Macuto: 240 Aniversario del Natalicio de Simón Bolivar
Discurso del Prof. Hilario Narváez, en Santa Ana del Cojo, en Macuto
Muy buen día,
- Señores Directivos del Centro Misionero Santa Ana de la Parroquia Macuto.
- Señora Omaira Rodríguez, Presidente y demás miembros de la Sociedad Propagadora del Culto a Nuestra Señora de Santa Ana en esta Parroquia.
- Padre Alfonso Bárbara, Director Espiritual de esta comunidad
- Señoras, señores todos…..
Estoy aquí, a solicitud de mi apreciado y gran amigo el historiador Licenciado Rubén Contreras Guzmán, quien al no poder estar presente en este acto, me ha encargado la noble tarea de discurrir en torno a la celebración por anticipado, del DUCENTÉSIMO CUADRAGÉSIMO aniversario del nacimiento de El Libertador Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte Palacios y Blanco, mejor conocido como Simón Bolívar ˂que en paz descanse˃, notable hecho ocurrido el 24 de julio de 1783.
Para dar inicio a esta disertación, traemos el hecho significativo del aprendizaje durante su niñez en el regazo de su madre María Concepción Palacios y Blanco, de el Avemaría y el Padre Nuestro, hasta su fallecimiento, quedando, de apenas nueve años de edad en manos de su tío materno, Carlos Palacios y Blanco. Aquí se forja sumado a elementos posteriores, lo que a futuro constituirá una de las múltiples facetas de su vida y obra: BOLIVAR Y LA RELIGION, tema en el cual ahonda con detalles en una publicación bien documentada, el Ministro para el Desarrollo de la Inteligencia, Dr. Luis Alberto Machado, durante el gobierno del extinto Presidente Luis Herrera Campíns en el periodo comprendido entre 1979 y 1984.
En la mencionada publicación, el Dr. Machado hace referencia a la anécdota narrada por el Hermano Nectario María, mediante la siguiente cita: ”Bolívar castigó públicamente la blasfemia, como fue el caso de un ex religioso, que en una comida en la localidad de Cipaquirá, llegó a expresarse soezmente de la Santísima Virgen María. Luego de oír esto, Bolívar se levantó de su asiento como un rayo, acercándose al ex religioso, dio un golpe fuerte en la mesa y le dijo: Calle, insolente. ¿Cómo se atreve usted a proferir semejante blasfemia? Ni a mí mismo padre permitiría algo semejante de Nuestra Señora. Acto seguido, se dirigió al jefe militar de la plaza en los términos, Señor Barriga, ordene usted a cuatro lanceros, llevar a este insolente y mal educado a Bogotá, y vele porque lo entreguen allí al Padre Provincial para que le enseñe la doctrina y algunos elementos de urbanidad” (Fin de la cita).
En 1799, Bolívar llegó a Veracruz; luego visitó a ciudad de México, quedando asombrado del gran culto a la Virgen de Guadalupe. En la lucha por la independencia, cultivó siempre su devoción a la Virgen. En 1825, en compañía del Mariscal Antonio José de Sucre, visitó el pueblo de Cayma, en la ciudad de Arequipa y oraron en el Santuario de la Virgen de la Candelaria y a un lado del Santuario almorzó quedando para siempre el lugar como “el comedor de Bolívar”.
En la carta de Jamaica, (septiembre de 1815) invocó a la Virgen de la Guadalupe. Durante su presencia en Charcas o Chuquisaca, Bolívar recibió del Cabildo Eclesiástico el hermoso relicario de Charcas. El 9 de diciembre de 1825, siendo el primer aniversario de la Batalla de Ayacucho, Bolívar y Sucre, asistieron al Tedeum, dándole gracias a Dios y la Virgen por el triunfo de esa magna batalla.
Hacer el recorrido cronológico de las visitas a los Templos y Santuarios por Bolívar, es prolijo de ese bello libro del Pbro. Ramón Winke.
