Trabajos especiales

Descubren a los primeros jinetes del mundo por la forma y las lesiones de sus huesos

Los Yamnaya, pastores nómadas procedentes de las estepas, ya montaban a caballo hace 5.000 años

Un equipo de investigadores ha descubierto a los primeros jinetes de la historia de la humanidad. Según sugieren en un estudio publicado este viernes en ‘Science Advances’, las deformidades y golpes en los huesos de 24 individuos enterrados en túmulos funerarios de entre 4.500 y 5.000 años de antigüedad de lo que hoy son Rumanía, Bulgaria, Hungría y Serbia, indican que en vida montaban a caballo regularmente. Los restos pertenecen a los Yamnaya, pastores nómadas de las estepas del Póntico-Caspio que se sabe poseían carros y caballos y se expandieron con gran éxito por Europa.

«La equitación parece haber evolucionado poco después de la supuesta domesticación de los caballos en las estepas de Eurasia occidental durante el cuarto milenio a.C. Y ya era bastante común en los miembros de la cultura Yamnaya entre el 3000 y el 2500 a. C.», afirma Volker Heyd , profesor de arqueología en la Universidad de Helsinki.

Los investigadores estudiaron más de 217 esqueletos humanos de 39 sitios, de los cuales unos 150 fueron encontrados en unas fosas bajo grandes montículos llamadas kurgans que pertenecen a los Yamnaya. No había rasgos arqueológicos, como monturas o arneses, que indicaran que se trataba de jinetes, pero es posible montar a caballo sin un equipo especializado.

Síndrome de equitación

Para salir de dudas, los científicos utilizaron un conjunto de seis criterios de diagnóstico establecidos como indicadores de la actividad ecuestre (el llamado ‘síndrome de la equitación’) en los huesos de los individuos: sitios de inserción muscular en la pelvis y el hueso del muslo (fémur); cambios en la forma normalmente redonda de las cavidades de la cadera; marcas de impresión causadas por la presión de una zona de la cadera en el cuello del fémur; el diámetro y la forma del eje del fémur; la degeneración vertebral causada por impacto vertical repetido y los traumatismos que típicamente pueden ser causados por caídas, patadas o mordeduras de caballos.

«El diagnóstico de patrones de actividad en esqueletos humanos no es inequívoco. No hay rasgos singulares que indiquen una determinada ocupación o comportamiento. Solo en su combinación, como síndrome, los síntomas brindan información confiable para comprender las actividades habituales del pasado», explica Martin Trautmann, bioantropólogo en Helsinki y autor principal del estudio.

En total, de los 156 individuos adultos de la muestra total, al menos 24 (15,4%) pudieron clasificarse como «posibles jinetes», mientras que cinco Yamnaya y dos esqueletos posteriores, así como dos posiblemente anteriores, se consideraron «muy probables jinetes». «La prevalencia bastante alta de estos rasgos en los esqueletos muestra que estas personas montaban a caballo con regularidad», afirma Trautmann.

Símbolo de estatus

Pero, ¿para qué montaban? Los investigadores desconocen si lo hacían para pastorear el ganado de forma más efectiva, para llevar a cabo incursiones más rápidas y de mayor alcance o si era, simplemente, un símbolo de estatus.

Sorprendentemente, no descartan que los primeros jinetes fueran aún más antiguos. «Tenemos un entierro intrigante en la serie», comenta David Anthony, profesor emérito de Hartwick College USA y también coautor principal del estudio. «Una tumba fechada alrededor del 4300 a. C. en Csongrad-Kettöshalom (Hungría), de la que durante mucho tiempo se sospechó por su pose y artefactos que había sido un inmigrante de las estepas, mostró sorprendentemente cuatro de las seis patologías de la equitación, lo que posiblemente indica que la equitación era un milenio anterior a los Yamnaya«, explica.

Como razona Hartwick, «un caso aislado no puede sustentar una conclusión firme, pero en los cementerios neolíticos de esta era en las estepas, ocasionalmente se colocaban restos de caballos en tumbas humanas con las de vacas y ovejas, y se tallaban mazas de piedra en forma de cabezas de caballo. Claramente, necesitamos aplicar este método a colecciones aún más antiguas».

El uso de animales para el transporte, en particular el caballo, marcó un punto de inflexión en el curso de la historia humana. La considerable ganancia en movilidad y distancia tuvo profundos efectos en el uso de la tierra, el comercio y la guerra. Al adoptar la rueda y el carro, los Yamnaya pudieron explorar el mar de hierba esteparia lejos de los ríos, lo que les permitió mantener grandes rebaños de ganado vacuno y ovino. Estos pastores, si no los primeros verdaderos nómadas en el mundo, se expandieron en los siguientes dos siglos para cubrir más de 5.000 kilómetros entre Hungría en el oeste y Mongolia y el oeste de China en el este. Se cree que fueron los primeros en difundir las lenguas protoindoeuropeas.-

JUDITH DE JORGE – ABC

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