Trabajos especiales

¿Pudo salvarse Judas? ¿Fue perdonado? ¿Hubo algo diabólico? Esto dicen los santos y las Escrituras

Uno de los personajes que más dudas, interés, controversia o incomprensión genera en los primeros tiempos de la Iglesia es Judas. Una figura “tan inquietante como fascinante” que, frente a la clásica “demonización” con que se abordaba su estudio, surge ahora una “rehabilitación” de su figura, presentándole como “víctima y mártir”. Este debate es solo uno de los que el padre Jean-Marc Bot, párroco en la diócesis de Versalles, profesor y con amplia experiencia en los novísimos y postrimerías, plantea en su reciente Judas. El drama del duodécimo apóstol (San Pablo), donde ofrece en poco más de 100 páginas una visión equilibrada sobre todas las hipótesis y curiosidades al respecto.

1º El siervo de Satán, ¿un Judas demonizado?

Uno de los primeros aspectos sobre los que Bot llama a la reflexión es el estrictamente psicológico. En el caso de Judas, escribe, “la asociación de lo humano y lo diabólico es inmediata”, pues al carecer de elementos que describan moral y espiritualmente la influencia del mal en Judas, “la mente humana suele contentarse con juicios simplistas” y la imagen que resulta es unívoca: se demoniza al traidor, responsable del prendimiento de Jesús, de su posterior sufrimiento y finalmente de su muerte.

Aquel relato acabó generando un “mito del villano”, el nombre de Judas “se convirtió en etiqueta e insulto” y, al fin, “el personaje histórico desapareció tras su caricatura”, llegando a ser considerado el “siervo de Satán”, describe Bot.

2º Una primera leyenda negra contra la Iglesia

Precisamente en aquella visión transmitida sobre Judas se encuentra el origen de una primera “leyenda negra” de la Iglesia vertida contra los Padres de la Iglesia, como responsables de ser los vertebradores de un supuesto odio cristiano al judaísmo a través del “apóstol infiel”. Los más señalados fueron Orígenes, San Agustín y, especialmente, San Juan Crisóstomo.

Algo que, según Bot, carece de todo fundamento y de sus escritos se puede comprobar que “en ningún momento trata de justificar el odio contra nadie”. Al contrario, subraya, “por lo que se refiere a Judas, ofrece como ejemplo la paciencia y la amabilidad que Jesús demuestra para instar al amor por los enemigos y a acabar con toda violencia entre los cristianos”.

Para Bot, “un antijudaísmo verdadero, de desprecio, hostilidad y persecución contra los judíos en tanto que judíos no existe en ningún texto del Nuevo Testamento”, lo que tampoco observa en los Padres de la Iglesia. “Veo más bien en ellos una buena salud espiritual que se atreve a enfadarse cuando es necesario contra los enemigos, de dentro o de fuera, judíos o no judíos”.

Judas. El drama del duodécimo apóstol, de Jean-Marc Bot.

Judas. El drama del duodécimo apóstol, de Jean-Marc Bot.

3º La visión buenista: «Algo excusable por la debilidad humana»

Frente al exceso de demonización, el sacerdote también sale al paso de la vertiente opuesta, que define como una “banalización” por la que los hechos de Judas se reducen a la consideración de que “cualquier pecado es perdonado de antemano por la misericordia divina”.

Según esta consideración, “se quita importancia a su caso, dejando de lado su dimensión diabólica y su endurecimiento final. Se afirma que lo que hizo no fue más grave que lo que hizo Pedro”, y que “su traición fue únicamente una negación pasajera, excusable por la debilidad humana”. En resumen, se asume una “postura compasiva” con la que se busca demostrar “que no estamos juzgando, condenando, que mantenemos abierta una puerta para la salvación de su alma”. La consecuencia final de esta visión, que el sacerdote cuestiona, sería que “Judas obtiene el perdón de Dios a priori, con un efecto automático para su salvación eterna”.

