Roberto Fermín Bertossi, Docente e investigador universitario desde Argentina:
Un cinismo básico informa y alimenta distintas expresiones de inquietud, temor y hasta como de sorpresa corporativa político-partidarias o comunicacional, ante el marcado ausentismo verificado (y su negativa tendencia inercial) tanto en las ultimas contiendas electorales, provinciales y municipales; como en todas aquellas otras por realizarse en el corriente año, incluso a nivel nacional.
Entonces y si de cinismo se trata, anticipamos que generalmente refleja la actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma impúdica y deshonesta, algo que merece general desaprobación.
Resulta llamativo pero al menos, dudoso, que avezados dirigentes políticos o comunicadores sociales, se muestren sorprendidos ante dichas abstenciones electorales, cuando presidentes, gobernadores, intendentes o legislativos electos en los últimos treinta años, hasta llegaron a confesar o admitir sus propias defraudaciones electorales (impunes) para con la ciudadanía en general, vg. “Si yo decía lo que iba a hacer, no me votaba nadie» (Carlos Saúl Menem)
Un cúmulo de evidencias revela que no son, solamente, los ciudadanos ausentes o abstenidos electorales, quienes no defendieron nuestra costosísima democracia.
En efecto, quedó documentado que, en todo caso, los responsables de esto último fueron “muchos” integrantes de lo hoy conocido como “casta política”; conformada por generaciones de dirigencias viles y corruptas, las que con toda ineficacia, nepotismo o favoritismos; se enriquecieron ilícitamente, pauperizando simultánea e intolerablemente a demasiados argentinos; postergando y procrastinando con crueldad o indolencia el legítimo bienestar de la población, y ello frecuentemente con la complicidad o el silencio de conspicuos comunicadores sociales; a la postre y en su conjunto, progenitores mayores de nuestra anodina, lánguida e indefensa democracia real.
A propósito, pocos podrían haberlo reflejado mejor que las palabras de Joan Manuel Serrat el pasado 27 de mayo de 2022, al recibir otro doctorado honoris causa, otorgado esta vez por decisión del Consejo Superior de la Universidad de Costa Rica.
“… lejos de llevarme a consolidar y concretar una idea de patria sublimada y distante, me fue consolidando en el descubrimiento: la patria para unos es el territorio, para otros es el idioma, para otros la niñez, para algunos algo con lo que llenarse la boca y otros con lo que llenarse la bolsa.
Yo he reconocido mi patria por los caminos. Lo aprendí de mi madre, que decía que su patria estaba donde sus hijos comían. Probablemente eso deben pensar las miles de madres que a lo largo y ancho del planeta caminan con sus hijos a cuestas, huyendo del dolor y de la guerra, dejando atrás la tierra que los vio nacer y buscando un lugar en donde sus hijos coman, crezcan y aprendan a convivir en paz, en una nueva patria temporal o definitiva. Viéndolos atascados en los barrizales, aguardando reemprender el camino, atorados en el descansillo, pongamos de una Europa, una Europa mezquina y desalmada, la orilla de un Mediterráneo que otrora fue cuna del pensamiento y puente de culturas. Viéndolos así, me pregunto: si alguien sabe decirme, ¿dónde queda la patria de esta gente? ¿Queda atrás, queda por delante?
“En los últimos años, ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico y científico que hemos experimentado. Pero también ha sido muy grande la pérdida de los valores morales de nuestra sociedad. Se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables, y es vergonzosa la corrupción que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad. Más que una crisis económica, diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida. Y, sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla. Como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos. Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí. Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado, donde todo tiene un precio, donde todo se compra y donde todo se vende. Es un derecho y una obligación restaurar la memoria y reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse y ser reconocida. Tal vez no sepamos cuál es el camino. Tal vez no sepamos por dónde se llega antes. Pero sí sabemos qué caminos son los que no debemos volver a tomar… Que los gritos de la angustia no nos vuelven sordos. Y que lo cotidiano no se convierte en normalidad, capaz de volver de piedra a nuestros corazones. Muchas gracias.”
Finalmente, superabundan las razones que explican y predicen (no justifican), renovadas abstenciones y mayores ausentismos electorales, porque como venimos observando en este 2023´ electoral; ciudadanos espectadores y víctimas electorales después de tres décadas de paciencia cívica, ya no parecemos esperar que nos salven la generalidad de aquellos que nos han llevado hasta aquí. “Hasta el mejor de los perros muerde cuando se cansa de que su amo lo maltrate”, (Patrick Rothfuss).-
Roberto Fermín Bertossi
Docente e investigador universitario