El bello libro que cita Cesáreo José Espinal Vásquez se titula “El Voto del General José Félix Ribas a la Inmaculada Concepción, la devoción del Libertador a la Virgen” de Monseñor Ramón Winke en 2011, en ocasión de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Venezuela. En dicho libro, entre otros asuntos, nos explica que después del atentado en Bogotá contra el Libertador, del 25 de Septiembre de 1828, se refugió debajo del”Puente del Carmen”. Se atribuyó la salvación de su vida de las manos criminales y magnicidas, a la poderosa intercesión de la Santísima Virgen María Madre de Dios, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, hoy en día Patrona de Chile.
También en dicho libro, el Padre Winke nos explica que un mes antes de la Batalla de Carabobo, Bolívar visitó la Iglesia Parroquial de Guanare e imploró el auxilio, la protección y la ayuda de la Virgen María, bajo la advocación de Coromoto. A raíz de la publicación de dicho libro, la periodista Macky Arenas le hizo una entrevista al Padre Ramón Winke, el 19 de agosto de 2011. Fue hecha para el diario “ABC de la semana” y “Reporte Católico Laico”. En un extracto de dicha entrevista, se resume:
- ¿Cómo se le ocurrió adentrarse en esa temática?
Es una especie de propuesta, en el contexto de la celebración del Bicentenario, para profundizar en la lectura del proceso independentista en clave mariológica, es decir, a partir del estudio documental de acontecimientos y personajes, destacando entre ellos la devoción a la Virgen María por parte del Libertador Simón Bolívar y el General José Félix Ribas.
- ¿Nuestra identidad nacional como país cristiano- católico está vinculada al culto mariano?
El ideal de libertad, en el corazón de nuestros Próceres, estuvo motivado, guiado, inspirado y ejecutado, por la acción salvadora de la Santísima Trinidad y la poderosa intercesión de la Virgen María en diversas advocaciones, particularmente la Inmaculada Concepción. Es evidente la adhesión a la fe de la Iglesia Católica, que sirve como instrumento de mediación, de la mano de sus Pastores, para acompañar el proceso independentista.
- ¿Por qué la vinculación de Ribas con la Inmaculada Concepción?
Le atribuye el triunfo en la Batalla de La Victoria (12 de febrero de 1814). En un momento dado del combate él percibe que las cosas no van bien, entra en una iglesia y se encomienda a ella. Posteriormente, una vez ganada la batalla, envía un oficio al Ayuntamiento de Caracas, constatando que el triunfo se debía a la sangre derramada, pero también a la “protección visible” de María Santísima. El Ayuntamiento asume el Voto del General Ribas, que también aprueba El Libertador. Todo ello está perfectamente documentado en las actas del Cabildo y otros documentos de la época.
- ¿En dónde están las raíces de esa fe?
Las encontramos en las familias, en los maestros, como el Padre Andújar y en el ambiente cultural-religioso que fue marcando convicciones y motivaciones profundas, hasta expresarlas públicamente. Así sucedió en la deposición de Vicente Emparan, el 19 de abril de 1810; de modo explícito en el Acta de Independencia, el 5 de julio de 1811; en la Batalla de Carabobo, el 24 de junio de 1821 y en la victoria del General Antonio José de Sucre en Ayacucho. Este último también hizo como Ribas, diez años después, un voto a la Inmaculada Concepción, el 9 de diciembre de 1824, durante la batalla que selló la independencia de los países de habla hispana en la América del Sur. Sucre considera como “primer deber de un católico rendir homenaje de reconocimiento al Dios de las batallas, cuya protección a favor de la causa de la independencia fue visible”. De hecho, las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, al jurar la Independencia de Venezuela, juraron también la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Muchos son los casos inéditos, omitidos por los historiadores nacionales, que ilustran la devoción mariana de nuestros patriotas. La misma viene de Europa, donde la madre ha jugado un papel muy importante.
Desde muy joven y hasta su lecho de muerte, Bolívar expresa su conciencia de tener la misión, confiada por Dios, para romper y liberar las cadenas de la opresión; de proteger y mantener la religión cristiana católica “hasta que muera”; de rendir gratitud y honores a la Madre de Dios, la “Virgen de la libertad”, la Inmaculada Concepción; de impartir la Religión en las escuelas y las ciencias eclesiásticas en la Universidad; de predicar la moral cristiana, la paz y la concordia, ya que “sin la conciencia de la Religión, la moral carece de base”. Eso lo tenía muy claro.
- ¿Cómo delinear, entonces, el perfil religioso de Bolívar?
Como una vez declararon los Obispos de Venezuela, “Aunque no podríamos proponer a Bolívar como paradigma de la vida cristiana, no se puede negar su continuada actitud de aceptación, respeto y apoyo para con la religión, su asistencia a los actos de culto con una espontaneidad ajena al protocolo, su visita respetuosa a los Santuarios como el de Chiquinquirá y el de Guanare antes de la jornada de Carabobo y su recurso a la plegaria en los momentos críticos”. Tampoco se puede ignorar la impresionante ortodoxia que encuentran quienes estudian el perfil de Bolívar como estadista y gobernante, al buscar el necesario y conveniente recurso al Papa como solución real y efectiva de los problemas eclesiásticos del nuevo orden, concretamente la cuestión del Patronato Eclesiástico.
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Algunos otros gestos que se pueden citar de El Libertador que dicen de su devoción mariana son:
- En plena Batalla de Pantano de Vargas, Bolívar invoca a la Virgen del Rosario de Tutazá. También acude a encomendarse a la Virgen de Coromoto en la Iglesia Parroquial de Guanare e implorar su auxilio faltando un mes para la Batalla de Carabobo. Igualmente, hace referencia a la Virgen de Guadalupe en la Carta de Jamaica y se postra a orar ante la imagen de la Virgen del Socorro en Huanchaco antes de salir a la campaña del Perú. Otro dato de la historia es que el Cabildo Eclesiástico de Chuquisaca (hoy Sucre) le regaló al Libertador un hermoso relicario (broche de oro enjoyado), que representa a la Virgen Inmaculada del cual jamás quiso separarse.
- Después del atentado del 25 de septiembre de 1828 en Bogotá, el Libertador se fue a refugiar debajo del Puente del Carmen, atribuyendo la salvación de su vida a la poderosa intercesión de la Madre de Dios bajo esa advocación.
- Narrado por el historiador Alfredo Cardona Tabón mediante la cita: “a 50 minutos de Duitama, en un contrafuerte cordillerano, está la pequeña población de Tutazá con tierra fértil que produce Papa, Cebada y Pasto para su selecto hato lechero. Pueblan a Tutazá boyacenses recios, de ruana de lana, sombrero de fieltro y botas pantaneras. Es una tierra amable donde el tiempo no tiene prisa y la muerte no se agazapa en los caminos; allí el pasado convive con el futuro: la zona rural parece enmarcada en el siglo diecinueve y en el casco urbano vemos oficinas y colegios con modernas tecnologías al alcance de sus seis mil habitantes… A la entrada del templo colonial enmarcado en un parque lleno de flores, está la Virgen de la aldea de los tiestecitos una imagen quiteña de la Virgen María, vestida con una amplia manta lujosamente adornada, una media luna a sus pies, en la mano derecha un rosario y en la izquierda el Niño Jesús”(Fin de la cita).
- Del mismo Cardona Tabón, la cita: “Yo puedo más que Dios, soy más poderoso que Dios; ni el mismo Dios me puede derrotar” (Fin de la Cita), fueron expresiones del comandante realista José María Barreiro; unas de las mas soberbias, expresadas en combate. En la Sagrada Biblia se nos habla de la soberbia y nos explica muy bien lo relacionado con la soberbia del comandante José María Barreiro y también lo relacionado con la humildad de Bolívar al pedirle ayuda y protección a la Santísima Virgen María bajo la advocación de la Virgen del Rosario de Tutazá”: «La soberbia es tan odiosa al Señor como a los hombres;…el comienzo de la soberbia en el hombre es apartarse del Señor y no tomar más en cuenta al Creador. El pecado es el comienzo del orgullo; al perseverar en el pecado se abren de par en par las puertas a la soberbia impía. Por eso, el Señor envió a los pecadores siniestros castigos. Y al soberbio del comandante José María Barreiro, le vino el siniestro castigo”.
