Devociones y tradiciones

Beata Piedad de la Cruz, profesó sus votos perpetuos luego de 50 años

Hoy, 26 de febrero, se recuerda a la Beata Piedad de la Cruz Ortiz Real, una religiosa española, fundadora de la Congregación de Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús. Piedad nació el 12 de noviembre de 1842 en Valencia (España) y fue bautizada al día siguiente con el nombre de su madre, Tomasa.

La hermana Piedad se formó, humana y espiritualmente, en el Colegio de Loreto de las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos, ubicada en Valencia. Allí se destacó por su espíritu de piedad, oración y la dedicación para acoger a los niños pobres, ancianos y enfermos.

Aquella etapa de su vida la marcaría profundamente; sería el inicio de un largo itinerario espiritual y apostólico tras las huellas del Señor. Muchas puertas se cerraron en su vida, pero otras se abrieron, algunas con dificultad. Piedad pasó por largos tiempos de incertidumbre así como por etapas luminosas y menos aciagas. Al final, el Señor, que la acompañó siempre con su gracia, coronó todos sus esfuerzos.

Inicio de la búsqueda: “Jesús, dime dónde…”

En 1874, cuando tenía 21 años, ingresó al convento de las Carmelitas de la Caridad de Vich, pero se vio obligada a abandonar el noviciado a causa de una epidemia de cólera que la enfermó gravemente. Mientras pudo, Tomasa ayudó a quienes habían contraído la enfermedad, pero una vez que se contagió no hubo quién se encargue de ella.

Una vez recuperada, consiguió un empleo como obrera textil y vivió en una humilde pensión. Tiempo después, se acogió como huésped-empleada en el Colegio de las Madres Mercedarias de la Enseñanza, donde trabajó como maestra durante seis años y medio.

Un nuevo proceso de acercamiento al Señor la condujo nuevamente a sus inquietudes vocacionales y al deseo de servir a Dios de todo corazón. Fue así que Tomasa descubrió que Él no la quería en el camino que estaba siguiendo.

Con una sencilla oración, Tomasa le pedía constantemente a Jesús que la ayude a saber cuál era su voluntad: “Tuya, Jesús mío, tuya quiero ser, pero dime dónde”.

Con la venia del obispo, en 1881, Tomasa viajó a la ciudad de Murcia (España) junto a tres amigas, lugar donde el Señor respondió a su búsqueda personal y le hizo vivir una experiencia mística en la que el Corazón de Jesús, mostrándole el hombro izquierdo ensangrentado, le dijo que lo ayude a cargar su cruz, y que funde una congregación, “de la que siempre tendrá misericordia”.

Llamada a ser fundadora

En 1884, con el respaldo de su confesor y del obispo de Cartagena-Murcia, fundó la Comunidad de Terciarias de la Virgen del Carmen en Puebla de Soto (Murcia), dedicadas a atender enfermos, pobres y huérfanos.

Tiempo después abrió dos comunidades más en las ciudades de Alcantarilla y Caudete, gracias al número de jóvenes que se sentían atraídas por el estilo de la congregación.-

Aciprensa

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