Episcopado de Venezuela y Colombia exhorta a que se respete el derecho a la movilidad humana
Este martes finalizó la visita pastoral de las directivas de las Conferencias Episcopales de Venezuela y Colombia en el municipio de Necoclí, del departamento de Antioquia, donde los Obispos constataron que el flujo migratorio mixto en Urabá Darién continúa y sigue generando restos continuos para todos los actores.
Fabiana Ortega – RCL:
El puerto de Necoclí es conocido como el «cuello de botella» de los miles de migrantes que esperan apiñados su turno para cruzar la peligrosa selva del Darién y seguir la ruta hacia Estados Unidos. Justo en este punto geográfico se reunieron este martes las presidencias de las Conferencias Episcopales de Venezuela y de Colombia para acompañar a los migrantes venezolanos, haitianos y ecuatorianos, como muestra de solidaridad y apoyo a esta población.
Aunque en un principio se había propuesto visitar el mismísimo paso clandestino del Tapón del Darién, la visita se dio fue en el departamento de Antioquia de la nación neogranadina. Por Venezuela asistieron Monseñor Jesús González de Zárate, Arzobispo de Cumaná y presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal y vicepresidente CEV.
Los temas tratados fueron la caracterización de la última ola de migrantes que se realiza con la familia extensa, incluido niños, adolescentes y ancianos; la trata de personas; la explotación sexual y laboral; los niños y adolescentes migrantes sin acompañantes.
En un comunicado conjunto que emitieron la tarde de este martes, ambos episcopados dan constancia que el flujo migratorio mixto en Urabá Darién continúa y sigue generando retos continuos para todos los actores.
Frente a este fenómeno, ambos episcopados solicitaron «se respete el derecho de la movilidad humana, se acoja al forastero, se supere todo nacionalismo cerrado y violento, frenando toda actitud xenófoba, los desprecios y maltratos a los extranjeros».
También hicieron un llamado para que se acompañe por todos los medios, especialmente desde la institucionalidad, a los migrantes para evitar la trata de personas, la violencia de género, la explotación laboral y sexual especialmente de niñas, niños y adolescentes.
Exhortaron, a su vez, a todas las entidades púbicas a promover rutas seguras de tránsito, ordenadas, informadas, reguladas, al tiempo que exigen se respeten los derechos humanos.
La agenda de dos días, concluyó con una reunión que sostuvo la Iglesia con el grupo Inter gerencial migratorios mixtos, donde se hicieron presentes la Defensoría del Pueblo, Migración Colombia, UNICEF, Organización Internacional de Migraciones, ACNUR, Cruz Roja Colombiana, entre otros.
Consientes que el problema no es de una sola nación sino regional, tanto los obispos venezolanos como colombianos se comprometieron a priorizar todas las iniciativas y proyectos para ayudar a los migrantes por medio de las pastorales sociales y las Cáritas de Venezuela y Colombia, según reseña la página oficial de la Conferencia Episcopal de Colombia.
Con información de Prensa Conferencia Episcopal Venezolana y Conferencia Episcopal de Colombia