Sanciones, desde otra óptica
Lo que sí logran las potencias que aplican sanciones son dos cosas...
José Antonio Gil Yepes:
Las sanciones económicas son usadas por todas las potencias para condicionar la conducta de otros países. Este es el caso de las sanciones de Estados Unidos y de la Unión Europea contra Venezuela. Bajo el gobierno de Donald Trump, dichas sanciones estaban dirigidas a cambiar el gobierno de Nicolás Maduro, Bajo el gobierno de Joe Biden, parecen inclinarse a tratar de conseguir que el gobierno de NM cambie ciertas políticas que dañan la calidad de vida de la población en cuanto a las condiciones electorales, la libertad de expresión y de acción política.
En unos 180 casos de países sancionados por diversas potencias, occidentales y orientales, en los últimos 100 años, se encuentra que sólo el 4% de dichos casos, unos 7 países, han cambiado de gobierno porque fueron sancionados. Obviamente, los casos de Cuba, Corea del Norte y Venezuela se encuentran entre el 96% de los casos en los que las sanciones no logran cambiar el gobierno ni sus políticas.
Lo que sí logran las potencias que aplican sanciones son dos cosas: 1. Dejar un espacio vacío para que lo que deja de vender o comprar la potencia que sanciona, lo venda o lo compre cualquier otra potencia. Por ejemplo, cuando Estados Unidos sancionó a Cuba de Fidel Castro, salieron todos los hoteles y casinos de propiedad norteamericana, pero surgieron, no tanto negocios rusos, sino muchos hoteles y casinos españoles, mexicanos y canadienses. Los propios supuestos aliados de EE. UU. aprovecharon el vacío dejado para hacer negocio.
En el caso de Venezuela, el enorme vacío dejado por EE. UU. fue llenado por China, Rusia e Irán, enemigos geopolíticos irreconciliables de Norteamérica. Aún antes del nuevo encuadre de las sanciones ya habíamos visto cosas tan insólitas como que el millón de barriles diarios de petróleo que Venezuela dejó de venderle a EE. UU. bajo el gobierno de Chávez fue sustituido por el petróleo de Rusia. O sea, que EE. UU. hacía negocio con el aliado del gobierno sancionado y Rusia desplazaba a su nuevo aliado.
Pero, hay cosas más absurdas todavía en la dinámica de las sanciones. Por ejemplo, cuando Putin invadió Crimea, Rusia fue sancionada. Eso ocurrió en plena campaña electoral en la que Putin apeló al patriotismo, contra el imperialismo americano, y subió 10 puntos en la intención de voto. Lo mismo hacía Fidel Castro y ha hecho el gobierno de NM; presentarse como víctimas, apelar al patriotismo y echarle la culpa de los fracasos de las políticas internas a las sanciones externas. Nuestra producción petrolera empezó a bajar de manera sostenida en 2014, pero las sanciones comenzaron, tímidamente, en 2017 y fue sólo en 2019 que Trump aplicó sanciones severas contra Venezuela, cuando ya no producíamos ni un millón de barriles diarios. Pero la culpa es de las sanciones.
En el caso actual de Venezuela, el colmo del absurdo de las sanciones es que los EE. UU. ha condicionado la flexibilización de dichas sanciones a que el gobierno de NM negocie con la oposición las condiciones electorales: Habilitar a los inhabilitados, liberar presos políticos, no usar los “Puntos Rojos”, etc., etc. A su vez, voceros del oficialismo recientemente declararon que no negociarán con la oposición hasta que no le quiten las sanciones y que les tiene muy sin cuidado lo que piensen los países sancionadores sobre la democracia venezolana. El juego estaría trancado. Pero no es así.
Un triunfo de la oposición NO depende de esas condiciones electorales. De ser así, sería imposible que Sergio Garrido, hubiese sido electo gobernador de Barinas bajo las condiciones más desiguales vistas hasta ahora. Las condiciones electorales para que un candidato de oposición gane las tiene que poner la oposición y son: Unidad de la oposición, presentar un solo candidato, apoyarlo en la campaña, plantear soluciones a los problemas de las mayorías, en vez de sólo criticar al gobierno, defender los votos e insistir en la reunificación de los venezolanos, en vez de hacerle el juego a la polarización. En las pasadas elecciones de alcaldes y gobernadores, la oposición perdió 100 alcaldías por presentar múltiples candidatos y a pesar de que sus candidatos sumados obtuvieron más votos que el chavista electo. Lo mismo ocurrió en 10 gobernaciones.
Entonces, cuando el propio EE. UU. insiste en que sólo flexibilizaría las sanciones si el gobierno de NM le otorga mejores condiciones electorales la consecuencia es taparle las fallas a la oposición. Favor se haría y nos haría el gobierno del norte si elimina todas las sanciones económicas para 1. evitar seguir regalándole un país en su área de influencia a potencias que son sus enemigas; 2. poner en evidencia que el deterioro económico no se debe tanto a las sanciones sino a las malas políticas económicas del gobierno; y 3. para que sea perentorio que la oposición tiene que jugar sus propias cartas electorales, en vez de que se las den.-
@joseagilyepes