Cristianismo en Nigeria: dinámico, con conversiones… y sometido a una persecución silenciada
El obispo Wilfred Chikpa Anagbe, de la diócesis de Makurdi (Nigeria), no se anda con rodeos. El 14 de octubre intervino en el Parlamento Europeo para denunciar una "conspiración de silencio" sobre la suerte de los cristianos en Nigeria.
El norte de Nigeria sufre desde hace años un sangriento conflicto, especialmente motivado por los islamistas de Boko Haram. La vida en la región se ha vuelto muy difícil para los cristianos. Lo cuenta Rainer Leonardt en el número 354 (enero 2023) de La Nef.
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El obispo Wilfred Chikpa Anagbe, de la diócesis de Makurdi (Nigeria), no se anda con rodeos. El 14 de octubre intervino en el Parlamento Europeo para denunciar una «conspiración de silencio» sobre la suerte de los cristianos en Nigeria. Hay que decir que, aunque sigue siendo bastante ignorada por los informativos de televisión, la situación de los cristianos en gran parte de este país es realmente trágica.
La complejidad étnica
Independiente desde 1960, tras la colonización británica, Nigeria es el Estado más poblado de África, con más de 200 millones de habitantes, y con aproximadamente el mismo número de cristianos que de musulmanes. Es un Estado muy diverso, con distintas regiones geográficas que van desde el Golfo de Guinea hasta el Sahel, y con más de doscientos grupos étnicos.
Su situación es extremadamente difícil: aunque Nigeria posee recursos petrolíferos y una situación comercial ventajosa (el puerto de Lagos es el centro neurálgico de África Occidental), los ingresos son acaparados por una opulenta élite, mientras que la mayoría de la población vive en la pobreza y sobrevive gracias a la economía sumergida. Las infraestructuras son deficientes y la economía está estancada mientras la población se dispara.
La independencia de Nigeria está marcada por el predominio demográfico de tres grupos étnicos: los igbos, predominantemente cristianos en el Sureste, los yorubas cristianos, musulmanes y animistas en el Suroeste y los fulani, presentes en el Norte y predominantemente musulmanes. El intento de independencia de los igbos, cuyo territorio contiene la mayor parte de los recursos petrolíferos, desencadenó la sangrienta guerra de Biafra entre 1967 y 1970. Desde entonces, Nigeria ha alternado los golpes militares con la instauración de una frágil democracia, al tiempo que veía crecer sin cesar el número de Estados federados y su autonomía.
Mapa religioso de Nigeria: en marrón de distintas intensidades, la proporción de población musulmana.
Estos diversos males afectan a toda la población nigeriana. Pero los cristianos de Nigeria también se ven amenazados por el islamismo. Aunque Nigeria está dividida de muchas maneras, una de las principales divisiones geopolíticas es entre el Norte, de mayoría musulmana, y el Sur, de mayoría cristiana.
Tres amenazas a los cristianos
Durante la colonización británica, la zona norte permaneció bajo una administración indirecta que favorecía los intereses de una aristocracia musulmana mantenida al margen de toda formación moderna, mientras que la zona sur se abrió a la «modernidad» bajo la dirección de una élite mercantil e intelectual escolarizada y convertida masivamente al cristianismo (los pueblos que la habitaban eran antes seguidores de religiones animistas). Esto acentuó las divisiones entre el Norte y el Sur.
La persecución de los cristianos se concentra en el norte de Nigeria. La más visible es la de los grupos yihadistas. Estos han arraigado en Nigeria con el paso a la lucha armada del grupo Boko Haram, que puede traducirse como «la educación occidental es un pecado».
Boko Haram y el Estado Islámico llevan ensangrentando el noreste de Nigeria desde 2015. Aunque los grupos yihadistas tienen como objetivo a todos los nigerianos, ya sean cristianos o musulmanes, hay una diferencia en la naturaleza de su proyecto: mientras que, según su lógica, los musulmanes que no se adhieran a él deben morir o unirse a ellos, a los cristianos no se les permite vivir en los territorios por ellos controlados.
Los enfrentamientos entre pastores y agricultores constituyen una segunda amenaza para los cristianos. El calentamiento global y el crecimiento demográfico han llevado a los pastores nómadas, principalmente fulani en el Norte, a ampliar sus rutas de trashumancia cada vez más hacia el sur, invadiendo tierras agrícolas. Esto ha provocado enfrentamientos y conflictos.
