El discurso de Ratisbona: cuando Al-Qaeda amenazó de muerte a Benedicto XVI, «el devoto de la cruz»
En su discurso, Benedicto XVI solo pretendía mostrar la inconsistencia de transmitir la fe por medio de la violencia. El tiempo y las repercusiones contra sus palabras le dieron la razón
Unos lo consideraron “el discurso del siglo”. Para otros fue el pretexto para anunciar “la caída de Occidente” y la causa que justificó una oleada de ataques contra la Iglesia católica. Sin embargo, una crisis diplomática, el asesinato de una monja en Somalia y decenas de iglesias asaltadas fueron la constatación del discurso que Benedicto XVI emitió en Ratisbona: “La difusión de la fe mediante la violencia es algo insensato”.
El 12 de septiembre de 2006, Benedicto XVI pronunció un discurso ante 1500 académicos y científicos de la Universidad de Ratisbona, donde ejerció anteriormente como profesor de teología.
Bajo el título de Fe, razón y universidad. Recuerdos y reflexiones, las palabras de Ratzinger pretendían ofrecer algunas consideraciones sobre la necesidad de que tanto desde la Iglesia como desde la Universidad continuase el debate de Dios a través de la razón.
Durante su discurso, Benedicto destacó que pese al escepticismo de los entornos académicos, «seguía siendo necesario y razonable interrogarse sobre Dios por medio de la razón», debate que debía producirse «en el contexto de la tradición de la fe cristiana».
El origen de la polémica, 600 años atrás
Uno de los documentos a los que se refirió el Papa alemán en su discurso fue Diálogo con un musulmán, escrito por uno de los últimos emperadores de Bizancio, Manuel II (1350-1425).
El emperador, que gobernó entre 1391 y 1425, era conocido por su interés por la religión, sus profundos conocimientos y su afición a la lectura y escritura. Durante su regencia, Manuel II tuvo que hacer frente a no pocos asedios contra sus territorios, destacando el del sultán del imperio otomano, Bayaceto I.
Poco antes de ser coronado, el futuro emperador se encontraba como rehén en las tierras del imperio enemigo cuando participó en un diálogo con un cadí (en los países musulmanes, juez especialista en derecho musulmán) de Bayaceto sobre el cristianismo y el islam, valiéndose de un miembro de la corte hijo de padres cristianos como intérprete.
La difusión violenta de la fe, «algo insensato»
La polémica se produjo a raíz del texto citado por Benedicto en su discurso, el séptimo de los diálogos mantenidos entre el emperador y el cadí.
En ese fragmento, el mismo Papa observó como Manuel II se dirigió a su interlocutor “con una brusquedad que nos resultaría inaceptable” para preguntarle por la relación entre la transmisión violenta de la religión y el islam.
“Muéstrame también lo que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás solamente cosas malas e inhumanas, como su disposición de difundir por medio de la espada la fe que predicaba”, inquirió el emperador al cadí otomano.
“El emperador”, continúa Ratzinger de inmediato, “después de pronunciarse de un modo tan duro, explica luego minuciosamente las razones por las cuales la difusión de la fe mediante la violencia es algo insensato. La violencia está en contraste con la naturaleza de Dios y la naturaleza del alma”.
Crisis diplomática, asesinatos y persecución
El discurso de Ratisbona fue víctima de una campaña de acoso y desprestigio internacional contra la figura del Papa desde el mundo islámico, que osciló desde respuestas diplomáticas hasta otras marcadas por la crueldad y la violencia.
Desde el gobierno iraní, su portavoz Gholamhossein Elham advirtió de que “el Papa hizo bien al dar explicaciones”, que consideró “necesarias pero no suficientes”. Más adversa fue la reacción de los gobiernos de Sudán y Marruecos, que llamaron al embajador del Vaticano para pedir explicaciones. Semejantes pronunciamientos tuvieron lugar en Kuwait y Arabia Saudí.
