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Carlos Galli: El Papa Francisco dejará “muchos regalos, pero sobre todo haber impulsado una Iglesia en la sinodalidad”

El teólogo argentino presenta el significado de la sinodalidad en el actual pontificado

La importancia del Celam haber hecho 4 asambleas regionales, “donde se pudieran expresar la diversidad de miembros del pueblo de Dios organizados en los 22 episcopados

 

“La Iglesia latinoamericana va realizando lentamente un enriquecimiento entre el método propuesto para que las asambleas sinodales no sean lugares de conferencias teóricas ni de debate parlamentario, sino una escucha del Espíritu para encontrar caminos comunes»

 

Las conclusiones de esta Asamblea “serán nuevamente enviadas a las iglesias locales para ser trabajadas allí, luego en las conferencias episcopales y reuniones regionales, para preparar el segundo momento de la asamblea sinodal en 2024”

 

“Hay una raíz o una fuente sinodal, porque no se puede separar al Bergoglio de Aparece del Francisco en este pontificado de 10 años. Bergoglio colaboró con Aparecida y Aparecida contribuye al ministerio petrino de Francisco”

 

“Hay que entender el pontificado de Francisco, en continuidad creativa con sus predecesores, como un signo de una nueva etapa en la vida de la Iglesia católica en el mundo”

 

Dentro de las 7 asambleas continentales que configuran la Etapa Continental, “la región latinoamericana y caribeña se distingue por dos grandes aspectos”, afirma Carlos Galli. En ese sentido, el teólogo argentino recuerda que “es la primera región que a partir de 1955 comenzó a buscar vínculos entre las diócesis, los obispos y las conferencias episcopales”. Desde ahí resalta que “esta experiencia de caminar juntos en este Sínodo sobre la Iglesia sinodal nos recibe con una tradición histórica de intercambio entre las iglesias como se realizaron en las conferencias generales del Episcopado Latinoamericano, la última en Aparecida”.

Carlos María Galli

4 asambleas regionales como distintivo en la Etapa Continental

Junto con ello destaca lo llevado a cabo en los últimos tres años: configurar la Conferencia Eclesial de la Amazonía, restructurar el Celam y realizar la Primera Asamblea Eclesial del Pueblo de Dios en el continente. En relación con la segunda peculiaridad, Carlos Galli enfatiza la existencia en América Latina, desde los tiempos del inmediato post concilio, y para preparar la Conferencia de Medellín en 1968, de un trabajo en regiones, lo que tuvo más o menos importancia según los tiempos.

De cara a la Etapa Continental, insiste en la importancia del Celam haber hecho 4 asambleas regionales, “donde se pudieran expresar la diversidad de miembros del pueblo de Dios organizados en los 22 episcopados”. Desde ahí dice que hay dos características muy propias, “un itinerario histórico latinoamericano y caribeño por ir forjando una sinodalidad que ahora toma nuevo impulso con el Papa Francisco, y una experiencia de iglesias regionales que se ha visto reavivada con 4 reuniones con una amplísima participación de laicos, laicas, consagradas, consagrados, diáconos, presbíteros y obispos, donde todos han podido hablar de igual a igual, tratando de escuchar las mociones que el Espíritu les hacía en el corazón y con un método que colaboró para que todos participen, todos puedan expresar su voz, y así se generaron cientos de páginas de síntesis, que luego aquí hemos tenido la tarea de resumir y sistematizar”.

Conversación espiritual

Con relación al método de la conversación espiritual, el miembro del Equipo Teológico del Celam dice que “en la Iglesia latinoamericana y caribeña hemos hecho una recepción creativa del método que utilizó la Constitución Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, la mirada a la realidad histórica, el discernimiento a la luz del Evangelio y de la enseñanza de la Iglesia, y grandes orientaciones macro pastorales, eso condensando en la estructura ver, juzgar, obrar”. Galli recuerda que “para el actual proceso sinodal, la Secretaría del Sínodo ha impulsado el método de la conversación espiritual, que como la misma palabra indica es una conversación, es un diálogo, articulado entre un primer momento de escucha y un momento decisivo, final, importante, de discernimiento común”.

“Espiritual quiere decir a la luz de lo que el Espíritu Santo suscita en cada uno, qué cada uno debe expresar, qué cada uno debe aprender de los otros, aprendiendo, un laico aprendiendo de un obispo y un obispo aprendiendo de un laico y una laica, y poniéndolo en común en orden a ir encontrando consensos, realizando acuerdos, discerniendo prioridades, que a pedido de la Secretaría del Sínodo tenían que ver con grandes intuiciones, con las tensiones que vemos en la realidad y con propuestas prioritarias para el futuro”, insiste el teólogo argentino.