Aunque los motivos son principalmente económicos, también tienen una dinámica étnica y religiosa, con pastores pertenecientes a grupos étnicos casi exclusivamente musulmanes en el norte profundo y agricultores sedentarios pertenecientes a grupos étnicos menos numerosos y a menudo cristianos.
Procesión del pasado Viernes Santo en Lagos, donde se representa el camino de Jesús al Calvario entre fuertes medidas de seguridad.
Como afirma Thomas Oswald, de Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), «los grupos de pastores fulani quieren expulsar a los sedentarios, y los cristianos son todos sedentarios y, por lo tanto, son un objetivo especial». Además, en el contexto de este conflicto se ha señalado el ataque a iglesias, que sin duda son acciones llevadas a cabo específicamente por motivos religiosos. El número de víctimas de estos enfrentamientos supera ya al de los atentados de grupos yihadistas y, debido a la naturaleza mucho más amplia de los grupos implicados, tienen un potencial real para desestabilizar Nigeria.
En 1999 se introdujo la sharia como sistema jurídico personal y penal en los doce Estados predominantemente musulmanes de Nigeria. En palabras de Thomas Oswald: «Aunque oficialmente la sharia en el norte de Nigeria solo se aplica a los musulmanes, las limitaciones legales que plantea dificultan mucho la construcción de iglesias y discrimina de hecho a los cristianos en los Estados del norte». En términos más generales, la aplicación de la sharia es un indicador de un mayor dominio simbólico y político de los musulmanes en los Estados en cuestión, en los que ya son mayoría.
Por último, quizá lo más preocupante para el futuro sea el auge de un fundamentalismo cultural aceptado entre los musulmanes del Norte. Un trágico ejemplo es el destino de Deborah Samuel.
Deborah Samuel Yakubu, apedreada y quemada por sus propios compañeros de universidad por dar gracias a Jesucristo por el aprobado en un examen. Pincha aquí para leer su historia.
Esta joven estudiante cristiana fue linchada y luego quemada viva por sus compañeros por publicar un comentario considerado «blasfemo» en WhatsApp. Se limitó a explicar que había aprobado los exámenes gracias a Jesucristo y expresó su vergüenza por el hecho de que el grupo de WhatsApp de su clase estuviera dedicado al discurso apologético musulmán. Tras su asesinato, la policía detuvo a dos sospechosos. Esto dio lugar a una manifestación que exigía su liberación y justificaba el asesinato de Deborah Samuel, que fue seguido por ataques a iglesias.
Como afirma Thomas Oswald, «el hecho de que se trate de un asesinato espontáneo cometido por jóvenes estudiantes es muy preocupante. Indica una permeabilidad de la juventud a las tesis musulmanas radicales». Algunos jóvenes musulmanes de Nigeria creen que la mera expresión de la fe cristiana puede justificar la muerte.
Perspectivas electorales
En este contexto, Nigeria celebrará nuevas elecciones presidenciales en febrero de 2023. El partido gobernante All Progressives Congress tiene su principal base electoral en el norte del país. Aunque un compromiso informal estipulaba que el presidente y el vicepresidente debían ser de religiones diferentes, por primera vez Bola Tinubu, el candidato musulmán del All Progressives Congress, eligió a un compañero de fórmula también musulmán.
Estas elecciones son un verdadero problema para los cristianos. Como explica Thomas Oswald, «la representación cristiana en el gobierno nigeriano se está debilitando. El atentado de Pentecostés en el estado de Benue, que se saldó con la muerte de cincuenta personas en una iglesia, no dio lugar a ninguna detención».
Además, cada elección cristaliza las diferentes polarizaciones políticas y religiosas y provoca un aumento de la violencia que, como hemos visto, afecta específicamente a los cristianos. En 2019, más de seiscientas personas murieron en este tipo de violencia electoral….
No obstante, hay signos de esperanza. El cristianismo en Nigeria tiene un fuerte dinamismo en el Sur y hay conversiones al cristianismo incluso en el Norte. En el caso de la Iglesia católica, Nigeria es uno de los países con más vocaciones religiosas, con la construcción de nuevos seminarios.
Entre otros institutos católicos, AIN apoya a la Iglesia en Nigeria, incluyendo la provisión de vehículos para la evangelización y el mantenimiento de la vida agrícola en el norte del país. Es de esperar que Nigeria pueda recuperarse y ofrecer por fin a su pueblo una vida digna.-
Traducido por Verbum Caro.