Opinión

El renacimiento de Antígona

La tragedia "Antígona" trasciende el tiempo y el espacio, ya que plantea cuestiones éticas y morales universales que siguen siendo relevantes en la sociedad contemporánea

 

Noel Álvarez:

La tragedia griega ha dejado un legado invaluable en la historia de la literatura, y entre sus obras más destacadas se encuentra «Antígona», escrita por el célebre dramaturgo Sófocles. Esta obra, que data del siglo V a.C., plantea un dilema moral y político que ha resonado a lo largo de los siglos y continúa siendo objeto de análisis y reflexión en la actualidad. A través del personaje de Antígona, Sófocles explora los conflictos entre las leyes humanas y divinas, así como la lucha entre el poder político y la conciencia individual.

 

La obra comienza con la muerte de los dos hijos de Edipo, Eteocles y Polinices, quienes se enfrentan en una guerra fratricida por el trono de Tebas. El rey Creonte, tío de los hermanos y autócrata gobernante de la ciudad, decide honrar a Eteocles y condenar a Polinices a la deshonra y el olvido. La tragedia reflexiona sobre los excesos de un gobierno totalitario que exige absoluta obediencia, ataca cualquier foco de crítica o disenso, y no permite el entierro de sus enemigos políticos, dejando a expensas de los perros y las aves, el consumo de los cadáveres. El dictador públicamente advirtió: “Quien dé entierro Polinices sufrirá la pena de muerte”. En este contexto, Antígona enfrenta el dilema de cumplir con las leyes de los dioses y enterrar a su hermano o seguir las leyes del Estado y acatar la prohibición impuesta por su tío.

 

Antígona se convierte en una figura emblemática de resistencia y valentía al desafiar las órdenes de su tío y decide enterrar a Polinices. Ella considera que las leyes divinas y el respeto a los muertos son superiores a cualquier decreto humano. A través de su acto de desobediencia civil, Antígona se enfrenta directamente al poder absoluto del Estado y pone en relieve el conflicto entre la autoridad política y los valores morales individuales.

 

La tragedia «Antígona» trasciende el tiempo y el espacio, ya que plantea cuestiones éticas y morales universales que siguen siendo relevantes en la sociedad contemporánea. La obra examina temas como la justicia, el deber cívico, la conciencia individual y los límites del poder político. Además, la figura de Antígona ha sido un símbolo de resistencia y lucha contra la opresión a lo largo de la historia, inspirando a movimientos y personajes destacados.

 

En el contexto de la obra, la desobediencia civil de Antígona se basa en la creencia de que los derechos humanos trascienden cualquier decreto gubernamental. Ella considera que tiene un deber moral y ético de honrar a su hermano y darle un entierro digno, incluso si eso significa desafiar el poder político establecido. Su acto se basa en la convicción de que hay principios superiores que deben prevalecer sobre las leyes humanas cuando estas son injustas o contrarias a la moralidad.

 

La figura de Antígona ha sido un referente importante en la historia de la desobediencia civil y la resistencia pacífica. Su ejemplo ha inspirado a numerosos movimientos y líderes a lo largo del tiempo que han desafiado leyes y regímenes opresivos en nombre de la justicia y los derechos humanos. Antígona representa la fuerza y la determinación de aquellos que se niegan a aceptar pasivamente las injusticias y que están dispuestos a enfrentar las consecuencias de su desobediencia en aras de un bien mayor. A través de su personaje, se nos recuerda la importancia de la conciencia individual y el coraje necesario para desafiar leyes injustas en búsqueda de un mundo más justo y humano.

 

Salvando la distancia y el tiempo existente entre la realidad tebana y las circunstancias políticas venezolanas, nosotros nos encontramos en una situación similar a la narrada por Sófocles en su célebre tragedia, la cual deberá ser enfrentada con valentía y determinación por la fuerza pacifica, pero indoblegable, del pueblo venezolano acompañando a la nativa versión de Antígona ¡Qué Dios nos acompañe!.-

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