Encuentro Obispos en el Celam

Escucha del Espíritu para encontrar caminos comunes

A partir de ahí dice que “la Iglesia latinoamericana va realizando lentamente un enriquecimiento entre el método propuesto para que las asambleas sinodales no sean lugares de conferencias teóricas ni de debate parlamentario, sino una escucha del Espíritu para encontrar caminos comunes, la conversación espiritual, y el método hermenéutico pastoral que nace de nuestra tradición latinoamericana, que nace del Vaticano II, y ya de antes, ordenado a encontrar líneas pastorales comunes”.

Como uno de los participantes de su elaboración, hace ver que “una forma que hemos expresado en este Documento de Síntesis, al mismo tiempo que proponemos que la asamblea de octubre trate esta cuestión, es cómo se enriquecen mutuamente tres momentos que no son separados, sino en una circularidad permanente, progresando creativamente”. Estos tres momentos son: el primero, ver, contemplar, escuchar, escuchar es una característica sinodal; el segundo momento, que históricamente llamamos juzgar, pero que la palabra que usa Jesús en los evangelios es discernir, interpretar; el tercer momento, encaminado a la acción, que podemos llamar de responder a la realidad, o bien de proyectar grandes prioridades pastorales comunes, analiza el teólogo.

Un proceso de ida y vuelta

Este Documento elaborado por la Comisión de Síntesis, dentro de un doble proceso de ida y vuelta, afirma Carlos Galli, para quien “por un lado, todo el proceso sinodal iniciado por el Papa Francisco en 2021, que tendrá una asamblea de la Iglesia universal en octubre de 23, con un segundo momento en octubre del 24, es un ida y vuelta entre distintas instancias de la vida sinodal de la Iglesia”. Un proceso que “comenzó en las iglesias locales, siguió en las conferencias episcopales, ahora está recorriendo esta etapa regional-continental, y con estos aportes está ordenada a que las siete regiones continentales de la Iglesia en el mundo, colaboren con sus insumos a elaborar el Documento de Trabajo o Instrumentum laboris, que será tratado en la Asamblea Sinodal de octubre”, resalta el presbítero argentino.

Las conclusiones de esta Asamblea “serán nuevamente enviadas a las iglesias locales para ser trabajadas allí, luego en las conferencias episcopales y reuniones regionales, para preparar el segundo momento de la asamblea sinodal en 2024”, afirma Galli. Un proceso continental que “también es un ida y vuelta, porque a partir de lo realizado en las diócesis y en las conferencias episcopales se prepararon las 4 asambleas regionales”, recordando que de ellas surgieron cientos de páginas de síntesis resumidas en 150 folios, ordenando intuiciones, tensiones y prioridades, de donde en los últimos días el Equipo de Síntesis Continental elaboró un documento borrador de 18 páginas, que ahora está siendo tratado con los secretarios generales y presidentes de las conferencias episcopales.

Galli

Hacerse cargo como Iglesia del continente

El miembro del Equipo Teológico del Celam insiste en que a los obispos, “no se les pide que lo corrijan detalladamente, ni que lo aprueben formalmente, sino que se hagan cargo de esto realizado en las asambleas de nuestra región, y que al mismo tiempo, con la autoridad de representar sus conferencias episcopales impulsen al Celam a presentar este texto como un texto de síntesis de toda la Iglesia latinoamericana y caribeña”.

Con relación a lo que significa la Sinodalidad dentro del actual pontificado, el padre Galli afirma “parafraseando lo que decimos de la Eucaristía en la vida de la Iglesia, que es la fuente, el centro y el culmen”. Explicando eso señala que “la fuente en el sentido de que Jorge Mario Bergoglio procede de la Iglesia latinoamericana, que tiene una rica experiencia de camino, que hoy llamaríamos de sinodal, también colegial, a partir del Concilio Vaticano II, de Medellín a Aparecida”.

Bergoglio, Aparecida y Francisco

En ese sentido, llama a recordar que “Jorge Bergoglio, siendo presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, fue elegido presidente de la comisión de redacción de la Asamblea de Aparecida, y vivió el proceso de reflexión y redacción que tenemos en el Documento de Aparecida, donde tenemos grandes propuestas, por ejemplo, la conversión pastoral o una Iglesia en proceso de misión permanente, que al ser elegido obispo de Roma lo ha tomado de Aparecida como insumos para las grandes líneas para una Iglesia en salida misionera”. Desde ahí afirma que “hay una raíz o una fuente sinodal, porque no se puede separar al Bergoglio de Aparecida del Francisco en este pontificado de 10 años. Bergoglio colaboró con Aparecida y Aparecida contribuye al ministerio petrino de Francisco”.

