El Papa

Francisco asegura que «la Iglesia tiene que cambiar» pero llama a la unidad: «Las rupturas no son buenas»

"El Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo"

El pontífice llama a un progreso de las ideas «siempre en armonía» respetuoso de la «tradición en el buen sentido de la palabra». Críticas a los liderazgos mesiánicos, su análisis de los «Flautistas de Hamelin» en la política y rechazo de la explotación laboral, otros temas de su entrevista con la agencia argentina Télam

 

«Explotar a la gente es uno de los pecados más graves»

 

«La Iglesia tiene que cambiar, pensamos cómo cambió desde el Concilio hasta ahora y cómo tiene que seguir cambiando en la modalidad, en el modo de proponer una verdad que no cambia»

 

El papa Francisco aseguró hoy que «las rupturas no son buenas» y animó a la Iglesia a conservar su unidad, aunque pidió que, en medio de los debates que se dan en el Sínodo de obispos que se desarrolla en el Vaticano, se vaya progresando «siempre en armonía» con un norte claro: «La Iglesia tiene que cambiar». En una nueva entrevista con la agencia argentina de noticias Télam, el Papa deslizó además críticas a los liderazgos mesiánicos así como a los que denominó «flautistas de Hamelin» de la política, al tiempo que reafirmó su rechazo a todo tipo de explotación laboral: «Explotar a la gente es uno de los pecados más graves», sostuvo.
«La Iglesia tiene que cambiar, pensamos cómo cambió desde el Concilio hasta ahora y cómo tiene que seguir cambiando en la modalidad, en el modo de proponer una verdad que no cambia», planteó el pontífice en la entrevista.
Para Francisco, «la revelación de Jesucristo no cambia, el dogma de la Iglesia no cambia, pero crece, se desarrolla y se sublima como la savia de un árbol. El que no está en esta vía es uno que da un paso atrás y se encierra en sí mismo».
«Los cambios en la Iglesia se dan en este flujo de identidad de la Iglesia. Y tiene que ir cambiando a medida que los desafíos le vayan presentando cosas. De ahí que el núcleo de su cambio sea esencialmente pastoral, sin renegar de lo esencial de la Iglesia», propuso en ese marco.
Hecha a mediados de septiembre y publicada en medio del Sínodo, la entrevista sirve de medio para que el pontífice plantee, por ejemplo, que «desde los inicios del Concilio Vaticano II, Juan XXIII tuvo una percepción muy clara: la Iglesia tenía que cambiar» y luego «Pablo VI coincidió y continuó, al igual que los Papas que los sucedieron». 
Para Jorge Bergoglio, «no se trata solamente de cambiar de moda, se trata de un cambio de crecimiento y en favor de la dignidad de las personas. Y ahí está la progresión teológica, de la teología moral y todas las ciencias eclesiásticas, incluso la interpretación de las escrituras, que han ido progresando de acuerdo al sentir de la Iglesia. Siempre en armonía».

En medio de críticas del 2,5% del Colegio Cardenalicio (eso representan los cinco purpurados que le enviaron las dubbia), el Papa muestra su mano tendida a la unidad y aseveró que «las rupturas no son buenas. O se progresa por desarrollo o terminamos mal. Las rupturas te dejan fuera de la savia de un desarrollo»

En medio de críticas del 2,5% del Colegio Cardenalicio (eso representan los cinco purpurados que le enviaron las dubbia), el Papa muestra su mano tendida a la unidad y aseveró que «las rupturas no son buenas. O se progresa por desarrollo o terminamos mal. Las rupturas te dejan fuera de la savia de un desarrollo».
«Me gusta usar esa imagen del árbol y sus raíces. La raíz recibe toda la humedad de la tierra y la tira para arriba a través del tronco. Cuando uno se separa de eso, termina seco y sin tradición. Tradición en el buen sentido de la palabra. Todos tenemos una tradición, todos tenemos una familia, todos nacimos con la cultura de un país, una cultura política. Todos tenemos una tradición de la cual debemos hacernos cargo», desarrolló luego.
Con referencias implícitas a los liderazgos aparecidos en muchos países con outsiders políticos a la cabeza,  el Papa sostuvo que «a veces los chicos y las chicas se aferran a milagros, a mesías, a que las cosas se resuelven de manera mesiánica».
«El Mesías es uno solo que nos salvó a todos. Los demás son todos payasos de mesianismo. Ninguno puede prometer la resolución de conflictos, si no es a través de las crisis saliendo hacia arriba. Y no solo», profundizó luego.
«Pensemos cualquier tipo de crisis política, en un país que no sabe qué hacer, en Europa hay varios… ¿qué se hace? ¿Buscamos un mesías que venga a salvarnos de afuera? No. Busquemos dónde está el conflicto, agarrémoslo y resolvámoslo. Manejar los conflictos es una sabiduría. Pero sin conflictos no se va para adelante», llamó el Papa, en una continuidad conceptual con su oda a la Política del capítulo 5 de Fratelli tutti.

En términos generales, Francisco consideró también que «a la humanidad le falta protagonistas de humanidad, que haga ver su protagonismo humano».

«A veces noto que falta esa capacidad de gestionar las crisis y de hacer aflorar la propia cultura. No tengamos miedo a que salgan los verdaderos valores de un país.  Las crisis son como voces que nos señalan dónde hay que proceder. En cambio, los problemas que a veces están un poco tapados o guardados, son como el flautista de Hamelin, que tocan la flauta, vos creés que todo es flauta, vas allá y todos se ahoga. Yo le tengo mucho miedo a los flautistas de Hamelin porque son encantadores. Si fueran de serpientes los dejaría, pero son encantadores de gente… y las terminan ahogando. Gente que se cree que de la crisis se sale bailando al son de la flauta, con redentores hechos de un día para el otro. No. La crisis debe ser asumida y superada, pero siempre hacia arriba», agregó.

Convertido una vez más en una voz en defensa de trabajadores y excluidos, Francisco agregó luego que «explotar a la gente es uno de los pecados más graves».

«Tengo datos sobre la explotación laboral en el mundo que son muy grandes. Y es muy duro eso. El trabajo te confiere dignidad y de ahí que el trabajador tiene derechos concretos. Quien lo contrata para trabajar tiene que proveer servicios sociales, que son parte del derecho. El trabajo es con derechos o es esclavo»

«Tengo datos sobre la explotación laboral en el mundo que son muy grandes. Y es muy duro eso. El trabajo te confiere dignidad y de ahí que el trabajador tiene derechos concretos. Quien lo contrata para trabajar tiene que proveer servicios sociales, que son parte del derecho. El trabajo es con derechos o es esclavo», agregó.

El Papa dice lo que dice el Evangelio

Por último, el Papa vuelve sobre una de sus temáticas recurrentes al rechazar que lo cataloguen como comunista por su defensa de los descartados. «Verdugo no es solamente aquel que mata a una persona, sino también el que explota a una persona. Tenemos que tener conciencia de esto. A veces cuando me escuchan decir las cosas que escribí en las encíclicas sociales, dicen que el Papa es comunista. No es así».
«El Papa agarra el Evangelio y dice lo que dice el Evangelio. Ya en el Antiguo Testamento, el derecho hebreo pedía que se cuidara a la viuda, al huérfano y al extranjero. Si una sociedad cumple estas tres cosas anda fenómeno. Porque se hace cargo de situaciones límites de la sociedad. Y si se hace cargo de las situaciones límites, lo hará con las otras también», profundizó.-

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