Lecturas recomendadas

El corazón de Jesús y la lucha por un mundo mejor

¿Qué nos dice esta devoción en la Venezuela de hoy?

Alfredo Infante, S.J.:
El Corazón de Jesús es signo de la centralidad del amor de Dios por la humanidad. ¿Qué nos dice esta devoción en la Venezuela de hoy? En su contenido simbólico, esta imagen nos muestra las dinámicas en conflicto que atraviesan la humanidad: por un lado, las que amenazan y atentan contra el don de la vida, la dignidad, el bien común, la Casa Común, la fraternidad, la belleza de lo creado; por el otro, esta imagen nos introduce en la fuerza transformadora y liberadora de la Pascua, ese paso de la muerte a la vida, y nos revela que la fe, la esperanza y el amor son virtudes teologales potentes que transforman las situaciones más oscuras y adversas en caminos de vida, y que Dios sigue creando y moviendo corazones hacia la construcción de un mundo más humano, justo y fraterno.

El Corazón de Jesús es un corazón traspasado, herido por el pecado de las injusticias de este mundo, torturado en la cruz, con la corona de espina. Él nos revela que las injusticias de hoy, las violaciones a los derechos humanos, continúan traspasando y torturando el corazón de la humanidad y, por tanto, a nuestro Señor.

En Venezuela, por ejemplo, basta con ver los informes de migración forzada (según la ONU, ya son 7,3 millones de personas las que han abandonado el país, expulsados por la crisis social, económica y política) [1]; de educación (de acuerdo a la ENCOVI, entre 2021 y 2022 más de 740 mil niños y adolescentes desertaron del sistema escolar) [2]; de trata de personas (según el TIP Report 2023, del Departamento de Estado de EE.UU., Venezuela está entre los países que menos lucha contra este flagelo en el mundo) [3]; presos políticos (al 26 de junio, la ONG Foro Penal contabiliza 286 detenidas por razones políticas en el país) [4], o de feminicidios (Utopix contabilizó 81 asesinatos de mujeres durante los primeros cinco meses de 2023 ) [5], para constatar cómo el corazón de nuestro Señor -que nos dijo «lo que hiciste con uno de estos mis hermanos… lo hiciste conmigo» (Mt 25,31-46)- sigue siendo torturado por este sistema injusto y de opresión, y cómo los miembros de la coalición dominante -que se han erigido como dueños y señores de la vida de los demás- profundizan el pecado estructural que sigue sacrificando a los justos inocentes.

Pero lo más definitivo del Corazón de Jesús es su dignidad, el llamado a la no victimización que hace a quienes son objeto de las injusticias, porque es un corazón victorioso, encendido, que ha vencido la muerte, la violencia, la tortura, y de cuyas heridas fluye luz, agua y sangre, signos del Espíritu Santo derramado en nuestros corazones. Esa llama encendida, esa agua mezclada con sangre derramada que renueva nuestros corazones y la creación, es la fuerza del amor, que se empeña en seguir construyendo, en seguir apostando, desatando posibilidades de transformación.

Por eso, en este tiempo tan adverso, hay mucha gente abriendo caminos, recorriendo senderos, sin resignarse. Por la gracia que el Señor me ha dado en este servicio de Provincial, soy testigo del testimonio de tantas mujeres y hombres, jóvenes, niños y niñas, que en medio de esta hora aciaga que vivimos, siguen construyendo, sintonizando con los latidos del corazón traspasado y resucitado de Jesucristo, que nos dice, ayer, hoy y siempre, «yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo» (Mt 28, 20), «he venido para que tengan vida y vida en abundancia» (Jn 10,10) y ”ánimo, no tengan miedo, soy yo» (Mt 14, 22-33).-

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Foto: Vatican News
Edición Nª 191 (23 al 29 de junio de 2023)

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