En efecto: En la batalla de Boyacá, se volvieron a encontrar, el coronel Rondón y el comandante Barreiro. “El 7 de agosto de 1819, el coronel Rondón, participó de manera importante en la batalla de Boyacá, en la cual en lo más intenso de la contienda, Bolívar le ordenó un contraataque con los lanceros llaneros, que consiguió que los realistas retrocedieran en desorden e incluso un batallón de caballería huyera sin ofrecer resistencia. Al final de la lucha el ejército realista resulta rodeado y se rindió en su casi totalidad a las tropas de los independentistas. Barreiro y todos los oficiales españoles prisioneros fueron ejecutados el 11 de octubre, fusilados por orden de Francisco de Paula Santander. La satisfacción y alegría del Libertador por el arresto de Barreiro y por la digna actuación del Soldado Pedro Pascasio Martínez, hizo que le hiciera un reconocimiento oficial, lo ascendió al grado de Sargento y le dio una gratificación de cien pesos. El comandante realista José María Barreiro, quedó ante la historia como un soberbio. Y como todo soberbio, terminó siendo un perdedor. Como antes dijimos, el comandante Barreiro terminó fusilado por el general Santander, mientras que Bolívar por haber sido humilde y haber invocado a Dios a través de la Virgen del Rosario de Tutazá, terminó siendo un ganador, un triunfador y un libertador. La soberbia no paga, la humildad sí; lo acabamos de ver.
Testimonios de Monseñor Alfonso de Jesús Alfonzo Vaz, un ilustre y santo prelado, estudioso de la religiosidad de Bolívar, escritor del libro Bolívar Católico, entre otros, quien al momento de escribir estas líneas, tiene casi 100 años de edad y 76 de haber sido ordenado sacerdote.
I- Al explicar en la iglesia de San Francisco en Caracas, los grandes logros de la Campaña Admirable del año 1813, Bolívar expresó en Caracas, el 2 de enero de 1814:.
: “la Providencia y no mi heroísmo, ha operado los prodigios que admiráis”
II- En 1821, el Libertador se traslada a Cúcuta. Entre las cosas que hace es ir a la Iglesia y participar en la celebración del himno Te Deum. En el momento de la bendición, se levanta de su asiento, toma la bandera, la inclina ante el Santísimo dando un golpe con el asta en el suelo y exclama: «Solo ante ti, Señor, se inclina esta bandera”.
Además de lo anterior, hay que decir que la fe en Dios, la llevó Bolívar a la política, a la independencia, a la libertad, a su concepto de la moral, de la ética, etc. La fe en Dios de Bolívar no se quedaba en una nebulosa o en algo teórico que no llevaba a la práctica; era una fe que se traducía en obras, hechos y realizaciones. A tal efecto, Bolívar, dijo frases relacionadas con la religión y la fe, que entre otras son las siguientes:
“Moral y luces son nuestras primeras necesidades”
“El talento sin probidad es un azote”.
“Tengamos una conducta recta y dejemos al tiempo hacer prodigios”.
“Los descendientes de San Pedro han sido siempre nuestros Padres”.
Esto último lo dijo en la memorable ocasión de celebrar el nombramiento de los nuevos obispos de la Gran Colombia, en un brindis, el día 27 de octubre de 1827.
Desde Potosí le escribe a su hermana María Antonia el 27 de octubre de 1825 lo siguiente: “Me alegra mucho que los clérigos me esperen con impaciencia como tú dices. Puedes asegurarles que protegeré la religión hasta que muera”..
Le escribe al general chileno Bernardo O Higgins desde Huaraz-Perú el 14 de junio de 1824: “Dios guía los pasos de los hombres”.
En momentos muy difíciles, como por ejemplo en Carúpano, el 7 de septiembre de 1814, culmina su famoso Manifiesto diciendo lo siguiente: “Dios concede la victoria a la constancia”.
