que «la Iglesia celebró el concilio para darse». A los 40 años del histórico viaje de Juan Pablo II a España, el cardenal de Barcelona recordó «sus palabras siempre alentadoras». «Hoy, invitamos nuevamente a todos los fieles católicos a renovar su compromiso con Cristo en la misión de ir y anunciar el Evangelio por el mundo entero», culminó.

El cardenal Omella ha cerrado su discurso hablando “con especial gratitud” de la Peregrinación Europea de Jóvenes a Santiago de Compostela a primeros de agosto. Ha destacado el “espléndido ejemplo cívico” de los jóvenes que “nos recordaron a todos que somos peregrinos y que Europa se construyó peregrinando. Caminaron llevando la bandera de la paz, tan necesaria en este momento histórico, y siendo testigos de que el Evangelio es la fuente de la esperanza en medio de una humanidad herida por la pandemia y por la guerra. Ojalá que los países en guerra encuentren pronto la paz, especialmente, en Ucrania. Seamos todos constructores de paz”. –

 Jesús Bastante/RD

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