Cuba en el Consejo de DDHH de la ONU: una burla desmontada por la realidad
El país sufre constantes apagones, los ciudadanos pasan hambre y si protestan son reprimidos y puestos tras las rejas, donde además son sometidos a torturas. Sin embargo, el régimen celebra hoy su reelección para seguir en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, resaltando la supuesta "labor humanista de la revolución"
La Organización de Naciones Unidas (ONU) suma otro desacierto en cuanto a los países que integran sus distintos comités. Si hasta hace unos meses el organismo multilateral permitió que Rusia ocupara la presidencia transitoria del Consejo de Seguridad, ahora en su más reciente sesión, Cuba fue reelecta como miembro del Consejo de Derechos Humanos.
Como era de esperarse, la dictadura comunista de la isla aprovecha para promocionar la supuesta “labor humanista de la revolución”, la cual solo existe en el imaginario del régimen que lidera actualmente Miguel Díaz-Canel. En realidad, este mantiene tras las rejas a 1045 presos políticos, de acuerdo con el último balance de la organización Prisoners Defenders. Además, “80 % de los presos sufren al menos cinco tipos de tortura”, señala el informe.
Sin embargo, el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores al servicio de la tiranía cubana asegura que el resultado “reconoce el firme compromiso con la defensa del multilateralismo”. A eso le suman que la reelección de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, “supone reconocer la contribución que puede aportar una nación en desarrollo defensora del diálogo y la cooperación para la promoción y protección de todos los derechos humanos”. Pero el texto puede desmontarse fácilmente con los relatos que trascienden desde la isla.
Las numerosas mentiras del régimen
Hoy, Cuba atraviesa una crisis de combustible que decanta en apagones masivos, ya que el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) depende de centrales termoeléctricas. Los habitantes pasan horas sin luz, con alimentos —de por sí escasos— que se dañan por la falta de refrigeración y sin poder usar ventiladores en un país tropical. Se llegó a este punto por una industria abandonada producto de décadas de corrupción castrista.
Como resultado, quedan violentados los derechos humanos básicos, comenzando por el acceso universal y equitativo a electricidad, seguido por la falta agua potable, alcantarillado y el control del régimen sobre las telecomunicaciones. Nicomedes Martínez Diéguez, de 72 años, padece todo esto y más. Cobra una pensión de apenas 1578 pesos mensuales (6,3 dólares al cambio informal) y para sobrevivir, vende alimentos o productos que recibe por la libreta de racionamiento, además limita la cantidad de comida que ingiere, contó a Cubanet. Aún así, el régimen de Miguel Díaz-Canel niega la realidad o culpa al “bloqueo” estadounidense.
Ahora, con la reelección de Cuba en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, salió a flote otra vez ese argumento. Tildaron al “bloqueo” como “la más flagrante, masiva y sistemática violación de los derechos humanos de todo un pueblo”. Resulta irónico el reclamo si se considera que en agosto pasado, Estados Unidos se consolidó como el mayor suministrador del pollo que se come en la isla. Y como ese hay otros indicadores similares de la relación comercial entre ambas naciones. De manera que el argumento del bloqueo se derrumba. Toda la retórica pasa por sanciones que existen sobre los cabecillas del régimen y sobre empresas usadas para cometer corrupción.
No menos importante fue la mención que la dictadura hizo al Código de las Familias, una débil y defectuosa estrategia para proyectar una imagen de progresismo y participación ciudadana masiva inexistente a favor del colectivo LGBT+.
Rusia quedó por fuera
Aunque Cuba logró salir reelecta como miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, su país amigo, Rusia, no lo logró. La nación que dirige Vladímir Putin esperaba volver al grupo luego de más de un año de su expulsión por la guerra que inició contra Ucrania.
China es otro país dominado por el comunismo que también se hizo nuevamente de un espacio en la instancia de la ONU. Junto a estos están también Países Bajos, Francia, Japón y Costa de Marfil. La votación se da en medio de un escenario geopolítico convulso y dos guerras: la que Rusia lleva adelante en Ucrania y la que el grupo terrorista Hamás desató en Israel.
A pesar de todo eso, en la ONU siguen sin tomar decisiones que limiten a Estados violadores de derechos humanos de ocupar sillas en instancias tan importantes que terminan perdiendo credibilidad.-
Oriana Rivas/PanamPost