Lecturas recomendadas

Navidad: balance y perspectivas desde los barrios

Los desplazamientos forzados son un fenómeno creciente e invisibilizado, en un país que padece una emergencia humanitaria compleja que ya ha entrado en fase prolongada

Alfredo Infante, S.J.:

Aranza es una niña de 9 años, hija de Yule, líder del comedor de «Alimenta la Solidaridad» que funciona en la parte alta de La Vega, barrio del suroeste de Caracas. Mientras su mamá y yo caminábamos y conversábamos por la calle, la niña pidió permiso, me tomó de la mano y me invitó a jugar a que adivináramos palabras en inglés, mientras íbamos por el camino. Me llamó la atención su vocabulario, conocía palabras y números. Me alegró, sonreí y le pregunté:

 

-¿Estás aprendiendo inglés en la escuela?

-No, aprendí con Duolingo, pero ya no juego.

-¿Y por qué dejaste de jugar?, insistí.

-Porque el internet es muy malo y los datos son muy caros, respondió rápidamente.

 

Crucé mirada con su mamá y ésta asintió con sus ojos, un gesto y una palabra impotente y tímida.

 

Otra anécdota. Estando en el comedor de «Alimenta la Solidaridad», la señora María, con su niño Manuel, esperaba ser incluida en la lista de beneficiarios de este servicio dirigido a personas en situación vulnerable. Su condición: desplazada interna, aunque ella desconoce que lo es. Viene del interior del país, duerme con su hijo en un taller por las noches y durante el día deambula por la calle con su pequeño. No tiene dónde reclinar la cabeza.
Estas son sólo dos experiencias recientes que viví en la zona en la que fui párroco hasta hace unos meses, las cuales sirven para explicar lo que está ocurriendo en el país, desde la perspectiva de los sectores populares, y pueden ayudarnos a hacer un balance de nuestra situación:
En los barrios suburbanos de las principales ciudades vive la mayoría de nuestra gente; y aunque de Venezuela ya han emigrado forzosamente más de 7 millones de personas, éstos se han convertido en el lugar de destino de miles de desplazados de otros estados, que sufren las consecuencias de la brecha de desigualdad entre la capital y el interior, pero se resisten a partir a otras naciones. En nuestros barrios, en medio de la pobreza, hay hospitalidad y un gran sentido de humanidad, y quien llega no es un cero a la izquierda, despierta solidaridad.

Los desplazamientos forzados son un fenómeno creciente e invisibilizado, en un país que padece una emergencia humanitaria compleja que ya ha entrado en fase prolongada. También hay que decir que los desplazamientos son un tema sensible para quienes controlan el poder. Dar cuenta de este fenómeno es evidenciar que el Estado y sus instituciones no están garantizando el acceso a los derechos fundamentales de la gente en buena parte del territorio y que mucha de esa población se ve obligada a migrar a otros países o a movilizarse hacia la gran Caracas, engrosando los cinturones de pobreza. No es que en los suburbios de la gran ciudad sus pobladores vivan en condiciones de vida óptimas, pero la brecha entre el centro y el interior es tal que llegar a Caracas se ha convertido en tabla de salvación para muchos.
¿Y qué nos dice la anécdota de la niña del barrio que aprende inglés por Duolingo y se ve obligada a abandonar su aprendizaje por falta de internet? ¿Qué revela este hecho sobre las capacidades de nuestra gente? ¿Por qué sucede esto en nuestro país? ¿Qué le dice esto a nuestro colapsado sistema educativo?
En este cambio de época, en esta era de aldea global, el acceso a internet y el inglés son claves para sacar a muchos niños, niñas y adolescentes de la pobreza. La experiencia de la pequeña Aranza es que el internet en La Vega es malo. Pero eso no es del todo cierto. Hace poco instalaron fibra óptica en la zona, pero las tarifas no están al alcance de todos. La desigualdad en los barrios ha crecido y la familia de Aranza no tiene capacidad para pagar los costos del servicio. Así, queda excluida del acceso a un medio que le posibilitaría estudiar inglés mientras juega.
En un país con indicadores de desigualdad alarmantes (la última ENCOVI registró que, en Venezuela, la diferencia de ingresos per cápita entre los más pobres y los más ricos es de 70 veces, es decir, 7,9 dólares versus 552,2 dólares [1]); en una nación con un sistema educativo precario (según el SECEL UCAB 2023, los alumnos de bachillerato no cuentan con los conocimientos mínimos en materias fundamentales y su aprendizaje se sigue deteriorando [2]), el acceso a internet -bien acompañado- sería una de las palancas para darle oportunidad de superar la pobreza a niñas y niños con una inteligencia viva como la de Aranza, quien no es la excepción sino la punta del iceberg, porque nuestros barrios son una mina de talento y humanidad.

 

Pero mientras esto pasa, quienes gobiernan invierten los recursos del Estado en inteligencia estratégica y propaganda para mantenerse en el poder.

Estamos en tiempo de Navidad. Crear las condiciones para que el Niño Jesús nazca entre nosotros implica, entre otras cosas, apostar para que las Aranzas de nuestro país puedan desarrollar sus talentos y salir del círculo inhumano de la pobreza. También supone comprometer a todos los actores en una alianza que contribuya a cerrar la brecha de la desigualdad entre el centro y las regiones, para así detener los desplazamientos internos que impactan la vida de familias como la de María y Manuel, que llegan a la gran ciudad sin techo y sin acceso a los derechos fundamentales.
Todas estas dinámicas sociales ocurren en un contexto político que cierra el 2023 lleno de incertidumbre, pues los próximos dos años son electorales aunque, a estas alturas del partido, no sabemos si habrá o no habrá elecciones con mínima competitividad, no sabemos si el juego político del país se abre o se cierra. Para las Aranzas, las Marías y los Manueles, la mejor Navidad es que se abra, que haya elecciones y que, quien gane, apueste por la educación y cree las condiciones para superar la emergencia humanitaria y retomar el camino del desarrollo sostenible, con inclusión y oportunidades para todos.
«El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz» (Isaías 9,2).
*********

*Alfredo Infante, S.J., es provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela y director del Centro Arquidiocesano Monseñor Arias Blanco.

[1] https://elucabista.com/2022/11/10/encovi-2022-cae-la-pobreza-aumenta-la-desigualdad-y-se-agrava-la-crisis-educativa/
[2] https://elucabista.com/2023/11/28/secel-ucab-2023-estudiantes-de-bachillerato-siguen-reprobados-en-materias-fundamentales/
Imagen: Daniel Hernández-El Estímulo

Edición N° 210 (8 al 14 de diciembre de 2023)/Signos de los Tiempos

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba