Entrevistas

José María Zavala: cuando lleguen los últimos tiempos, solo los santos plantarán cara al Anticristo

En «El reloj del Apocalipsis», su último libro, habla del fin del mundo

Se conoce como Reloj del Apocalipsis a una escala que mantiene el Bulletin of the Atomic Scientists desde 1947, en el inicio de la Guerra Fría, para señalar a cuántos minutos se encuentra la humanidad de la ‘medianoche’, esto es, de la destrucción como consecuencia de un enfrentamiento nuclear total.

El escritor, periodista y director de cine José María Zavala ha elegido ese peculiar instrumento como título de su último libro: El Reloj del Apocalipsis. Cómo sobrevivir a los últimos tiempos (Harper Collins). Aunque enseguida delimita conceptos, pues no son los hombres quienes marcan a Dios el momento de la segunda venida de Cristo.

-¿Hay una relación entre un hipotético conflicto nuclear y el fin del mundo escatológico?

-Son procesos independientes, en principio. La historia nos demuestra que sin ir más lejos en pleno siglo XX ya ha habido dos guerras mundiales y en el siglo XXI puede haber una guerra nuclear, que no significaría necesariamente el fin del mundo. Indudablemente, si esto sucediese, sería una auténtica catástrofe para la humanidad, pero no necesariamente, insisto, significaría el fin del mundo. El fin del mundo viene marcado por la segunda venida de Cristo a la tierra, la Parusía, y eso solamente Dios conoce el día y la hora.

-Una cuarta parte del libro está dedicada casi en su integridad al comunismo. ¿Por qué?

-El comunismo está muy ligado al mensaje de Fátima. De hecho, la primera aparición de la Virgen, en 1917, se produce el mismo año de la Revolución Rusa, donde la Virgen avisa de que la Primera Guerra Mundial terminará dentro de poco, pero advierte que estallará una guerra aún peor si la humanidad no retorna a Dios. En esa guerra, que es la Segunda Guerra Mundial, no se nos puede escapar que la Rusia comunista de Stalin ocupa un papel preponderante y de hecho, a raíz de la derrota de Hitler, y de la Alemania nazi, cobran un protagonismo indiscutible la figura de Stalin y su régimen de terror, que acaba con la vida de 60 millones de personas inocentes.

»El comunismo está siempre latente a lo largo del siglo XX y también ante el reinado de San Juan Pablo II, cuando gracias a su papel intercesor y a sus continuas oraciones se derriba el muro de Berlín y se produce una «conversión» de la Rusia soviética, con el desmantelamiento de la antigua Unión Soviética, después de un acuerdo entre Gorbachov y Juan Pablo II, que adquiere un papel preponderante en que eso sea posible.

-¿Hay un vínculo entre el mensaje de Fátima y los últimos tiempos?

-He dedicado dos libros a Fátima, unas apariciones que siempre me han atraído desde que era pequeño y con 6 años mis padres me llevaron por primera vez allí, al santuario: son El secreto mejor guardado de Fátima y El cuarto vidente de Fátima, que trata sobre una figura eminente como es el padre Nunes Formiguao, que está en proceso de beatificación y fue testigo presencial de las apariciones e interrogó a los pastorcitos mientras éstas se estaban produciendo.

»El mensaje de Fátima indiscutiblemente está ligado a los Últimos Tiempos. La Virgen, que es nuestra madre, que nos ama y vela por nosotros, nos recuerda a fin de cuentas el mensaje evangélico: convertíos o pereceréis. Esa es la clave de Fátima. Se ha hablado mucho de los secretos, de la polémica, pero se ha perdido de vista el eje central de las apariciones de Fátima, El momento en el que se producen, 1917, cuando la humanidad está enzarzada en la Primera Guerra Mundial, el mensaje principal de la Virgen es la necesidad imperiosa de retornar a Dios, de abrir el corazón de par en par a Cristo sin condiciones para vivir el cielo en la tierra.

-Le pregunto lo mismo respecto a otra figura histórica a la que ha consagrado libros y películas, el Padre Pío…

-El padre Pío tuvo siempre muy presente el mensaje mariano de Fátima. Tenía una predilección por estas apariciones. De hecho, en San Giovanni Rotondo se conserva un libro publicado en los años 50 que el padre Pío devoró. Él tenía mucha devoción a la Virgen y a la madre en sus diversas advocaciones, y además de Nuestra Señora de las Gracias y de la Milagrosa, la virgen de Fátima ocupaba un lugar preeminente en su devoción particular. El Padre Pío es un santo de los últimos tiempos: «Haré más ruido muerto que vivo», dijo, y está haciendo honor a su palabra. Hay muchas personas que por su intercesión (no olvidemos que el gran protagonista es Cristo) están retornando a Dios. Que es, a fin de cuentas, el mensaje mariano de Fátima.

Portada de 'El reloj del Apocalipsis' de José María Zavala.

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-Mencionó antes ese mensaje evangélico de «convertíos o pereceréis». En ‘El reloj del Apocalipsis’ se habla mucho también de la ira de Dios. Hoy es un lenguaje considerado inaceptable…

-La ira de Dios es una constante a lo largo de la Humanidad. La ira de Dios existe. Él es infinitamente misericordioso, pero también es infinitamente justo, y hay momentos a lo largo de la historia en los que se ve la intervención divina. Todo el mundo ha oído hablar de Sodoma y Gomorra, que desaparecieron del mapa, o por el contrario de Nínive, cuyos habitantes retornaron a Dios y salvaron sus vidas.

-¿Merece la humanidad un castigo?

-¿La humanidad merece ese castigo…? La humanidad, por su inclinación al pecado, merece todo el castigo, sin duda ninguna. Lo que ocurre es que Dios es infinitamente misericordioso y tiene también una paciencia infinita, pero también tiene una ira, en el sentido de que no puede tolerar que se invierta el orden natural de las cosas.

»Hoy vivimos tiempos en los que se ha dado la espalda a Cristo, en los que Cristo es para muchos un personaje histórico (Dios para los creyentes) que molesta, que incordia, que hay que eliminar de la vida diaria. Y precisamente la crisis que vive el mundo hoy (social, económica, política, institucional) es consecuencia de haber renegado de Dios.

»Sin Dios es imposible ser feliz. Las cosas materiales no llenan de ninguna manera. Nadie habla del índice de suicidios en España y entre los jóvenes. Mueren más jóvenes por suicidio que por accidentes de tráfico. Y eso es algo de lo que no se habla. ¿Por qué? Porque una sociedad que vive al margen de Dios es una sociedad necesariamente desesperanzada, sin metas, sin objetivos trascendentes, y el hombre no solo tiene cuerpo, sino también alma, y el alma pide una vida trascendente, más allá de lo material. El amor, el amor es Cristo, sin amor es imposible ser feliz y por eso hay tantas personas desesperanzadas que han perdido la paz y no tienen ningún rumbo en la vida.

-Rescata usted una obra poco conocida de San Vicente Ferrer, donde profetiza cuatro engaños…

El ángel del Apocalipsis, la obra tan desconocida del santo valenciano San Vicente Ferrer, nos habla del Anticristo, que está profetizado en el Apocalipsis. De ahí también el apodo con el que se conoce a San Vicente Ferrer, ‘el ángel del apocalipsis’, como reza el título de su obra, tan ignota.

»Él distinguía la sutileza, el engaño, la astucia, la maldad con la que el Anticristo tratará de engañar primero a las personas mundanas, a todos aquellos que están inmersos en los tres becerros de oro que Satanás ofrece al mundo: la lujuria, el poder y la riqueza. Les ofrecerá estos becerros y ellos los aceptarán de mil amores y ello supondrá, advierte San Vicente Ferrer, su propia condenación.

»El Anticristo también intentará engañar a los simples. Es curiosa la acepción de los simples. Por simples entendía el santo a quienes, cuando sobrevenga el castigo, tendrán el corazón puesto en el cielo, es decir, los buenos y rectos cristianos. Que también, ¡cómo no!, serán objetivo prioritario del Anticristo. ¿Y cómo se las ingeniará para engañarlos como a los mundanos? Pues haciendo ‘milagros’. En el Apocalipsis está claro que el Anticristo ‘el mono de Dios’, tratará de imitarle haciendo falsos milagros que será creídos por los llamados ‘simples’, que serán así engañados por el Anticristo.

»El Anticristo tratará también de seducir a los sacerdotes, a las personas consagradas. ¿Cómo? Ofreciéndoles los becerros de oro, exactamente igual que a los mundanos. Apartándoles de la administración de los sacramentos y sumiéndoles en una vida ajena por completo a la entrega a Cristo y al prójimo. Con eso se llevará por delante miles y miles de almas.

»Pero no solo los simples, no solo los mundanos, no solo los sacerdotes. También intentará engañar a los santos, aunque santo no hay nadie en la tierra, los santos están solo en el cielo. Pero, en palabras de San Vicente Ferrer, estas personas que él califica de perfectas y celestiales serán las que puedan, con la imprescindible ayuda de Dios, plantar cara al Anticristo, renegar de él, y por el contrario abrazar la fe de Cristo. Ellos serán pasto de la violencia más inusitada desatada por el Anticristo. Dicen los doctores de la Iglesia que no serán nada los tormentos de los mártires en toda la historia de la Iglesia comparado con los que sufrirán estos apóstoles de los últimos tiempos a manos del Anticristo.

-¿Cómo podemos prepararnos para ese tiempo de engaños?

-Las armas con las que tendremos que pertrecharnos todos para vivir los Últimos Tiempos, uno de cuyos signos será la llegada del Anticristo, son ni más ni menos que la frecuencia de sacramentos, empezando por la confesión y acabando por la eucaristía, y el rezo del santo rosario, al que el Padre Pío denominaba ‘el’ arma. El poder intercesor de la Santísima Virgen es abrumador. Satanás odia a la Virgen, pero es la Virgen la que pisa su cabeza, es la nueva Eva que ha ganado la guerra a Satanás, que ha sido condenado por toda la eternidad a los infiernos.

»De manera que (y lo dice Jesús, que es la verdad), si perseveramos en la frecuencia de sacramentos, y no solo ya en el cumplimiento de los diez mandamientos de la ley de Dios, sino en la lucha contra los siete pecados capitales, y si perseveramos en el amor que es Cristo y nos dejamos seducir por Él, Él es al final el que nos salva, el que nos redime. Porque si Cristo no es la piedra angular de nuestras vidas no hay salvación posible.

-Llevamos un rato hablando del Anticristo, al que dedica un capítulo entero del libro. Muchos lo creen solo una figura literaria o un recurso para películas de terror.

-Frankenstein, Drácula, los personajes que más horror nos han inspirado desde nuestra infancia son cosa de niños comparados con la figura perversa, malévola del Anticristo. El Apocalipsis es la Palabra de Dios, y la Palabra de Dios siempre se cumple, más tarde o más temprano.

»He tenido oportunidad de leer detenidamente el Antiguo Testamento (aprovecho para recomendar a todos los católicos hacerlo, pues muchas veces ignoramos la quintaesencia de nuestra fe, que está recogida en las Sagradas Escrituras), pero es increíble cómo las profecías del Antiguo Testamento se cumplen al pie de la letra en el Nuevo, empezando por la venida de Cristo o en detalles como la lanzada que recibe Jesús en la cruz, ya profetizada en el Antiguo Testamento.

»Pues bien: en el Apocalipsis se nos habla del Anticristo, pero no como un personaje ficticio, con la finalidad de crear desesperanza, terror, pánico, entre las personas, sino al contrario, con la esperanza de que la figura siniestra de ese hombre de pecado, de ese hijo de la perdición, como lo denomina San Pablo, sirva para acercarnos todavía más a la figura eminente de Cristo, el único Dios y Salvador.-

Carmelo López-Arias

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