¿Cómo funciona la confidencialidad en el Sínodo?
Antes del inicio del Sínodo de la Sinodalidad, que comenzó el 4 de octubre en el Vaticano, se pensaba que las participaciones de los miembros iban a estar bajo el secreto pontificio pero no ha sido así, aunque sí existe una disposición que hace que las discusiones se mantengan en la confidencialidad.
El secreto pontificio es aquel que se guarda, de acuerdo a las normas de la Iglesia, con una reserva y discreción mayor a la normal. Debe guardarse como una “obligación grave” y está regulado por la instrucción Secreta continere de 1974, del Papa Pablo VI. Esta medida, cuya violación implica una sanción, no se aplica a las intervenciones de este Sínodo.
Sin embargo, las normas que sí deben seguir los miembros se publicaron esta semana, en el primer día del Sínodo, y precisan que “cada uno de los participantes está obligado a mantener la privacidad y confidencialidad tanto con respecto a sus propias intervenciones como con respecto a las intervenciones de los demás participantes”.
Además, esto “deber sigue vigente incluso una vez finalizada la asamblea sinodal”. Eso quiere decir que la confidencialidad no concluye el próximo 29 de octubre, sino que se prolonga, aunque no se precisa exactamente hasta cuándo.
De los 450 participantes del Sínodo, que concluirá el domingo 29 de octubre, 365 —incluido el Papa— tienen derecho a voto, 54 de los cuales son mujeres y por primera vez intervienen como miembros de derecho pleno en un evento de esta magnitud en la Iglesia Católica.
Este Sínodo, cuya segunda sesión general se realizará en octubre de 2024, también es el primero en el que el Vaticano no está informando quiénes son los delegados que intervienen en las asambleas generales ni qué dicen, sólo se comunica de manera amplia sobre los temas tratados en los círculos menores y en general, sin dar mayores detalles.
Una explicación desde el Sínodo
Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación y presidente de la Comisión de Información del Sínodo, explicó el jueves 5 de octubre que la “primera novedad del Sínodo” es su carácter “confidencial” para dar prioridad a “la escucha” entre sus miembros, ya que este “es un tiempo de discernimiento en el Espíritu”.
El viernes 6, algunos periodistas consultaron a Ruffini sobre si una entrevista concedida por algún miembro rompe las reglas establecidas o “tiene un impacto” en la confidencialidad, a lo que el prefecto respondió: “Creo que cada miembro del Sínodo ha hecho un discernimiento. Ese es el impacto”.
Al cuestionamiento sobre si habrá algún tipo de castigo en un caso así, el prefecto contestó: “Creo que lo que he tratado de explicar ayer y repito hoy es que es un tema de discernimiento en el silencio, no es que haya un gendarme que te castiga”.
“Hay un discernimiento personal en todo esto. No estamos hablando de castigos o no, estamos hablando de un discernimiento personal pedido por el Papa a los miembros y también a ustedes [periodistas]”, agregó. “Entonces el discernimiento se ha dejado a cada persona”, subrayó Ruffini.
El 4 de octubre, en sus palabras a los miembros del Sínodo, el Papa Francisco resaltó la necesidad de un “ayuno de la palabra pública para custodiarlo”. “El trabajo de los periodistas es muy importante, pero tenemos que ayudarles a que digan esto: caminar en el Espíritu. Es más que la prioridad de hablar. Les pido a los periodistas hacer entender esto, que comprendan la prioridad de la escucha”, añadió.
¿Entonces, todo es confidencial o “secreto” en el Sínodo?
No. De hecho algunos miembros comparten en sus redes sociales imágenes y actividades del Sínodo, pero sin entrar en el detalle de las intervenciones.
Sheila Pires, miembro de la Comisión de Información del Sínodo que estuvo presente en las dos briefings del Vaticano, compartió en su cuenta de Twitter, que pudo entregarle al Papa un presente hecho por su sobrina.
La hermana Daniela Cannavina, secretaria general de la Confederación Latinoamericana de Religiosos (CLAR) publicó una foto del debate en los círculos menores, comentando que “Esta es la principal tarea del Sínodo, volver a poner a Dios en el centro de nuestra mirada para ser una Iglesia que ve a la humanidad con misericordia, una Iglesia unida y fraterna… que escucha y dialoga, una Iglesia que bendice (Francisco)”.
El Cardenal Christoph Schonbörn, Arzobispo de Viena (Austria), señaló, al presentar un video suyo, que “el silencio que se practica una y otra vez en nuestros grupos de trabajo en el Sínodo a petición del Papa Francisco es una experiencia especial. No sólo es bueno para el cuerpo y el alma, sino que también permite una buena comunicación entre nosotros”.
De otro lado, Mons. José Miguel Gómez Rodríguez, Arzobispo de Manizales (Colombia), a través de la cuenta de su arquidiócesis, compartió también un video en el que relata: “Así se ve el aula sinodal cuando los delegados y los padres sinodales se encuentran reposando un poco. Son las 5 y 45 de la tarde en Roma y en el día de hoy hemos tenido congregación general”.
“Eso quiere decir que hemos estado todos reunidos, todos pendientes de las intervenciones de todos y de las síntesis de los grupos y de otros detalles que han sido muy importantes para construir las reflexiones sobre el primer punto de nuestro instrumento de trabajo”, agrega el Prelado.
El P. Iván Montelongo, sacerdote de la Diócesis de El Paso en Texas (Estados Unidos), exclamó, en referencia al “modelo de conversación en el Espíritu” que «¡Usar este método ha sido una experiencia increíble hasta ahora en la Asamblea Sinodal!»
Por su parte, el Cardenal Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo (Uruguay), compartió: “Esta mañana en Roma finalizó una primera etapa del trabajo del Sínodo. Aquí está el grupo de trabajo, uno de los cinco en español, donde coincidimos con Mons. Milton” Tróccoli Cebedio, Obispo de Maldonado-Punta del Este-Minas, también uruguayo.-