En la Gaceta de Colombia”, núm. 370 del 31 de agosto de 1828, expresa: “Permitiréis que mi último acto sea recomendaros que protejáis la religión santa que profesamos, fuente profusa de bendiciones del Cielo”
En Carta de Bolívar al cura Justiniano Gutiérrez, Bogotá octubre 1828: ”Sin la conciencia de la religión, la moral carece de base”
El momento más grandioso, excelso y sublime del cristianismo de Bolívar, fue en el momento de su muerte. En los puntos anteriores citamos la devoción mariana del Libertador, fijémonos ahora que en el “Ave María” dice “ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte”.
Para un creyente, la hora de la muerte, debe ser algo muy importante, a tal punto que lo pedimos en el rezo del “Ave María”. El mismo Bolívar expresó lo importante que iba a ser para él la hora de su muerte: “Me siento morir, mi plazo se cumple. Dios me llama; tengo que prepararme a darle cuenta, y una cuenta terrible ha sido la agitación de mi vida; y quiero exhalar mi último suspiro en los brazos de mis antiguos compañeros, rodeado de sacerdotes cristianos de mi país y con el crucifijo en las manos”.
El testamento y la última proclama de Bolívar fueron dictadas en Santa Marta, Colombia, el 10 de diciembre de 1830, pocos días antes de su muerte. Bolívar recibió los santos sacramentos de la siguiente manera: Monseñor José María Estévez, obispo de Santa Marta, le administró el sacramento de la Confesión-reconciliación y los sacramentos de la Eucaristía y Unción de los Enfermos (Extremaunción), les fueron administrados por parte del humilde cura de la aldea de Mamatoco, quien llegó en la noche con sus acólitos y varios indígenas”.
He aquí, un extracto de su testamento y la relación de su fe en Dios:
“En nombre de Dios todo Poderoso. Amén.
Yo, Simón Bolívar, Libertador de la República de Colombia, natural de la ciudad de Caracas en el Departamento de Venezuela, hijo legítimo de los señores Juan Vicente Bolívar y María Concepción Palacios, difuntos, vecinos que fueron de dicha ciudad, hallándome gravemente enfermo, pero en mi entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firmemente creo y confieso el alto y soberano misterio de la Beatísima y Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios que cree, predica y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya fe y creencia he vivido y protesto vivir hasta la muerte, como Católico fiel Cristiano, para estar prevenido cuando la mía me llegue con disposición testamental, bajo la invocación divina, hago, otorgo y ordeno mi Testamento en la forma siguiente:
1) Primeramente encomiendo mi Alma a Dios nuestro Señor que de la nada la crió, y el cuerpo a la tierra de que fue formado, dejando a disposición de mis Albaceas el funeral y entierro, y el pago de las mandas que sean necesarias para obras pías, y estén prevenidas por el gobierno”.
En la última proclama de Bolívar, leemos lo siguiente:
»Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía. He trabajado con desinterés, abandonando mi fortuna y aun mi tranquilidad. Me separé del mando cuando me persuadí que desconfiabais de mi desprendimiento. Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado, mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono.
Al desaparecer de en medio de vosotros, mi cariño me dice que debo hacer la manifestación de mis últimos deseos. No aspiro a otra gloria que a la consolidación de Colombia. Todos debéis trabajar por el bien inestimable de la Unión: los pueblos obedeciendo al actual gobierno para liberarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando su espada en defender las garantías sociales.
¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”. Bolívar murió siguiendo el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo y de San Esteban. Nuestro Señor Jesucristo dijo lo siguiente, en una de las siete Palabras dijo en La Cruz: “Padre, perdónalos que no saben lo que hacen”.
San Esteban fue uno de los primeros siete diáconos. En los Hechos de los Apóstoles se nos dice lo siguiente: “Mientras lo apedreaban, Esteban oraba, diciendo: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después, poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: “Señor, no les tengas en cuenta este pecado”. Y al decir esto, expiró”. Murió como un santo.
Muchas gracias!!