4º La tesis de los santos…

Frente a la tesis del “perdón incondicional”, el autor contrapone la tradición y, concretamente, la “realidad histórica incuestionable” de los santos, muchos de los cuales afirman de forma rotunda la condenación de Judas “por su desesperación suicida”.

Abordando profundamente el debate, Jean-Marc Bot matiza que los santos, aunque puedan afirmarlo, no deben ser vistos como propagadores de la falta de misericordia. Al contrario: los santos, “que viven la fe, el amor y la esperanza hasta el más alto grado, con la mayor humildad, no dudan en trabajar por la salvación de todos, pues saben que no todos están salvados”.

5º … y algunas de sus citas falsas

Por la profundidad de su estudio, Bot es consciente de las múltiples citas falsas que buscan reformular la reputación de Judas, como la de Jean Guitton. Según él, el mismo Cristo le habría dicho a Santa Gertrudis que “ni de Salomón ni de Judas te diré lo que he hecho, para que no se abuse de mi misericordia”. Cita que el sacerdote niega categóricamente, pues según su estudio de las obras de Santa Gertrudis, publicadas en Sources Chrétiennes, “la santa no recibió nunca estas palabras del Señor”.

No es la única cita falsa ampliamente divulgada. También Santa Teresa de Lisieux ha sido víctima de “interpretaciones tendenciosas” como es el caso de Edward Schillebeeckx al asegurar que la santa habría dicho: “Creo que el infierno existe, pero que está vacío”. Una afirmación que el sacerdote Descouvemont, experto conocedor de la santa, considera impensable, pues es sabida la asiduidad de Teresa a conferencias sobre los novísimos y postrimerías.

6º Judas, ¿el héroe de la fe?

Más allá de quienes afirman categóricamente la condena de Judas como algo imposible se encuentra un “exceso de idealización” que según el autor está en auge desde hace dos siglos y que afirma la hipótesis que sitúa a Judas como corredentor junto a Jesús. Una opinión “al margen de la doctrina común” y que pretende “no solo eximir de su culpa al apóstol, sino elevarle a la cima del heroísmo religioso”, llegando incluso a identificar a Judas con Jesús.

7º La actitud de la primera Iglesia hacia Judas

Según el sacerdote, las conclusiones a extraer sobre Judas quedan anunciadas en los Hechos de los apóstoles y en la “sustitución” por un nuevo apóstol.

En los Hechos, Bot encuentra la confirmación de que “la Iglesia nunca rehabilitó a Judas”, sino que “lo sustituyó y luego se olvidó de él, excepto en los relatos evangélicos. Nunca pidió que se orase por él, ni que se intercediese en su favor. Pedro pide que otro ocupe su puesto -un sustituto, no un sucesor-“.

En ese momento en que Pedro hace esta declaración, continúa el sacerdote, “no se eleva ninguna voz para adoptar la defensa de Judas, honrar su memoria, orar por su alma; ni siquiera la voz de la Virgen María. Ha perdido su condición de discípulo de Jesucristo. Su nombre va a ser olvidado enseguida, en beneficio de otro que tenga las cualidades requeridas”. Y Matías será el elegido.

8º La mejor perspectiva sobre Judas

En numerosas ocasiones a lo largo del libro, el autor subraya y define la importancia de la misericordia en la fe cristiana, pero añade que una visión distorsionada de la misma no debe llevar a interpretaciones erróneas de sucesos que ya han sido concluidos por la Iglesia:

“Hoy día, la mejor perspectiva que puede adoptarse sobre la Pasión de Cristo es la del Catecismo de la Iglesia Católica”, asegura el padre Bot, extrayendo del mismo que “la salvación eterna está reservada a quienes han optado libremente por amar. Quienes crean que no hay nadie en el infierno, deberían interesarse por la suerte de Judas, porque él es el único individuo identificado que la Santa Escritura llama `hijo de la perdición´”.

Judas. El drama del duodécimo apóstol, está a la venta en Ediciones San Pablo.-

Imagen referencial: Jesús conversa con Judas Iscariote en el Monte de Olivos justo antes de entregarlo. / Fotograma de La Pasión de Cristo

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