La respuesta diplomática no fue la única. 10 años después, sor Leonella Sgorbati, religiosa de 65 años que trabajaba en un hospital infantil de Mogadiscio (Somalia) fue asesinada en respuesta al discurso de Ratisbona. También falleció su guardaespaldas, conductor y padre de cuatro hijos, Mohamed Osman Mahamud. La religiosa llevaba cerca de treinta años trabajando en África, y ya ha sido declarada beata y mártir.
Sor Leonella Sgorbati, la religiosa asesinada en represalia a las palabras de Benedicto XVI en Ratisbona, ya ha sido beatificada y declarada «mártir de la caridad».
En Nablus (Cisjordania), un grupo de hombres armados incendiaron la puerta de una iglesia católica antes de abrir fuego contra el edificio y darse a la fuga. Fue una de las decenas de iglesias que fueron atacadas e incendiadas tras la polémica, destacando estas cinco de Palestina.
No fueron pocas las amenazas proferidas contra el Papa por grupos yihadistas. En Basora (Irak), la quema de la efigie del Pontífice por 500 manifestantes se unió a las amenazas proferidas por Al Qaeda, que “continuará la yihad hasta la caída de Occidente”.
También el grupo Ansar al-Suna dedicó esta amenaza a Italia: “Para ustedes tenemos la espada, en respuesta a su arrogancia”. Semejantes consignas se trasladaron a otros países y grupos, como este del consejo de los Muyahidin: “Al devoto de la cruz le decimos que él y Occidente serán derrotados como en Iraq, en Afganistán y en Chechenia”.
No todas las repercusiones fueron negativas. De hecho, hubo instituciones que felicitaron al Papa por sus palabras dedicadas al encuentro entre la fe y la razón. Así lo hizo la Universidad de Tubinga, al conceder el premio “Discurso del Año” al pronunciado por Benedicto en 2006.
Así finalizó «la peor crisis diplomática» vaticana
Al emplear este texto, y como el mismo Benedicto afirmaría más tarde, nunca pretendió ofender a los seguidores del islam. De hecho, realizó varias intervenciones expresando unas disculpas que no siempre fueron aceptadas.
Su primera aparición pública tras la polémica fue en su residencia de Castelgandolfo: “Estoy profundamente apenado por las reacciones provocadas por un breve pasaje de mi discurso en la Universidad de Ratisbona, considerado ofensivo para la sensibilidad de los creyentes musulmanes, aunque se trataba de una cita de un texto medieval, que no expresa de ningún modo mi pensamiento personal”, lamentó.
De hecho, Benedicto llegó a emitir dos rectificaciones solemnes, hasta cuatro gestos de distensión diplomática y modificó su propio discurso, añadiendo hasta 13 notas aclaratorias de lo expresado, que se pueden consultar en el documento oficial.
En la tercera nota, referida al párrafo que suscitó la polémica, lamentó definitivamente que la cita se considerase como su propia opinión personal.
“Espero que el lector pueda captar que esta frase no expresa mi valoración personal frente al Corán”, escribió. “Citando el texto del Emperador Manuel II intentaba únicamente evidenciar la relación esencial entre Fe y Razón. En este punto estoy de acuerdo con Manuel II, sin hacer mía sin embargo, su polémica”, añadió Benedicto.
La que llegó a ser definida como la peor crisis política y diplomática de la historia reciente del Vaticano llegó a su fin el 25 de septiembre del mismo 2006.
Aquel día tuvo lugar el cuarto gesto de disculpa por parte de Benedicto al recibir a 22 diplomáticos de países musulmanes y una veintena de líderes islámicos italianos en Castelgandolfo, destacando la presencia de representantes de Irán, Irak, Pakistán, Turquía y Siria.
Sin embargo, la consigna transmitida por la cadena árabe que emitió el discurso del Papa Al Yazira no fue esperanzadora respecto al cierre definitivo del conflicto: “El Papa sigue sin disculparse”.