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He estado pensando… en los Derechos humanos

P. Alberto Reyes Pías, desde Cuba:

El 10 de diciembre, en gran parte de este mundo se celebrará el 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que se refiere a esos derechos que tiene toda persona por la simple condición de pertenecer al género humano, con independencia de su nacionalidad, raza, religión, sexo, posición económica, opinión política o de cualquier otra índole.

Esta declaración parte del reconocimiento de que todo ser humano tiene un valor intrínseco, un valor con el cual se nace y que engendra unos derechos que no dependen de ningún reconocimiento externo. Las demás personas, la familia, el Estado, los gobiernos… tienen el deber de respetar y garantizar esos derechos porque, de no hacerlo, estarían actuando en contra de lo que a cada persona le pertenece.

En su Declaración, las Naciones Unidas establecen, por ejemplo, que toda persona tiene derecho:

 

– A la vida, que es el valor primero y fundamental.

 

– A la libertad de pensamiento, a creer lo que queramos creer, a profesar una religión o a no profesar ninguna.

 

– A la libertad de opinión y expresión, que implica el no ser molestado a causa de las propias opiniones, investigar y recibir informaciones y opiniones y difundirlas por cualquier medio de expresión.

 

– A no ser detenido, preso ni desterrado por el capricho del que gobierna y no según leyes justas establecidas.

 

– A la libertad de reunión y de asociación pacíficas.

 

– A la democracia, que significa el derecho a tomar parte en el gobierno del propio país e implica, en el caso de los adultos, el derecho a elegir a sus propios líderes.

 

– A la seguridad social, que incluye vivienda decente, cuidados médicos, educación, atención a los niños, dinero suficiente para llevar una vida digna y seguridad en la vejez.

 

– A trabajar, cobrar un sueldo justo por el trabajo realizado y afiliarse al sindicato que se prefiera.

 

– Al acceso garantizado a la comida.

 

– A la educación y a que los padres elijan la educación de sus hijos.

 

– A la propiedad privada y a compartirlas según la propia decisión.

 

– Al respeto de la vida privada y a no ser atacado en la honra o reputación.

 

– A salir del propio país y a regresar a él.

 

Termina esta Declaración advirtiendo que ningún Estado, grupo o persona tiene autoridad para suprimir ninguno de estos derechos

 

 Esta Declaración fue aprobada el 10 de diciembre de 1948, y con ella se abrió un camino de justicia y esperanza, porque es un camino que ofreció y ofrece a todas las naciones una guía para que sus ciudadanos vivan en libertad, prosperidad y paz. Cuba es nación firmante de esta Declaración.-

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