Entrevistas

Giacomo Rizzolatti: «Pasar mucho tiempo en redes nos hace menos empáticos»

El investigador es una de las figuras clave en la neurociencia. Las neuronas espejo que descubrió son la clave de la empatía: nos dan la posibilidad de ponernos en la piel de los otros

A sus 86 años, Giacomo Rizzolatti conserva intacto su entusiasmo por aprender. El científico italiano lo demuestra varias veces durante la inauguración del laboratorio de la empresa Ever3 que a partir de ahora llevará su nombre en el Parque Científico de Madrid, en el campus de la Universidad Autónoma. Quiere conocer los detalles de las instalaciones que se destinarán a proyectos de investigación biomédica relacionados con el cáncer, los trastornos mentales y la fibrosis quística, así que no deja de preguntar y varias veces pide que acerquen su silla de ruedas a un punto, para ver de cerca los pormenores del centro.

De todo lo que hay a su alrededor, sin duda lo que menos llama su atención es la placa conmemorativa que acaban de descubrir y que reconoce su papel clave en el ámbito de la neurociencia. A mediados de los 90, en la Universidad de Parma (Italia), Rizzolatti hizo un descubrimiento sorprendente que, además, no estaba buscando, en sus estudios en macacos. En uno de los experimentos, que analizaba el área motora de los simios, el investigador y su equipo identificaron un grupo de neuronas con una particularidad muy especial: no sólo se activaban cuando los animales llevaban a cabo una acción concreta, sino también cuando veían a otros individuos repetir el gesto.

El cerebro de los animales, comprobaron los científicos a través de distintos estudios, «reflejaba» en su interior el movimiento que estaban contemplando, lo reproducía como si fuera un espejo, por lo que el investigador decidió bautizar a aquellas neuronas como neuronas espejo, una red que se ha demostrado clave para entender fenómenos como la imitación o la empatía.

Las neuronas espejo te permiten entender al otro desde el interior, sentir su dolor como tuyo

En un primer momento, los científicos pensaron que se trataba únicamente de un sistema de copia, relacionado con acciones motoras simples, pero la investigación permitió destapar que el mecanismo iba mucho más allá y también permitía hacer propias las emociones y acciones de los otros. Que era un engranaje que nos da la posibilidad de ponernos en la piel de los demás, en sus zapatos.

Por este descubrimiento, el científico italiano nacido en Kiev (Ucrania) ha recibido premios como el Príncipe de Asturias de Investigación Científico Técnica o el Brain Prize, uno de los más prestigiosos en neurociencias. Rizzolatti hizo un hueco en su apretada agenda en Madrid para hacer balance de sus investigaciones y sus logros.

¿Recuerda cómo fue el momento en que vio por primera vez las neuronas espejo?
Fue una sorpresa. Estábamos estudiando el sistema motor en el cerebro de macacos y vimos que había neuronas motoras que se activaban aunque el mono estuviera inmóvil, solo con vernos agarrar un objeto. Pensábamos que no era posible, que era un error. Pero hicimos controles y nuevos experimentos. Y allí estaban las neuronas espejo. Luego también se ha demostrado que están en otras especies animales y también en humanos.
¿Son las neuronas la prueba biológica de que somos seres sociales?
Sin duda las neuronas espejo están en la base de que seamos sociales, aunque no creo que sea el único mecanismo implicado. Probablemente haya otros. Pero las neuronas espejo son muy importantes para las interacciones sociales porque te permiten entender al otro desde el interior. Esto funciona especialmente con las emociones. Si te veo sentir dolor en persona, en mi cerebro es el área del dolor la que también se activa. Entiendo tu dolor porque es como si nos convirtiéramos en la misma persona. Es una forma holística de entender a la gente. En mi opinión, las neuronas espejo son muy importantes para la sociedad.
¿Cuál es su mecanismo de acción?
Te permiten entender inmediatamente a la otra persona. No tienes que pensar para llegar a esa comprensión, lo entiendes de forma inmediata. Si veo a alguien que mueve su mano porque va a coger un objeto, no tienes que pensar: «Ah, está preparándose para agarrar eso». No, lo entiendes directamente porque en tu cerebro hay una copia del mecanismo.
¿Mis neuronas espejo son diferentes de las suyas?
Parte de nuestras neuronas espejo son innatas. Pero luego nuestros cerebros se van diferenciando porque vamos aprendiendo cosas distintas. Y ese aprendizaje es muy importante para entender mejor la realidad. Por ejemplo, alguien que juega al tenis entiende mucho mejor por qué Rafael Nadal es un gran jugador. Cada habilidad que aprendemos nos ayuda a entender mejor la realidad. Eso pasa con la música, con los deportes y también con las interacciones sociales…
¿Debemos entrenar entonces a nuestras neuronas espejo para interactuar mejor con los otros?
Creo que la vida social es muy importante, especialmente para los niños y los adolescentes. Estar en entornos escolares resulta fundamental porque permite conocer a otras personas, hacer amigos, jugar, discutir, etcétera. No creo que sea bueno pasar demasiado tiempo solo, sentado frente al ordenador. No creo que sea bueno ni para esos niños ni para la sociedad. Porque esos adolescentes viven con otras personas, deben aprender a ser un miembro de la sociedad. Y para aprender a ser miembro de la sociedad tienes que interactuar con otras personas, no quedarte en casa solo.
¿Pasar mucho tiempo en el ordenador o en las redes sociales puede hacernos menos empáticos?
Sí, lo creo, porque si aprendes a poner en práctica habilidades sociales entiendes mejor a la gente. Y para aprender habilidades sociales hay que interactuar con otras personas. Por eso me parece horrible cuando los padres, en vez de hablar con sus hijos, les dan un teléfono móvil. El contacto es importante. Las relaciones cara a cara son importantes. Les diría a los jóvenes que no se centren demasiado en la tecnología y inteligencia artificial. Es mucho más importante tener amigos que el último dispositivo electrónico.

