Lecturas recomendadas

Fe, Esperanza y Caridad

Noris Mercedes Díaz de Bustamante:

Tres palabras de La Biblia, que en estos momentos, de mayor tribulación en el mundo, debemos reflexionar y ponerlas en práctica, para ello debemos invocar al Espíritu Santo, amor del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo: La Tercera Persona de la Santísima Trinidad, a quién Dios, nos encomendó: El Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo.

Ven, Espíritu Santo, llena nuestros corazones y enciende en  ellos el fuego de tu amor y llénanos de tu presencia, nos ponemos en tus manos, llámanos a la conversión, libéranos de la rutina, del egoísmo, de la indiferencia. Muéstranos tu rostro y danos tu salvación. Cambia Señor nuestras vidas según tu voluntad. Envía Señor tu Espíritu a renovarnos a encender el fuego de tu amor en nuestros corazones, hoy más que nunca lo necesitamos, aplasta las fuerzas oscuras del mal.

María, protege a los niños, cúbrelos con tu manto, y envíales su ángel custodio para que los acompañe, donde quiera que se encuentren para que vivan una infancia feliz y sean portadores de los valores humanos y cristianos y formar hogares y familias unidas por el amor a Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.”Ven Espíritu Santo, llena nuestros corazones y enciende en ellos el fuego de tu amor”.

“Dejen que los niños vengan a mí”.

“Orar es dejarse llevar por el Espíritu que suscita en nuestro corazón la palabra auténtica para dirigirnos a Dios: Padre nuestro.

La palabra Padre ilumina y fortalece la sede de las decisiones personales, de las ideas, de los afectos, con sentido de hijos amados.

La palabra nuestro ilumina y fortalece la sede de la solidaridad humana, desde la cual el hombre se convierte en guardián responsable, en hermano de los demás.

El auténtico cristiano no hora nunca de un modo solitario. La soledad de su tiempo de oración debe estar  habitada por la voz del Espíritu, que suscita la oración, y por el rostro personal, definido, de los hombres con quienes convive y trabaja.

Solamente así el hombre que ora será la persona que crece en humanidad, al crecer en Dios, y que convierte la unión sociológica de los hombres en alianza teologal.

Así han orado los santos del pasado. Y así oran los santos del presente.”

¡Ven Señor Jesús, mueve Señor tu poder, y ven a sanarnos a desatarnos a liberarnos de las fuerzas oscuras del mal y  que ante tu Nombre, toda rodilla se doble y toda lengua, proclame:

 

“JESÚS ES EL SEÑOR”

 

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