El Hombre
¿Hacia dónde y cuándo irá el hombre esta vez? No lo sé, pero estoy llena de esperanza. Que sea cual sea el camino, al fin encuentre definitivamente a Dios
Alicia Álamo Bartolomé:
Estuve viendo y oyendo por TV la segunda edición del programa de Rafael Arráiz Lucca, La Aventura Humana, y me quedé pensando en el hombre, ese único animal racional creado por Dios, a quien dotó de inmensas posibilidades para construir y…, destruir. Lo ha hecho, ha levantado grandes civilizaciones y también las ha echado abajo. Sin embargo, siempre queda algo, siempre da un paso hacia adelante. Cuántas veces el hombre parece haber llegado al fin de su historia y cuántas veces ha resucitado.
Hoy estamos en uno de esos momentos de fin. El mundo es un caos. Se han perdido los valores morales y nos precipitamos en una marea de sensualidad, ambiciones y egoísmo, que parece imposible detener. Hay una pesadez de derrota. Pero ese ser racional creado por Dios es el hombre de los imposibles, por eso hay siempre una luz en lontananza, una estrella polar en el cielo de sus tinieblas, una esperanza. Esta revolución de la tecnología que nos agobia como una amenaza, que nos asusta con sus avances que nos llevan a un extraño futuro, como si el hombre no fuera a ser más hombre sino máquina, es la clave de la esperanza…, aunque parezca mentira.
Dios creó al hombre dotado de inteligencia, voluntad y libertad. Le entregó un planeta, mínimo en el universo, para que lo desarrollara y lo hizo. También casi lo destruye. Estamos en ese casi, porque el hombre ha usado mal de su libertad. Pero ese mismo hombre es capaz de remontarse sobre sus miserias y alcanzar el sol.
A mediados del siglo XV -por no ir más atrás- inventó la imprenta y las luces del saber pudieron expandirse. Terminando este siglo y se puede decir que inaugurando el XVI, con el descubrimiento de América la Europa hambrienta encontró alimento, la papa americana llenó los estómagos y se hizo de la dieta diaria del europeo, así como otros productos y sobre todo el oro de las entrañas de la nueva tierra enriqueció las cortes europeas. Toda esta revolución económica se debió a un soñador que fue a buscar una ruta nueva para la India y se topó con un continente.
Del siglo XVI al XVIII, el hombre crece intelectualmente y aparecen filósofos y pensadores con ansias de búsqueda e innovación, como los Enciclopedistas y, con errores o sin ellos, hay pasos de avance en la cultura y el pensamiento de la humanidad. Y, sobre todo, avanza la ciencia. El hombre descubre y estudia leyes y fenómenos universales, lo cual desembocará en la gran revolución industrial del siglo XIX.
Cada uno de estos grandes pasos de la humanidad, que son sin dudas hacia adelante, provocan momentos de tensión, angustia y incertidumbre. La revolución industrial trajo lo de la explotación de la clase obrera, esta, el marxismo y este, la doctrina social de la Iglesia con la famosa encíclica de León XIII, Rerum Novarum.
En falso o correcto, cada paso que da el hombre trae una esperanza, un avance. Por eso creo que esta extraordinaria revolución tecnológica que nos han traído los siglos XX y XXI, que parece agobiarnos y hasta hundirnos en la mediocridad de robots, trae lo suyo. En esta cinta de maravillas de descubrimientos e inventos, donde se suceden vertiginosamente el cine, la aviación, la televisión, la fuerza atómica, los vuelos espaciales, la llegada a la luna, la cibernética y todo ese inquietante acercamiento de las redes sociales que ha hecho de nuestro mundo una aldea, está en potencia un gran salto de la humanidad.
¿Hacia dónde y cuando irá el hombre esta vez? No lo sé, pero estoy llena de esperanza. Que sea cual sea el camino, al fin encuentre definitivamente a Dios.-