Opinión

La información noticiosa

¡Colegas, los tengo en el corazón y los entiendo! Seguro vendrán tiempos mejores y nos contarán esto

 

Gloria Cuenca:

 

Para mis sufridos colegas periodistas.

 

Sin que me quede nada por dentro, afirmo como el inolvidable Gabriel García Márquez: “el periodismo es el mejor oficio del mundo”. Así lo sentí en mi lejanísima juventud, cuando tomé el riesgo y me cambié de la Ciencia Jurídica al periodismo. Para mis padres una verdadera catástrofe. Progresivamente, al ver mi amor, pasión, entusiasmo por la carrera, oficio y profesión, se dieron cuenta de qué, cuando se hace lo que se quiere: “es más fácil ser feliz”.  De remate, en el periódico, encontré al amor de mi vida: Adolfo Herrera E. ¿Qué más pedir? Reportera de la fuente política, varias veces se me llamó la atención por ser demasiado fuertes mis adjetivos para hablar del gobierno democrático de Rómulo Betancourt. (Imaginen por un momento, mi afilada lengua a los 20 años) Quién después, nunca rectificó, el Dr. José Vicente Rangel, me obligó a hacerlo a mí, cuando fui sorprendida en mi buena fe; con el caso de un supuesto bígamo. No era tal; lo demostró con papeles en la mano. Interesante e importante aprendizaje para mí, creo haberlo narrado en otra oportunidad.

Los allanamientos al periódico, las amenazas, los reporteros y periodistas acosados de determinada manera, no fueron impedimento, para maravillosas jornadas, en donde el Maestro de los Maestros Francisco José-Kotepa- Delgado, hiciera la reunión de pauta, donde democráticamente, discutíamos, por sugerencia de él, lo que debíamos ir a buscar como información noticiosa del día. En un ambiente de cordialidad y con posiciones a veces antagónicas, iba surgiendo lo que se debía hacer aquel día. ¿Cómo lograr mayor impacto entre la prensa con la que se competía? El tabloide “Ultimas Noticias,” cuyo fundador había sido el mismo Kotepa, era siempre el reto para llegar a la gran masa de venezolanos críticos del gobierno mediante ”Clarín” tabloide, también. Sí, a veces en la calle, sufríamos la persecución policial.

Otras veces al interior del periódico, éramos reprendidos por escribir sobre determinada situación. Varias veces, me mandaron a bajar el tono de mis informaciones noticiosas. Hubo algún colega que inventó algo para el fin de semana, a fin de que no fuera la primera página, la portada, “un caliche” como se dice en la jerga periodística. Peleé con todas mis fuerzas, usé toda clase de argumentos de tipo ético, al enterarme de que se trataba de un “bluff”, (Hoy, Fake News) ¡Ah, a pesar de todo, fueron tiempos maravillosos en la profesión! Comprendí, muy pronto, que nunca se puede decir todo: la discreción en el periodismo es fundamental.  Libertad, honestidad,   veracidad, indispensables para hacer un periodismo digno, independiente y crítico. Lo definitivo, la Libertad de Expresión no es absoluta, tiene límites.

Reflexiones, relativas al ejercicio del periodismo, que surgieron al ver a mis colegas, pasando “el trago amargo” de cubrir los eventos del 3 de diciembre, del presente año. En medio de amenazas y sospechas. Sobrios, con cara complicada de leer, (sí se puede leer la expresión de la cara, vía la kinésica) disimulando la verdad. ¿Qué hacer? Quienes por 25 años han detentado el poder malamente, en nuestra amada patria, no convencieron de su patriotismo con el vergonzoso simulacro y menos todavía, con el publicitado referendo. No entienden, no saben y lo peor (dicho muchas veces) no saben que, no saben. Son el hazme reír del planeta: sus supuestos aliados, no son tales, les regalan gasolina, dólares y, a la hora de las “chiquitas” como se dice coloquialmente, no les dan el mínimo apoyo.

No se convencen que, lo que deben hacer, es desaparecer lo más pronto posible del panorama nacional, para permitir la reconstrucción de Venezuela. (¡Que destruyeron, ellos!) Nadie les cree. ¡Ah, mis queridos colegas! ¡Qué duro y difícil se ha vuelto “el mejor oficio del mundo”! En medio del domingo de encierro, al que me someto, voluntariamente, veo canales nacionales, no gubernamentales. ¡Dios mío! ¡Qué desastre! Cuanta angustia al ver -sabiendo que lo lamentan- a mis amigos y compañeros periodistas pasar por esa penosa situación. Menos mal, que tenemos las redes sociales, por donde la verdad sale a la luz. Los votantes, a pesar de la represión, son pocos. Amenazas, llamadas telefónicas, agresiones. No logran convencer a la gente para que salga a votar.

La información es “dato reductor de incertidumbre” dice el Dr. Claude Shannon, matemático y padre de la Teoría de la Información. Como dato reductor de incertidumbre, al disminuirla, obviamente se amplia y el ser humano, busca la manera de reducirla. (Derecho de la Información) Aparecen rumores y noticias falsas. La intención: ampliar la incertidumbre, es decir desinformar, para confundir.

No debe olvidar el régimen: en la Unión Soviética después de 73 años desinformando, llegó el momento de acabar con todo. Consecuencia de lo que no se había hecho y tampoco se decía la verdad. Puras mentiras, nadie creía nada. Se formaron redes informales de comunicación. No existían redes sociales. El comunismo soviético desapareció, como un castillo de naipes, tumbado por el viento. ¡Colegas, los tengo en el corazón y los entiendo! Seguro vendrán tiempos mejores y nos contarán esto. Anécdota para el futuro. ¡Dios nos ampare y los proteja!  .-

Publicaciones relacionadas

Mira también
Cerrar
Botón volver arriba