Rizzolatti, que a su edad no tiene ninguna intención de dejar de trabajar, sigue yendo a menudo al laboratorio, pese a que hace poco sufrió la amputación de una pierna por unas complicaciones vasculares. Su visita a Madrid es el primer viaje largo que hace tras la intervención, y no quiere perderse nada.

Tras la inauguración del laboratorio que lleva su nombre y antes de dar una conferencia en la Universidad Francisco de Vitoria, disfrutará en Madrid de una de sus pasiones, el fútbol. «Desde que mi abuelo me llevó de niño al estadio siempre me ha gustado», dice divertido, horas antes de visitar el Santiago Bernabéu.

La vida social es clave. En la vida es mucho más importante tener amigos que el último dispositivo electrónico

El científico es forofo del Udinese, el equipo de la ciudad donde se crio, pero está al tanto de las evoluciones de la liga española. Lo cuenta, afable, durante la charla. Una conversación en la que avanza los detalles de la investigación que se está realizando hoy en día en el ámbito de las neuronas espejo.

¿Qué aplicaciones médicas se le está dando actualmente a las neuronas espejo?
Creo que la aplicación médica más importante, por distintas razones, es la relacionada con la rehabilitación. La denominada terapia de acciónobservación se está haciendo muy popular y está avanzando mucho. Por ejemplo, si tienes un brazo paralizado y apenas lo puedes mover, se ha demostrado que si ves a alguien hacer ese movimiento, si visualizas la acción tienes la copia de ese movimiento en tu sistema motor. Eso ayuda, eso hace que las neuronas que no estaban funcionando bien se activen y se agilice la recuperación. Por supuesto, deben seguirse unos parámetros concretos. En primer lugar, debes visualizar a alguien similar a ti, tienes que pensar en hacer el movimiento y después intentarlo. Lo más importante es la visión. No vale solo con imaginarlo o pensar en mover ese brazo. Tienes que observar, antes de intentarlo, cómo se realiza un movimiento similar al que tú luego vas a realizar.
¿Es como un entrenamiento neuronal?
Sí, empezamos con parálisis, pero ya se está explorando para otros problemas, como la esclerosis múltiple o el párkinson. En niños con problemas de movilidad se han visto mejorías significativas. Es un mecanismo mucho más potente de lo que habíamos imaginado. Ha sido una sorpresa para nosotros ver lo que supone para la rehabilitación.
Se ha hablado mucho de la asociación entre las neuronas espejo y trastornos como el autismo. ¿Qué se sabe hoy en día de esta relación?
Lo que creemos es que en el autismo lo primero en resultar afectado no es el sistema de neuronas espejo. No creemos que el origen del problema se encuentre ahí. Lo que pensamos es que en primer lugar hay un déficit en el sistema motor, que no se desarrolla bien y luego se desencadenan otros problemas. Creemos que el sistema de neuronas espejo se ve alterado en el autismo, pero de forma subsiguiente a los déficits motores.
¿Qué está investigando actualmente en su laboratorio?
Nos encontramos muy involucrados en la investigación de la rehabilitación, después de que nos sorprendiera tanto el modo en que está funcionando. Y además hay un tema que me interesa mucho: es algo que estamos haciendo con un grupo de arquitectos estadounidenses que estudian cómo el ambiente influye en la empatía, cómo el entorno y el urbanismo influyen en este sentido. Estamos empezando, pero es muy interesante. Me gustaría llegar a saber más sobre cómo lo que nos rodea puede influir en la estructura del sistema nervioso. También me interesa explorar cómo poder ayudar con realidad virtual en trastornos como la anorexia, en los que el autoconcepto corporal está completamente equivocado. Esperamos poder actuar sobre eso a través de la imagen cerebral.
¿Cuál es el principal misterio que esconde nuestro cerebro?
Creo que el gran misterio sigue siendo la consciencia de las personas. Se ha dicho que estamos muy cerca de hacer ese descubrimiento, pero creo que no es verdad, que estamos muy lejos de saber qué es y por qué se produce la consciencia en los seres humanos.
¿Cómo se siente al saber que algo que usted ha descubierto ha provocado un impacto no solo en su área de investigación, sino en otras, como la filosofía o la psicología?
Me siento recompensado de muchas formas. Sobre todo, para mí ha sido importante que otros colegas científicos valoren el trabajo, reconozcan lo que hemos hecho. Los premios son importantes pero no lo más importante de todo. Cuando me llamaron para decirme que había ganado el Premio Príncipe de Asturias, en 2011, fue una verdadera sorpresa. Yo estaba en Estados Unidos cuando recibí la llamada y lo primero que me salió fue preguntar: «¿Por qué?».-
https://www.elmundo.es/autor/cristina-g-lucio.html/El Mundo, España

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