P. Luis Ugalde, sj:
Domingo 22, 3 p.m., la calle Industrial de Catia llena de electores alrededor de un par de mesitas
y cuatro sillas bajo un toldo elemental. Largas colas con caras alegres y conversaciones cordiales
entre desconocidos, unidos por la voluntad común de CAMBIO. Un señor me dijo, desbordado
de alegría por el gentío: “esto nunca se ha visto en Catia”. Luego de dos horas me retiré a las 5
de la tarde y todavía centenares seguían pacientemente en la cola. Ni siquiera el diluvio que los
empapó logró dispersarlos; apostaban por el cambio democrático y no querían perder el tren de
la esperanza. Pero Catia no era única; con ella estaban firmes Antímano-Ucab, La Vega, La Florida,
Caracas entera y Venezuela…
Previamente, los entendidos decían que un millón de votantes en una primaria con tantos
obstáculos era una cifra elevada y difícil de alcanzar. La realidad desbordó esa cifra que al final
ha llegado a 2.400.000. La aparente apatía se transformó en emoción y esperanza de cambio
concentradas en María Corina Machado. Más de 90% de los votantes la escogió por coherente,
intransigente con la corrupción, inteligente, valiente y firme en el rechazo a la dictadura.
Venezuela debe a Jesús María Casal, a la Comisión de Primarias y a miles de colaboradores en las
regiones y en las mesas de votación, una profunda gratitud por su extraordinaria conducción y
desempeño.
Con esa emoción contagiosa en torno a una candidata tenemos un año intenso por delante para
la elección presidencial y cambio renovador en todas las instancias políticas y de gobierno. La
dictadura que hace un cuarto de siglo tuvo apoyo popular, recursos y poder sin límites, tratará
de imponerse con la mentira del poder, supliendo la actual falta de respaldo popular con la
imposición arbitraria abusando de armas, leyes y exclusividad comunicacional.
Por eso el poder primero decidió que el domingo no hubo elecciones y ningún medio de
comunicación (TV, prensa, radio…) pudo decir absolutamente nada de la impresionante
movilización pacífica que vivimos los venezolanos en la calle, sin policías, ni ejército, y sin heridos
ni muertos. En las amordazadas noticias del lunes 23 no existió la primaria electoral y millones
de venezolanos éramos ninguneados; para el martes 24 salió la nueva “verdad” desde la
Presidencia y desde la Asamblea del régimen y otros mandaderos, la “noticia” de que el domingo
había tenido lugar un “mega fraude”, una “descomunal estafa” y un delito que debía ser anulado
y castigado. El ojo penetrante del poder había descubierto que sólo habían votado 500.000 y los
otros dos millones eran de fabricación fraudulenta. Es decir que usted, dos millones de
venezolanos y yo, no existimos, pues así lo decide la dictadura. Ahora ésta va a reforzar las
trincheras y preparar las tropas de asalto jurídico y los gases asfixiantes para anular la primaria e
impedir que en la segunda mitad de 2024 el triunfo democrático abra la puerta a la
reconstrucción del país que toda Venezuela necesita y desea.
A los demócratas y a nuestra candidata unitaria nos espera un año de intensa movilización callada
para recoger las fuerzas diversas y aunarlas, pues solo juntas tienen la potencia necesaria para
ganar y para que el nuevo gobierno no sea un fracaso trágico y la transición no sea de odio estéril
y venganza,sino de abrazo, reconciliación y renacer nacional. Nuestra candidatura debe movilizar
los espíritus, y activar la esperanza de cambio, incluso en quienes todavía no se atreven a salir de
las cenizas que quedan del chavismo muerto. María Corina desde su firmeza por el cambio y con
humildad, tiene que buscar la unión de las diversas corrientes democráticas y convertirse en
esperanza también de quienes sufren el desengaño madurista. No será posible el triunfo de 2024-
ante las resistencias desesperadas de la dictadura, sin que la candidata democrática siembre la
necesaria unidad en la diversidad.
El actual desastre de Venezuela es de dimensiones de derrota bélica y tierra arrasada. La
recreación del país a primera vista parece imposible sin un liderazgo y miles de liderazgos de
mente renovada, reconciliadores y con voluntad férrea en las diversas áreas de la actividad
nacional (salud, educación, sectores productivos, medios de comunicación y cultura,
infraestructura…). El renacer de una Venezuela democrática y plural. Esperamos de María Corina,
y de otros liderazgos, que estén a la altura de lo que vivimos en la Primaria y desaten las mejores
virtudes productivas de la Venezuela que necesitamos en bienes y responsabilidad ciudadana.
Que María Corina no sea vista como amenaza sino como invitación y oportunidad, incluso por
aquellos seguidores de la dictadura que no han cometido delitos mayores en estos años de
desastre nacional. Sumar fuerzas, multiplicar capacidades y acuerdos, cultivar el pluralismo
productivo y estimular iniciativas libres para que los venezolanos ganemos las próximas
elecciones y el reto formidable del renacer nacional.
Todo ello requiere de inversiones multimillonarias. que no solo significan capital, sino
oportunidad para que millones de trabajadores con crecida productividad eleven sus actuales
miserables ingresos familiares que hoy son unos pocos bolívares de hambre. Esta Venezuela tan
profundamente enferma, no podrá renacer sin una fuerte colaboración (y reinserción)
internacional política y abierta a inversiones en un terreno donde la nueva esperanza sustituya
al temor y agresividad que apagó las solidaridades y las inversiones, sin las cuales no tenemos
futuro.
Es muy importante que desde ahora la Fuerza Armada encuentre su lugar de máxima importancia
en esta Venezuela naciente. Las posibles desconfianzas y los prejuicios existentes hacia la
candidata ganadora se superan con encuentros, conversaciones y aclaración de dudas sobre el
cambio democrático que queremos.-
Caracas, sábado 28 de octubre de 2023