En torno al centro, el padre Galli insiste en que “el Papa Francisco ha impulsado procesos sinodales no sólo en este Sínodo para la Sinodalidad, sino que ya en los años 2013-2014, impulsó una nueva forma de preparar las dos asambleas sinodales sobre la familia, por la cual cualquier fiel cristiano en el mundo, o aun cualquier persona que quisiera colaborar, podía mandar su aporte a la Secretaría del Sínodo, aunque también lo mandará a la diócesis o a la conferencia episcopal”. Junto con ello, “porque ha hecho de los sínodos no sólo lugares donde el obispo de Roma escuchaba para luego emitir su exhortación post sinodal, sino encuentros de discernimiento en común”.

Nuevo toque a la vida sinodal

El teólogo recuerda que para el Papa Francisco “el proceso sinodal es todo el proceso de escucha y preparación, el momento de celebración y de asamblea, y todo el momento tercero que es sinodal, no post sinodal, de recepción y de implementación pastoral. Él le ha dado este toque a la vida sinodal de la Iglesia”.

Reflexionando sobre el culmen, el padre Galli dice que “si uno mira en perspectiva, sin saber lo que pasará en el futuro, pareciera que este proceso orientado, cuyo tema es ‘Por una Iglesia Sinodal: comunión, participación y misión’, puede ser un punto culminante o una etapa de coronación de este pontificado, que nos dejará a la Iglesia del Siglo XXI y a sus sucesores futuros, muchos regalos, pero sobre todo este, haber impulsado una Iglesia en la sinodalidad”.

Encuentro Obispos Celam

El Papa del Sur del Sur

De cara al futuro del pontificado del Papa Francisco y de la Iglesia, a partir de lo que se está viviendo hoy, el teólogo señala que “hay que entender el pontificado de Francisco, en continuidad creativa con sus predecesores, como un signo de una nueva etapa en la vida de la Iglesia católica en el mundo”. Una afirmación que nace del hecho de que “el Espíritu de Dios ha movido a quienes disciernen y eligen, en este caso en el Cónclave de cardenales de 2013, que han elegido por primera vez en la vida a un obispo de Roma que viene, como el Papa Francisco dijo, del fin del mundo, o a mí me gusta decir del Sur del Sur. No sólo es el primer Papa jesuita y el primer Papa que toma el nombre de Francisco, sino el primer Papa del Sur del Sur, de la Iglesia latinoamericana”.

Algo que hay que mirar, destaca Carlos Gallli, “desde una perspectiva a largo plazo, vendrán otros papas de las Iglesias de América Latina, de Asia y de África, además de las Iglesias de Europa, del Norte de América, porque Francisco, con toda su rica personalidad y experiencia pastoral,una nueva etapa en la historia de la Iglesia católica”. Haciendo un análisis, dice que “el primer milenio fue caracterizado por las iglesias de Oriente, que hoy no sólo permanecen en las Iglesias ortodoxas, sino en las Iglesias católicas orientales, que tuvieron su propia asamblea continental, en Medio Oriente”. Con relación al segundo milenio, “esta caracterizado por la presencia y dirección de la Iglesia occidental. No digo sólo la Iglesia de Roma, que preside en la caridad y confirma en la fe, sino en la forma occidental de vivir el catolicismo, occidental europea, latina, latinoamericana”.

Para el tercer milenio, lo que el padre Galli vislumbra, dice desear y para lo cual trabaja, “sea una Iglesia configurada de forma intercultural y de forma policéntrica a nivel pastoral, donde se vea el rostro, no sólo de iglesias de antigua tradición, las Iglesias orientales o las Iglesias europeas, sino también las iglesias nacidas en la modernidad, y a partir de ellas, y que van adquiriendo su fisonomía propia en los continentes del Sur”. Desde ahí resalta que “así como podemos decir que la Conferencia de Aparecida o el Pontificado de Francisco representan el rostro latinoamericano y caribeño de la Iglesia, en el futuro, seguramente, Dios querrá que caminen con nosotros, y al mismo tiempo nos guíen, obispos de Roma que representen el rostro africano, el rostro asiático o los diversos rostros de la única Iglesia en el mundo entero”.-

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