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Extraño a Cuba aún viviendo en ella

Fernando Ramos:

Yo solía pensar que eso de extrañar a Cuba era algo exclusivo de los que se fueron. Creía que sólo cuando te alejabas de la isla físicamente, es que podías sentir añoranza de ella. ¡Hoy no lo veo de la misma forma! ¡Hoy siento que extraño a mi país aún viviendo en él!

Y es que ahora comprendo que el momento exacto en el que uno se va, no es cuando se monta en un avión, cruza una selva, se arriesga en un bote o en un ala delta. ¡Uno se va mucho antes!  Se va desde que empieza a pensarlo, desde que deja de proyectarse un futuro en la isla, desde que no lo enamora la idea de envejecer en esta tierra. El cubano se va, aunque no se pueda ir.

Hoy comprendo que Cuba no es un simple montículo de tierra en el mar Caribe, no es un grupo de instituciones o una ideología importada desde lejanas y frías tierras…

Cuba es mi mamá, mis amigo-hermanos, mi familia, los vecinos, el bullicio del barrio en su esquina, es su cultura y sus costumbres… Es azúcar, café, buen ron y gente alegre… Es talento y espiritualidad… ¡Cada vez me van quedando menos de estas cosas!

La eterna escasez y el sinsentido están barriendo con todo.  Al punto en que hoy nos faltan cosas que eran típicas de nuestra cubanía,  de convertir en lujo lo básico. Lo peor es que tratan de normalizarlo … y justamente es ahí, al no ver una solución en el horizonte que nos invade la desesperanza y nos comenzamos a ir. Aunque al inicio solo sea una idea y no todos logren materializarla.

Escribo estas líneas sintiendo a mi Cuba incompleta. Un gran pedazo de ella ya no está aquí…

Cuando emigra alguien cercano a uno, se va derrumbando tu realidad, es como si le quitaran una pieza al rompecabezas de tu vida y quedara ese vacío en el que no tienes como completar la imagen.  Se dejan de oír voces, de sentir abrazos, la mano en el hombro, el toque de puerta característico, el chiflido inconfundible. Empiezan a desaparecer del día a día rutinas positivas, cada vez hay menos caras conocidas en las fotos de tus cumpleaños, en las del día del nacimiento de tu bebé, en las del fin de año y llega un momento en el que te das cuenta que ríes menos que antes.

Extrañar ha devenido en sentimiento nacional. Miles de hogares dejaron de serlo para convertirse en  en meras paredes que sostienen un techo. La tristeza que provoca el síndrome del nido vacío que padecen miles de padres y abuelos es contagiosa, está en el aire, a cualquiera le puede tocar vivirla. Cada niño que nace hoy en Cuba es un potencial emigrante…

Imagino que algunos de los que me leen pensarán que he perdido el amor a mi patria. ¡Están equivocados!  Mientras más me duele, más la amo, mientras más irreconocible se me hace por momentos, más la extraño.

Le decía Pepe a su madre: ” El amor, madre, a la patria, no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas…” ¡Cuánta razón llevaba! Ese sentimiento va mucho más allá….

El patriotismo, como diría recientemente un profesor universitario, “no podemos conectarlo exclusivamente a la idea de la resistencia… La patria es construcción de futuro, cristalización de sueños, realizaciones colectivas. El orgullo de ser cubanos no solo se construye desde la alusión de aquel pasado glorioso…. Hay que romper la idea de un patriotismo estrecho anclado exclusivamente a lo geográfico…” ¡Y es así!

¡Es curioso! Cuando las personas se pasan mucho tiempo sin verme, piensan que me he ido del país… ¡Y tienen razón!  Muchas veces no estoy aquí, aunque no tengo ni pasaporte, aunque no me pueda ir…

Sentir nostalgia de Cuba aun viviendo en ella, es de las cosas más extrañas que jamás creí que podría experimentar. Quizás no sea el único.

NO NO ERES EL Único.-

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