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5 consejos para lidiar con un «Scrooge» durante la temporada navideña

Los vecinos negativos, los jefes malhumorados y los familiares gruñones también forman parte de la época navideña. He aquí cómo evitar que estropeen tu alegría navideña

Todos tendremos que enfrentarnos a algún que otro Scrooge durante las fiestas. Quizá tengas un jefe que se vuelve especialmente gruñón e hipercrítico cuando se acerca el 25 de diciembre. O un vecino que te gruñe mientras te esfuerzas por poner las luces de Navidad.

Aunque el Adviento y la Navidad parecen sacar lo mejor de muchas personas, hay desafortunadas excepciones. Los «Scrooges» son aquellas personas que no consiguen contagiarse del espíritu navideño o a las que les disgusta la Navidad y todo lo que conlleva.

(Nota: aquí no estamos hablando de personas realmente dañinas o manipuladoras a las que es mejor evitar siempre que es posible. Esas personas necesitan ayuda profesional y, por lo general, hay poco que puedas hacer para ayudarlas, aparte de rezar por ellas).

Incluso si intentas limitar tu contacto con los Scrooges en las próximas semanas, es probable que evitar todas las interacciones resulte imposible. Así las cosas. Aquí tienes 5 consejos que pueden ponerte en el estado de ánimo adecuado para tratar con los Scrooges:

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1
INTENTA SER COMPRENSIVO

Puede ser tentador convertir en villanos a los Scrooges de tu vida, pero es importante reconocer que pueden tener razones para sus sentimientos negativos. Puede que se sientan solos, que padezcan una enfermedad mental o física, o que asocien esta época del año con el sufrimiento o la pérdida. Es muy posible que tu sarcástico primo antinavideño esconda algún tipo de herida profunda.

Aprende del ejemplo de santa Teresa de Lisieux, que tuvo una superiora difícil cuando entró en el convento. Al centrarse en Dios, santa Teresa dejó de ser arrastrada por la negatividad y fue capaz de desarrollar una verdadera empatía hacia su superiora y otras monjas que la molestaban. Al final, el hecho de haber tenido Scrooges en su vida permitió a Teresa convertirse en la «pequeña flor» que todos amamos y admiramos.

2
SÉ RESPETUOSO

No hay ninguna ley que diga que alguien tiene que amar la Navidad. Incluso habrá seres queridos que son cristianos fieles, pero que en esta época del año se vuelven un poco amargados. Les resulta difícil lidiar con todo el consumismo, la música navideña enlatada y las decoraciones exageradas que han llegado a dominar estas fiestas. Otros amigos simplemente se sentirán abrumados en esta época del año y se apagarán.

Si a ti te encanta la Navidad, es estupendo, pero no dejes que eso se traduzca en expectativas de que tus familiares y amigos sientan lo mismo. Respetar la libertad de la otra persona y darle espacio puede ser el mejor regalo de Navidad que puedas hacerles este año.

3
CRECE EN GRATITUD

¿Se te ha ocurrido alguna vez que Jesús ha puesto a ese Scrooge en tu vida por alguna razón? La Navidad es una época para recordar que «nos ha nacido el Salvador» (Lucas 2, 11) y que, como dijo Jesús, «no he venido a llamar a justos al arrepentimiento, sino a pecadores» (Lucas 5, 32).

Teniendo esto en cuenta, es posible reconocer cómo las personas difíciles y negativas pueden ser en realidad una ayuda para nosotros en nuestro camino hacia la Navidad. Es fácil caer en la trampa de pensar que la Navidad consiste en hacer regalos y ser amables con los demás.

Los Scrooges en nuestras vidas nos obligan a mirar más allá de esta comprensión sentimental de la Navidad para llegar a un juicio más profundo sobre su significado. Ese niño que ves en el pesebre vino para sufrir en la cruz por nuestra salvación.

Teniendo esto en cuenta, podemos crecer en gratitud porque Cristo vino entre nosotros, pobres pecadores, y también en gratitud por las personas, a menudo difíciles, que nos obligan a recordar este hecho.

4
ATESORA TU ALEGRÍA

Siempre que nace un bebé hay una gran alegría. Sería extraño y bastante enfermizo que alguien, al ver a un recién nacido, reaccionara poniendo los ojos en blanco o apartando la mirada con disgusto. Y si alguien reaccionara así, probablemente consideraríamos que su reacción fue extraña o triste, pero eso no reduciría nuestra propia alegría y deleite por tener al bebé delante.

Lo mismo ocurre con la Navidad. La presencia del Niño Jesús nos llena de asombro, deleite, gratitud y alegría. Ni siquiera cien Scrooges pueden quitarnos ese hecho. La mejor respuesta que podemos dar a alguien que se muestra negativo en esta época del año es centrarnos aún más en el asombroso hecho de la Encarnación. En palabras de san Gregorio Nacianceno: «El que enriquece se hace pobre; asume la pobreza de mi carne, para que yo adquiera las riquezas de su divinidad».

O, como le dice sencillamente Fred, el sobrino de Scrooge, en A Christmas Carol: «Mantendré mi humor navideño hasta el final». Así que, ¡feliz Navidad, tío!»

CHRISTMAS
La mesa es momento de encuentro y reencuentro, sobre todo en Navidad.

5
AMOR, AMOR, AMOR

Sobre todo, la Navidad es una prueba del gran amor que Dios nos tiene. Sabía que le rechazaríamos; sin embargo, vino de todos modos para devolvernos a Él. Este amor sobrecogedor es el corazón de la Navidad. Se ofrece a todos, incluso a los tacaños de tu vida.

A continuación te compartimos una oración a María compuesta por el P. Léonce de Grandmaison. La segunda parte de la oración dice:

Dame un corazón dulce y humilde que ame sin pedir ser amado a cambio,

feliz de perderse en el corazón de los demás,

sacrificándose ante tu Divino Hijo;

un corazón grande e inconquistable, que ninguna ingratitud pueda cerrar y ninguna indiferencia pueda cansar;

un corazón atormentado por la gloria de Cristo,

traspasado por su amor con una herida que no cicatrizará hasta el cielo.

No hay una mejor oración para este tiempo en que nos acercamos al pesebre en compañía de los compañeros Scrooges que nos han tocado como acompañantes en nuestro camino.-

John Touhey – publicado el 15/12/23

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