Devociones y tradiciones

San Juan de la Cruz, Doctor de la Iglesia y patrono de los poetas

Cada 14 de diciembre, la Iglesia Católica celebra a San Juan de la Cruz, religioso y poeta místico del renacimiento español.

La experiencia de la pobreza y el encuentro con Dios

San Juan nació en Fontiveros, provincia de Ávila (España), el 24 de junio de 1542. Junto con Santa Teresa de Jesús emprendió la reforma de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, que daría lugar a la fundación de la Orden de los Carmelitas Descalzos.

Juan de Yepes Álvarez -su nombre secular- fue hijo de padres de ascendencia judía conversos al cristianismo: don Gonzalo de Yepes, tejedor toledano, y doña Catalina Álvarez. Tuvo dos hermanos mayores, Francisco y Luis.

Don Gonzalo había sido desheredado por su familia a causa de su matrimonio con Catalina y murió cuando Juan tenía solo 4 años. Aquella pérdida sumió a la familia en la pobreza y aunque Catalina pidió ayuda a los familiares de Gonzalo nunca tuvo éxito.

Dada la falta de recursos, Juan terminó en el Colegio de Doctrinos (para niños abandonados que requeridos de formación en doctrina cristiana) en Medina del Campo, a cambio de ciertas contraprestaciones que lo conducen a servir como monaguillo y sacristán en uno de los templos de la ciudad.

Cierta mejora en la situación económica familiar le permitió luego ingresar al colegio de los Jesuitas en 1551. Mientras estudiaba allí a tiempo parcial, trabajó en el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción. Gracias a los padres jesuitas logró una sólida formación en humanidades que le permitió conocer muy bien el latín y a muchos autores clásicos.

Fray Juan de Matías, un joven carmelita

En 1563, con 21 años, Juan ingresa al convento de los padres carmelitas y adopta el nombre de fray Juan de San Matías. Tras realizar el noviciado entre 1563 y 1564 en el Convento de Santa Ana, se trasladó a Salamanca para estudiar en el Colegio de San Andrés de los Cármenes (1564-1567).

Cierta decepción con la forma de vida carmelita en lo relativo a la contemplación lo hace considerar hacerse cartujo. Sin embargo, poco después de ser ordenado sacerdote conoce a la futura santa Teresa de Jesús. Ella, quien ya tenía referencias del fraile, lo persuade de abandonar el deseo de la cartuja e involucrarse en su proyecto de “reforma carmelita”, quienes serán llamados “descalzos”.

En adelante, muchas penurias y dificultades tuvieron que sortear o sobrellevar ambos santos, dada la hostilidad de los carmelitas calzados y las implicancias naturales de impulsar una reforma con pretensiones de volver a las fuentes del carmelo, ablandadas paulatinamente a lo largo de los siglos. El ideal del Carmelo Descalzo era, pues, seguir la “regla primitiva” de la Orden.

Fray Juan de la Cruz, el carmelita de la madurez

En agosto de 1568, Juan deja Salamanca -donde estaba terminando los estudios de bachillerato- para acompañar a Santa Teresa. Juntos fundaron el convento para mujeres de Valladolid y unos meses más tarde, el 28 de noviembre de ese mismo año, Juan funda el primer convento de la rama masculina del Carmelo Descalzo en Duruelo (Ávila). Aquel día, Juan de San Matías cambia de nombre por fray Juan de la Cruz.

En 1570 la fundación fue trasladada a Mancera, donde Juan se desempeñó como subprior y maestro de novicios. En 1571 es nombrado rector del recién fundado Colegio de Carmelitas Descalzos de San Cirilo. En 1572, asume por pedido de la madre Teresa el cargo de vicario y confesor de las monjas del convento de la Encarnación en Ávila. Durante su estancia allí, acompaña a la madre en sus viajes de fundación.

En el Capítulo General de los Carmelitas de 1575, se decidió enviar un visitador de la Orden para suprimir los conventos de la reforma y recluir a la madre Teresa en un convento. En 1577, fray Juan de la Cruz es apresado y llevado a Toledo. Allí es maltratado y aislado por 8 meses, durante los cuales pudo escribir una de sus más significativas obras: el Cántico espiritual. Providencialmente el Carmelo Descalzo se erige en Provincia exenta y en 1588 es reconocida como Orden.

Después de aquel duro episodio, San Juan de la Cruz siguió desempeñándose como vicario y realizó viajes a Andalucía (España) y a algunas ciudades de Portugal hasta que fue convocado a la presencia de Dios en Úbeda, el 14 de diciembre de 1591. Fue canonizado por Benedicto XIII en 1756 y, desde 1952, es el patrono de los poetas de lengua española. San Juan de la Cruz forma parte de la lista de los 36 Doctores de la Iglesia.

La “noche oscura” y la obra de San Juan de la Cruz: el amor puro

Santa Edith Stein, en una carta escrita en 1940, se refiere a un punto cumbre de la espiritualidad de San Juan de la Cruz.

Edith Stein contestaba a una religiosa dominica, doctora en filosofía, en torno a la naturaleza del “amor puro” para San Juan de la Cruz. Edith escribe:

«San Juan de la Cruz entiende por “amor puro” [a] el amor de Dios por él mismo; [b] el de un corazón libre de todo apego a cualquier cosa creada: a sí mismo y al resto de las criaturas, pero también a todo consuelo y cosas similares que Dios pueda conceder al alma, a cualquier forma de devoción especial, etc.; [c] el de un corazón que no desea otra cosa sino que se cumpla la voluntad de Dios y que se deja guiar por él sin resistencia. Lo que una puede hacer para llegar hasta aquí está ampliamente tratado en la “Subida del Monte Carmelo” [otra obra cumbre del santo]. Cómo Dios purifica al alma, en “La Noche Oscura”. El resultado, en “La Llama de Amor viva” y en “El Cántico Espiritual”. Básicamente puede encontrarse todo el camino en cada una de las obras, únicamente que en cada caso se acentúa una etapa u otra. Pero si usted desea aprender lo esencial, recopilado de forma mucho más breve, entonces debe coger los escritos breves».

A San Juan de la Cruz se le considera, junto a Santa Teresa, la cumbre de la mística cristiana española. Muchos de los escritores y poetas más importantes de la historia reconocen haber sido influenciados por su poesía, y otros tantos sostienen que San Juan representa el nivel más elevado de la poesía escrita en castellano. Uno de sus conceptos con mayor valor literario, místico y teológico es precisamente el de noche oscura del alma, experiencia límite cuando Dios parece radicalmente distante.-

Aciprensa

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