Una Bitácora Cubana (LXXXVIII)
Cuba se cae a pedazos, pero también se va a pedazos; el mandarinato postcastrista no entiende -y no entenderá- la naturaleza de los sistemas económicos; el problema demográfico sigue imparable, y los problemas crecientes que enfrenta la dictadura en materia de deuda son prueba de que los tiempos del carisma de Fidel ya son cosa del pasado
Marcelino Miyares:
1–Comienza 2023 con muy malos auspicios para el régimen castrista.
Las notas que quiero compartir hoy dan varios mensajes: el cambio en Cuba es necesario a la vez que inevitable; la “ayuda internacional al régimen” aún persiste; Cuba se cae a pedazos, pero también se va a pedazos; el mandarinato postcastrista no entiende -y no entenderá- la naturaleza de los sistemas económicos; el problema demográfico sigue imparable, y los problemas crecientes que enfrenta la dictadura en materia de deuda son prueba de que los tiempos del carisma de Fidel ya son cosa del pasado. Estos tiempos de globalización económica, con sus fallas y sus carencias, su lucha casi sin cuartel, han dejado a un lado las ideologías. Lo que cuenta es cuánto tienes y cuánto me debes. Comencemos esta primera Bitácora de 2023.
¡Qué bueno es poder contar con la palabra orientandora de ese maestro pedagogo que es Dagoberto Valdés; siempre orientando en la senda del humanismo cristiano, usando palabras y ejemplos con vocación de ciudadanía. Para él, 2023 representa la búsqueda de “la esencia y hacer el cambio”. Lo resume así:
“Creo que los cubanos necesitamos comenzar este año 2023 previendo que, con mucha probabilidad, sea un año que comience muy mal pero que esta misma crisis terminal solo puede desembocar en un cambio en lo esencial. Esencial en la forma de vivir, un cambio del sistema político, económico y social, y el comienzo de la reconstrucción del país destruido y de la nación desintegrada”.
Debemos superar dos consecuencias de las seis décadas de dictadura: “la deshumanización de nuestra existencia y la paralización de la voluntad de cambio. Vale decir: el daño antropológico y la anomia social, que es la anemia de la voluntad para actuar y transformar la realidad”.
Y sigue a continuación, en esta excelente nota:
“Por eso me atrevo a sugerir, como cubano, solo dos actitudes, que como dos railes fundamentales pudieran servir de dirección y sendero para una transición pacífica, ordenada, ágil y eficaz en Cuba, protagonizada por los cubanos de la Isla y de la Diáspora. Esas dos actitudes serían: buscar lo esencial y hacer el cambio.
Buscar lo esencial
Es mucho el ruido existencial, nos distraen con una vida en la mentira y no solo diciéndonos mentiras aisladas. Toda la existencia en la que vivimos los cubanos es una mentira. Quieren que cambiemos nuestra vida real por una falacia inducida. La lucha cotidiana por la existencia nos hace perder el foco de nuestra vida. Cuando no hay proyecto de vida futuro perdemos el rumbo, se bifurcan los caminos, deambulamos por la existencia, la dispersión es la dinámica que marca la desintegración de nuestras vidas.
Por todos estos factores de desorientación, vivimos en lo circunstancial, en lo perentorio, en lo accidental. En medio de la lucha por la supervivencia no queda tiempo ni concentración para hacer silencio, mirarnos por dentro y buscar qué es lo esencial de nuestras vidas. Esta podría ser una buena pregunta para todos los cubanos. Muchas veces creemos que cambiar de geografía, vivir en otro sistema político o asumir otra cultura, vale decir, un estilo de vida extraño, pudiera hacernos felices y reconstruir nuestra vida. El destierro es un castigo terrible.
Es verdad que cambiar de sistema o de lugar puede arreglarnos la economía, darle valor a nuestro trabajo, incluso darnos la libertad. Esto es indiscutible y patente en muchos cubanos. El triunfo de muchos de nuestros hermanos en la Diáspora, lo demuestra fehacientemente. Sin embargo, la experiencia de los últimos años nos está diciendo que otros cubanos que llevan en sí el daño antropológico acumulado y sufren la anemia debilitante de su voluntad, no logran transformar su vida, adaptarse a otras culturas ni ser felices. Sencillamente porque no saben vivir la libertad, no aprendieron a ejercer la responsabilidad, no buscaron lo esencial en su proyecto de vida. Eso pasa aquí y pasa en cualquier latitud.
Por eso creo que la pregunta es pertinente para los cubanos que vivimos en la Isla y para los que luchan por progresar en cualquier lugar del mundo: ¿Qué es lo esencial en nuestras vidas? ¿Qué es lo circunstancial que puede mejorar o empeorar sin que se quiebre nuestra vida?
Lo esencial en la vida humana es aquello que es imperecedero e inmutable, y que constituye la substancia de nuestro ser, es decir, lo que es sujeto y no objeto. Lo que “subsiste” y está “por debajo” y como fundamento y sujeto de lo circunstancial y de los fenómenos que vivimos. Lo esencial es lo que define nuestra naturaleza y condición humana.
Según la antropología filosófica de inspiración cristiana, que es la matriz de la cultura occidental y de nuestra identidad nacional, lo esencial en todo ser humano, aquello sin lo cual deja de ser lo que es, lo constituye la “Imago Dei”, es decir, la “imagen y semejanza de Dios” que aparece al inicio mismo de la Biblia, en ese hermoso poema lleno de verdad y metáfora, en el libro del Génesis, capítulo 1, versículo 26. (…)
Entonces podemos decir, incluso en lenguaje laico, que la esencia de todo ser humano es su carácter trascendente, es decir, que su ser trasciende toda circunstancia terrenal y toda crisis. (…) condición que trasciende y atraviesa todo su ser: cuerpo, inteligencia, sentimientos, voluntad, carácter sociable y convivencia cívica.
José Martí, el apóstol de nuestra independencia, logró formular esa esencia humana y esa vida superior cuando sintetizó su aspiración suprema de esta forma: “Yo quiero que la ley suprema de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre” (Tampa, 26 noviembre 1891). El mismo Martí expresa de otra manera el mismo principio esencial: “Dígase hombre y ya se dicen todos sus derechos… Todo lo que divide a los hombres, todo lo que especifica, aparta o acorrala, es un pecado contra la humanidad”. (…)
Hacer el cambio en Cuba
Esencia y cambio entran en relación cuando lo que vivimos se opone a lo esencial de la vida humana. El cambio es, quizás, el mayor anhelo de la mayoría de los cubanos al comenzar este año 2023. Pero hay algo tanto o más importante que el cambio mismo: se trata de ¿hacia dónde queremos cambiar? ¿Qué es lo que queremos que cambie? y ¿Cómo debe ser ese cambio?
Dejo estas preguntas para “dar que pensar” a mis compatriotas, y también, como siempre, comparto, con todo respeto, mis propias respuestas. Como nos enseñó el Venerable Padre Varela, lo primero es pensar… por tanto, el cambio comenzará cuando logremos abstraernos de la distracción inducida desde el poder, cuando logremos trascender la angustia de la vida cotidiana y podamos identificar lo “esencial” de la condición humana y a partir de esa esencia imperecedera saber hacia dónde enrumbar el cambio en Cuba.
Cambio sin esencia es falacia. Cambio únicamente de lo circunstancial es gatopardismo. Cambio de lo económico sin cambio de lo político, lo social y lo espiritual, es reducir la esencia del ser humano a lo material, casi a lo animal. “No solo de pan vive el hombre” y resulta una ofensa a la esencia del ser humano y de todo cubano pensar que mejorando la comida, la luz, el agua y las “cosas”, lograremos cambiar la vocación de todo ser humano que es la libertad, el amor, la vida plena y la felicidad. (…)
Al comenzar el año 2023, he querido vislumbrar y sugerir la relación entre esencia y cambio, tanto en el ser humano que debe ser centro, sujeto y fin de todo cambio, como en la convivencia cívica que es parte indisoluble de la imagen del Dios trinitario del que hemos recibido el “soplo de vida”.
Este pudiera parecer un tema filosófico que nos sitúa fuera de la realidad. Ojalá que no sea así. Que reflexionar sobre la esencia del ser humano sea brújula y medidor de los cambios que Cuba necesita.
Que se hagan en este nuevo año 2023.
Momento de la firma del convenio educativo entre Honduras y Cuba. (Twitter/@SECAPPH)
2–En nota de Olea Gallardo, en 14ymedio, leemos que “Honduras contrata los servicios de Cuba para «refundar» su sistema educativo”.
El Gobierno de Xiomara Castro considera que «es de los mejores en el mundo» para «elevar el nivel cultural de la población».
Sería increíble. Si no fuera porque que el actual gobierno de Honduras es de alguna manera, en algunos aspectos, una expresión más de la colonización mental producida por el “socialismo del siglo XXI”, de financiamiento chavista (en los años de vacas gordas, con Hugo Chávez vivo), pero de evidente inspiración castrista.
La señora Castro, actual presidente de dicho país, tiene como mérito fundamental y definitorio de su llegada al poder, ser la esposa de Manuel Zelaya.
Una militante más de la actual izquierda latinoamericana, más colonizada que nunca por un feroz antinorteamericanismo, una dependencia ideológica ante esos ídolos -Castro, Che, Chávez- de una izquierda anquilosada, éticamente inhumana, mentalmente perezosa, ciega y sorda ante la realidad.
Diez enviados por La Habana a Tegucigalpa “ayudarán” a ese país a elaborar un nuevo diseño curricular académico que “cambie por completo el modelo educativo”.
El acuerdo durará tres años, y según oficiales del gobierno hondureño, el modelo cubano es “de los mejores del mundo”.
Claro, en el objetivo de formar esclavos pasivos y dependientes del poder, no ciudadanos autónomos.
Se menciona también en la nota que
La exportación de profesionales –principalmente médicos pero también docentes, ingenieros, marinos, arquitectos e incluso artistas– es la principal fuente de financiación del régimen, y está considerada por varias organizaciones internacionales, como Human Rights Watch o Prisoners Defenders, como trabajo forzado. (…)
“Tegucigalpa volvió a acercarse a La Habana tras la victoria electoral de Xiomara Castro, ex primera dama y esposa del ex presidente hondureño Manuel Zelaya, depuesto el 28 de junio de 2009 cuando promovía reformas constitucionales que la ley le impedía.
Antes de su elección como primera jefa de Estado mujer, medios y oposición habían alertado de que el programa de Castro seguía un plan chavista de «refundación nacional», algo que, a la luz del convenio recién rubricado, parece hacerse realidad”.
El gobernante Miguel Díaz-Canel en Ciego de Ávila. GRANMA
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3-En cada decisión un enfoque anticapitalista’: la solución de Díaz-Canel para los problemas económicos de Cuba
Así titula una nota “Diario de Cuba”, sobre una gira de Díaz-Canel por la provincia de de Ciego de Ávila. El objetivo al parecer era (según Granma), “«evaluar las acciones para enfrentar la situación económica y social» y hacer un enésimo llamado a «sacudir la inercia, desterrar el burocratismo y un mayor involucramiento popular en los problemas».
¡Qué capacidad ha tenido el castrismo y sus jefes en repetir siempre la misma paja sin contenido, sin sentido, poniendo la realidad siempre a un lado!
¿Y cuál sería el meollo, el centro de la solución a los problemas?
El gobernante dijo que los funcionarios debían asumir »en cada decisión un enfoque anticapitalista, que prevalezca siempre la lógica de emancipación socialista», aunque no explicó a los presentes cómo podía asumirse en la práctica esa idea.
Es que no tienen remedio…
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Una ruina en La Habana. DIARIO DE CUBA
4-En nota de Rafaela Cruz, para Diario de Cuba (“Los que se fueron… ya no construyen Cuba”) se destaca lo siguiente:
“Más de un cuarto de millón de cubanos abandonaron la Isla el año pasado y la inmensa mayoría eran jóvenes, no pocos de ellos con mucha instrucción”.
Veamos extractos de la nota:
“Un simple paseo por La Habana, a riesgo de una fractura de tobillo en un bache de la acera, o una de cráneo por un pedazo de balcón con puntería, basta para intuir como está el capital físico del país: calles, fábricas, máquinas se desmoronan de pobreza. Cuba se está cayendo a pedazos.
Pero también Cuba se está yendo a pedazos, como si cachos de la Isla se desprendiesen para flotar hacia costas más fértiles. Más de un cuarto de millón de cubanos abandonaron la Isla el año pasado, la inmensa mayoría eran jóvenes de un país envejecido, y no pocos con mucha instrucción sembrada en ellos, buscando germinar lejos del pueblo que la pagó con esfuerzo.
Desilusión, nulas perspectivas laborales y personales, miseria, las razones para que los profesionales abandonen Cuba son incontables. La Revolución se está quedando sin «la arcilla fundamental de nuestra obra». Si hace años perdió el corazón de la juventud, ahora está perdiendo sus cerebros. (…)
Si al principio de la Revolución se iba el capital humano por la agresividad del nuevo régimen y el robo generalizado de los frutos del trabajo de esos profesionales, hoy la descapitalización humana, más que nada, se debe a las consecuencias miserables de aquellas medidas políticas que para concentrar el poder en unos pocos, pusieron al país en una senda de desincentivo de la creación de riqueza.
Y no compensan las remesas que llegan la partida del capital humano que se va (¡que se lo pregunten a las madres que despiden a sus hijos!), pues aunque la concentración de profesionales en la diáspora cubana la convierta en una de las más prosperas, y ello se refleje en el volumen de remesas que envía a Cuba, ese dinero se licúa en consumo. No en inversión ni crecimiento, pues la falta de un mercado de capitales y la historia del castrismo dificultan demasiado transformar esos recursos en algo productivo. (…)
Fidel Castro (…) afirmaba que «el futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia». Sin embargo, hizo que el futuro del país quedara en manos de los que prosperan comprando cualquier pedacito de oro o vendiendo cualquier pedacito de moral.
Y de capital científico pasó el comandante a vanagloriarse del capital prostituible: «nuestras prostitutas son las más cultas del mundo». Y sí, eso nos dejó, un país donde tanto el Gobierno como los ciudadanos se prostituyen. Cuba es una jinetera buscando un patrocinador.
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Fachada de una agencia del Banco Central de Cuba. (Flickr/Maxence)
5-Un proceso judicial en Londres activa las alarmas en Cuba
En nota de su blog Cubaeconomía, Elías Amor Bravo advierte: “Lo que diga el Tribunal de Londres es importante, porque va a abrir caminos para otros demandantes que no saben cuándo y qué van a cobrar. Se acabaron los tiempos de Fidel Castro”.
El hecho es que hay un proceso en desarrollo en el Tribunal Superior de Justicia británico por una reclamación de recuperación de deuda contra el Banco Nacional de Cuba (BNC) y la República de Cuba. Sigamos con Elías Bravo:
“Las cosas nunca ocurren por casualidad, y mucho menos en Cuba donde el régimen manipula los hechos para sacar beneficio político. En este caso, tan solo dos días después de la decisión del Metropolitano, de que sus ahorradores no puedan sacar libremente todo el dinero que quieran de sus cuentas (…), ahora llega esta información trucada, como siempre ocurre, sobre el proceso judicial en Londres del que Cuba se teme lo peor.
De aquí podemos extraer dos cuestiones importantes.
Primero, que el régimen ha decidido informar a su manera de lo que viene de Londres, dejando atrás la oscuridad que existía hasta ahora. El por qué lo hace y con qué objetivo parece claro: generar un clima favorable.
Y segundo, que, en vez de informar desde el Gobierno o el ministerio, se adjudica a la Superintendencia del Banco Central esta función, sin duda controvertida (…). Las malas noticias siempre se adjudican hacia abajo en la jerarquía comunista de Cuba. (…)
Ahora, para barrer para casa, el Banco Central sale a la palestra y explica que el demandante es CRF I Limited, un «fondo buitre», constituido como sociedad mercantil off shore en Gran Caimán. El término utilizado para calificar este fondo no se corresponde con el que debería ser lenguaje del Banco Central de un país que se quiera presentar como respetable a nivel internacional. Mal comienzo.
(…) Estos fondos no obligan a nadie con escopeta a operar con ellos. Por el contrario, los analistas señalan que son los Gobiernos quebrados y que no tienen acceso a los mercados financieros internacionales, como el de Cuba, los que recurren a estos fondos para atender sus necesidades financieras a través de intermediarios con los que esos Gobiernos operan.
Operaciones que se hacen en silencio y con muy poca transparencia. Además, la decisión de recurrir a estos fondos fue adoptada por las autoridades de Cuba y nadie obligó a realizar esas operaciones. Es impensable que alguien sin el autorizo de la cúpula (Fidel Castro vivía entonces) hubiera hecho operaciones de este tipo. (…)
Porque lo más grave de todo es que el régimen comunista en su defensa argumenta que, después de 1997, el BNC no tenía facultad para actuar en nombre del Gobierno cubano, un argumento que los jueces no van a aceptar, con que se lean brevemente la Constitución o lo que se dice en la página web del Banco Central en sus funciones recogidas en la normativa publicada en la misma.
El comunicado dice otra falsedad al afirmar que «BNC y Cuba jamás han desconocido sus deudas y han mantenido siempre el interés de negociar con sus legítimos acreedores», una afirmación que lejos de ser cierta no se sostiene por los hechos. (…)
Lo que diga el Tribunal de Londres es importante, porque va a abrir caminos para otros demandantes que no saben cuándo y qué van a cobrar. Se acabaron los tiempos de Fidel Castro. Los compromisos se tienen que pagar en plazo y forma. O las cosas pueden ir mal, muy mal.
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Esa es la situación actual de un régimen que, solo tiene una respuesta posible ante tanta debacle: acudir a los instintos de siempre, la mentira, la violencia, el desparpajo. Pero recordemos las palabras de Dagoberto Valdés: los cubanos debemos, en 2023, buscar lo esencial y hacer el cambio.
Marcelino Miyares, 23 de enero de 2023.