Opinión

¿Por qué no crecemos? o ¿En qué más necesitamos crecer?

José Antonio Gil Yepes:

Es indudable que el gobierno anotó un gran logro al bajar la inflación desde 1.680.000% en 2017 a 660% en 2021 y a 234% en 2022. Pero también es cierto que no logra terminar de bajarla, sigue siendo la inflación más alta del mundo y muy dañina para la inversión, la producción, el empleo y el salario.

La renuencia de la inflación a terminar de bajar radica en que el programa de políticas con que se atacó desde comienzos de 2019 se agotó. Ahora se necesita otro programa.

El programa original podemos llamarlo “monetarista y fiscalista” porque puso el peso en políticas de esa índole: Desregulación de la circulación de las divisas. Equiparar el tipo de cambio oficial al paralelo. Sobrevaluación del bolívar (para abaratar las importaciones y llenar los anaqueles con bienes importados-aunque sacrificando el empleo nacional). Reducción de aranceles. Desregulación de precios. Reducción drástica de la liquidez mediante la reducción del gasto público y el aumento del encaje legal a casi el 100% (inicialmente) para minimizar el crédito bancario.

Con estas medidas el gobierno se anotó el éxito mencionado. Y la opinión pública reaccionó positivamente pues todos sus indicadores de gestión recogidos por la Encuesta Ómnibus Nacional de Datanálisis revelaron un mejoramiento significativo.

¿Qué puede hacer ahora el gobierno para lograr terminar de abatir la inflación? Es harto conocido que en economía hay que buscar un equilibrio entre el valor de los bienes y servicios que circulan (el PIB) y la cantidad de dinero que circula (la Liquidez). Si circula más dinero que bienes, surge la inflación.

Entonces, para terminar de bajar la inflación, se pueden seguir dos rutas: Seguir bajando la liquidez (y terminar de arruinarnos) o subir la oferta para que se cumpla aquello de que, “a mayor oferta, menos precio.” Por esta segunda ruta nos enriquecemos todos y estaríamos menos disgustados con el gobierno.

Para subir la oferta necesitamos subir la producción nacional. Es inmoral seguir haciéndolo con importaciones sustituibles, contrabando e ilícitos que mantienen al venezolano desempleado, teniendo una capacidad instalada ociosa.

Para subir la producción nacional necesitamos mantener disciplina fiscal (no emitir dinero sin respaldo); subir el gasto público (sobre todo en sueldos), recabar menos impuestos de muchos generadores de riqueza (en vez de elevar los impuestos a los pocos que la producen); no tratar de devolverle la vigencia y valor al bolívar mediante decretos e impuestos (IGTF), sino multiplicando su respaldo con producción; bajar el encaje legal (para subir el crédito bancario); reducir moderadamente la sobrevaluación del bolívar (para irle restando ventaja cambiaria a las importaciones y darle más espacio a la producción, al empleo nacional y a la diversificación de nuestras exportaciones; dedicar las divisas que el BCV deje de “quemar” para sobrevaluar el bolívar e importar barato a rescatar los servicios públicos; darle más sustento legal a la libertad de cambio; devolver los aranceles a niveles comparables internacionalmente; devolver propiedades expropiadas; democratizar el capital total o parcialmente de cerca de 1.000 empresas del Estado; garantizar la propiedad privada; reafirmar la liberación de precios (la ley para controlarlos sigue vigente); ya abrimos, afortunadamente, la frontera con Colombia y se han revisado aranceles bilaterales; empeñarse en el éxito de las  Zonas Económicas Especiales y en la promoción de las exportaciones no petroleras.

Pero hay algo más que apunta a definir “¿En qué más necesitamos crecer?”. Todo lo anterior está muy bien, inclusive, vemos claramente la moderación del discurso y conversaciones gobierno-empresa que perfilan entendimientos. Pero de proyectos a realidades queda todavía mucho trecho: ¿Cuánto tiempo más se necesita para que las Zonas Económicas Especiales dejen de ser sólo proyectos, para que se implemente la Ley de Exportaciones no Petroleras o para que a la Alta Comisión contra el Contrabando se le vea el fruto? Más aún, ¿por qué el gobierno de NM desaceleró el modesto crecimiento de la economía que logró entre el 2021 hasta julio de 2022? Si lo hubiera continuado ya estaría en unos 40 puntos de aprobación de gestión y de votos. Sería imbatible en las presidenciales. Pero hoy… No se diga que fue por los dineros que sustrajeron de PDVSA; las medidas arriba señaladas para aumentar nuestra inversión y producción nada tienen que ver con PDVSA y nos sacarían del rentismo. Señores lo que nos falta es inteligencia, la inteligencia para ver que carecemos de inteligencia emocional para formar el “Equipo Venezuela”; el que aúpe “el Compra Venezolano” y la “Marca Venezuela”. Nuestra competencia debe ser con otros países y no contra nosotros mismos. Siempre salimos al campo descalificando a uno o varios de nuestros propios jugadores. Espero que quien gane las próximas elecciones sea alguien que una y no un radical de derecha, ni de izquierda. Nuestro peor error ha sido caer en las provocaciones de la polarización. El seguir oscilando en Latinoamérica entre extremas derechas e izquierdas muestra que ninguno de los dos modelos es sostenible, sustentable ni deseable.-

@joseagilyepes

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