Opinión

Pugnaces por condición

Es justo ser combativos, no pugnaces

Bernardo Moncada Cárdenas:

Una vez más, la población adulta de Venezuela manifestó su decisión y madurez, al concurrir sin coacciones al evento comicial organizado por la sociedad civil y algunos partidos políticos, celebrado con el objeto de elegir la candidatura que, representando la posición de una mayoría, adverse al candidato del actual régimen hegemónico que detenta el poder. Las primarias fueron un éxito y un evento prometedor.

Tal gesto debería suscitar la admiración de uno y otro bando, dados los impedimentos laboriosa y tesoneramente superados. Entre muchos avances, no solamente una reconocida dirigente caracterizada por vehemente oposición a celebrar elecciones, en las circunstancias de sujeción abusiva por parte del gobierno autocrático, se convenció de presentarse a las primarias, sino resultó ganadora por abrumadora mayoría, casi aclamación.

Evidentemente los capitostes del oficialismo, que habían probado numerosas artimañas para impedir, trastocar, o controlar, las primarias, además de intentar disuadir a los posibles votantes con amenazas y calumnias, probaron el sabor del fracaso y de la derrota que se vislumbra para 2024. De inmediato han intensificado la campaña que ya venía desenvolviéndose. Ahora proponiendo una anulación literalmente tirada por los pelos, con acciones que no buscan otra cosa que exacerbar los ánimos de quienes, una semana atrás, vivíamos la fiesta democrática en paz y concordia.

Desde antes de las primarias, se escuchan voces pugnaces deseosas de llamar a la calle de nuevo, como varias veces se ha hecho con la respuesta valiente del pueblo, cuyo sacrificio tuvo varias veces como resultado violencia de los inermes contra las armas, con el resultado que era de preverse. Hoy, frente al trapo rojo de un adversario que muy poco puede hacer, más que revivir la lucha callejera y dar al traste con el logro del domingo 22, quieren volver a embestir.

Y, en realidad, hay que entender lo difícil que resulta mantener la sangre fría y no caer en las provocaciones de una astucia capaz de las mayores malignidades. Es justo sentirse enervados y apretar los puños, además de que no es lógico perder la combatividad ante las amenazas contra el futuro de nuestro país que vemos cumplirse día a día.

Es justo ser combativos, no pugnaces. La pugnacidad es un estado de belicosidad, de ánimo exacerbado que hace enfrentarnos a opuestos y cercanos por quítame estas pajas, el estado de ánimo que frecuentemente agita inútilmente las redes y el seno de los grupos familiares o políticos. La combatividad es la disposición a luchar, a afanarse, por conseguir nuestras metas, guerreros, acometedores, emprendedores, a veces animosamente, a veces serenamente.

Hemos sido hábilmente condicionados para ser sólo pugnaces, desde aquella espantosa promesa de “freír las cabezas en aceite”, sustituyendo una verdadera combatividad con una permanente y cegadora rabia que afecta a tirios y troyanos; a ser “fosforitos”. En este momento, para no perder lo ya logrado y alcanzar la meta, más nos vale aprender a diferenciar y decidirnos a ser serenamente y eficazmente combativos.-

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba