Trabajos especiales

Lula, balance de un año

Como balance tenemos entonces resultados heterogéneos, tanto en el plano interno, como externo, veremos cuál será la suma del gobierno de Lula cuando haga este su balance al segundo año de su tercer gobierno, cuando llegue al ecuador de su administración

Jesús Mazzei Alfonzo:

El gobierno Lula llega al primer año de su tercer mandato, con resultados mixtos, tanto en el plano interno como el externo. Sin duda, Lula, no la tiene y no la ha tenido fácil en un contexto diametralmente opuesto en lo internacional y nacional, muy diferente y complejo, a diferencia de sus dos primeras presidencias, se enfrenta en lo interno a un sector de la sociedad y a un estamento político ( derecha y centro derecha) que lo adversa, donde la derecha tiene un poder político incuestionable, importante y no subestimable, en partidos políticos, gobernaciones, elementos de la sociedad civil etc.., visto, que en octubre de este año, hay elecciones locales y municipales y los partidos de derecha buscarán mantener el poder en el corazón económico-electoral del país; esto es el sur-este y ampliarlo, como una muestra de lo que serán las elecciones presidenciales, dentro de tres años. En lo externo Brasil, no puede exhibir el músculo económico y potente, de principios del siglo XXI, debido a que el auge de las exportaciones de las materias primas de inicios del siglo XXI cuando asumió en el año 2003, luego del exitoso gobierno en materia económica a pesar de la crisis asiática del año 1998, de ese gran brasileño como es Dr. Fernando Henrique Cardoso, y unas sólidas finanzas públicas, dejó un país ordenado en la hacienda pública, gracias al Plan Real y Lula hoy no tiene ese escenario interno favorable desde el punto de vista económico.

Si Brasil, va jugar y quiere jugar una política exterior de grandes ligas, debe jugar con base a criterios de un realismo ofensivo y no defensivo, (poder, recursos económicos y de otro tipo) como hasta ahora y una muestra podría ser aprovechar la presidencia del G-20, para mostrarlo, cuando el país tendrá gran visibilidad internacional.

Veamos con detalle, indudablemente Lula, logró la normalización política, la recomunicación política con los otros poderes del estado, con la sociedad política en general y la sociedad civil, este primer año no ha sido un camino fácil, debido a que hay una serie de obstáculos, riesgos e incertidumbres. El primero, el bolsonarismo es un movimiento político vivo y fuerte, no se le puede despreciar, ¿tiene bajo su manga las principales gobernaciones, alcaldías y concejos municipales del país y de allí muy probablemente( gobernaciones) emergerá el candidato presidencial que enfrente a ¿Lula?, dentro de tres años o quizás, desde mi punto de vista sea a Fernando Hadad, el actual ministro de Hacienda que aparenta tener un perfil político más adecuado para enfrentar a las fuerzas de centro de derecha. Por cierto, en estos días, el pasado lunes 8 de enero se recordó el tristemente asalto a las instituciones gubernamentales e institucionales brasileñas en la ciudad de Brasília, fecha que debe servir para reafirmar la experiencia democrática brasileña y lo importante de la visión de la política vista bajo la óptica de la tolerancia, intercomunicación y la no ofensa entre adversarios y actores políticos (líderes, partidos sindicatos, intelectuales).

Además, Lula, muestra una base electoral más sólida, un recambio en su coalición presidencial de gobierno con un giro hacia una derecha moderada, buscar disuadir a estos elementos del partido MDB, para que se incorporen más activamente a las labores de gobierno, veremos cómo marcha este aspecto de la vida política brasileña, visto además, que también las coaliciones electorales que habrán de formarse rumbo a las elecciones municipales y manejar con fuerte liderazgo su relación al PT sentarán las bases para los próximo eventos electorales.

Asimismo, Lula se anotó un triunfo importante a nivel parlamentario es la aprobación de la reforma tributaria negociada a nivel parlamentario desde hace por lo menos 30 años, y hoy Lula muestra esto como un triunfo político importante, claro, aquí contó la inestimable ayuda política y de negociación, de los presidentes del Senado Rodrigo Pacheco y Arthur Lira, de la Cámara de Diputado, respectivamente, en lograr la coalición de apoyo parlamentario que logró tal objetivo, veremos cómo queda el balance de poder cuando se vayan a elegir las nuevas autoridades parlamentarias en el mes de febrero para el nuevo período. Como se observa será un año movido en términos de política interna en el Brasil. Y, un tema, que no se ha tocado por lo denso aquí, es la delicada relación en todas sus dimensiones de Lula (liderazgo civil, institucional, militar, burocrática etc), con los militares, que podríamos eventualmente dejar para otro artículo, que algunos manifiestan que es tensa.

Ahora bien, el frente internacional, será también con mucho movimiento, por el ejercicio de la presidencia del Grupo G-20, las relaciones con la Argentina y un conflicto inesperado que puede repercutir en el sector norte de Suramérica, el contencioso limítrofe entre Venezuela y Guyana, donde Brasil, tiene una posición ambigua e indescifrable de observar, vistos los intereses de la diplomacia brasileña que tiene en las relaciones con ambos países que son diferentes y no complementarios. Si observamos detenidamente el acuerdo logrado en la isla de San Vincent, vemos que la mano de la diplomacia brasileña fue determinante en los acuerdos logrados. Veremos si en el mes de marzo tanto Guyana como Venezuela se encuentran luego de la situación de la provocadora incursión del buque británico en aguas en disputa y no delimitadas, aún en el mes de diciembre.

Un aspecto que debemos analizar, es el fracaso de la diplomacia brasileña, cuando ocupó la presidencia del Mercosur durante un semestre, en no lograr un acuerdo y acercar posturas para finiquitar el acuerdo de los dos bloques de integración (UE-Mercosur), sí uno observa luego de este resultado concreto, los brasileños, no han insistido en el punto, ya el bloque del Mercosur, bajo la presidencia paraguaya. Otro aspecto que Lula tendrá que lidiar es sus relaciones con la Argentina, ya bajo la Presidencia de Milei, es un desafío de creatividad negociadora diplomática brasileña en lograr un modus-vivendi los próximos años con las nuevas autoridades argentinas.

En el caso, de las relaciones con Venezuela, se están regularizando a un ritmo lento las relaciones diplomático-consulares, Brasil teniendo el primer año a un Embajador de carrera como encargado de negocios a.i Flavio Macieira y luego Maria Teresa Pessoa, y no fue sino, hasta el 13 de noviembre del año 2023, y sólo a finales del año pasado cuando designaron a una diplomática de carrera y no improvisada como es la Embajadora Glivânia Maria de Oliveira, graduada en relaciones internacionales en la UnB de Brasília en 1984 y con un postgrado en teoría política en la escuela de Londres en economía y ciencia política, e ingreso a la carrera diplomática en 1986, viene de ocupar varios cargos diplomáticos tanto en el servicio interno como externo ( Cónsul General y Embajadora en la República del Panamá, Directora de Gabinete del Secretario General entre otros cargos desempeñados) y ser la Directora General del prestigioso Instituto Río Branco, en los primeros compases del año nuevo, viene a tomar posesión del cargo de Embajadora en Caracas. A fin de cuentas, a ella le tocará elegir sus colaboradores que la acompañarán en la delicada misión de liderar la representación en Caracas, cuando Brasil desea que la situación política-económica en el país se normalice y estabilice, para emprender nuevas rondas de negocios económicos-comerciales como los hubo en el pasado, cuando este año se van cumplir 30 años de la firma del Protocolo de la Guzmania entre los presidentes, Rafael Caldera e Itamar Franco, el 4 de marzo de 1994 que significó un giro importante en la relaciones bilaterales entre ambos países y marcó el rumbo hacia el futuro.

Otro aspecto, y estimo el reto más importante para la diplomacia brasileña es el rol de presidir el grupo del G-20 por rotación de países, ocupará la mayor vitrina de la acción internacional del Brasil, en el año 2024 y concretamente en lo que implica el reto de presidir el G-20, a saber, en los temas que los brasileños desean que se enfoque el grupo: combate al hambre, pobreza y desigualdad, desarrollo sustentable, y uno muy ambicioso, reforma de la gobernanza global. Se organizarán encuentros temáticos y sectoriales, entre los países componentes del grupo y la cumbre a nivel de jefes de Estado se convocará para realizarse entre los días 18 y 19 de noviembre en la ciudad de Río de Janeiro, del año 2024. Todos estos objetivos de la presidencia del Brasil, en el G-20, serán los ejes que guiarán su conducta, falta saber qué países, no pertenecientes al grupo invitará Brasil, como anfitrión de esta cumbre presidencial, para los próximos años.

Presidir el grupo del G-20, es un reto indudable para la diplomacia brasileña, no solamente por la temática, sino lo complejo de armonizar los intereses de los integrantes del G-20 y el contexto internacional (difícil y complejo) donde este se va a efectuar este año 2024. Estaremos atentos, al desarrollo de cómo este tema se va a desarrollar. Cómo observamos Brasil, tendrá una agenda internacional, movida, aunque Lula, ha manifestado que viajará menos al exterior, lo que redundará en una diplomacia presidencial, menos intensa comparada al del año 2023, donde tuvo encuentros bilaterales y multilaterales importantes. Por cierto, Brasil, organizará en el año 2025 la COP-30. Y, como afirma uno de los más brillantes diplomáticos brasileños, que ha podido conjugar la labor intelectual, con la labor del diplomático en la esfera práctica y ha sacado varias enseñanzas para el futuro de la acción internacional del Brasil, Paulo Roberto de Almeida “…Não o fazemos por pusilanimidade, ou por medo, mas basicamente por falta de meios. Em suma: não temos condições de projetar poder. De fato, um país que pretenda ser influente na ordem internacional necessita dispor dos dois atributos já identificados com o exercício do poder: capacidade militar comprovada e disponibilidade de recursos financeiros. Nós não temos soldados nem talão de cheques, ou pelo menos não em quantidade e qualidade suficientes que nos autorizem a desempenhar um papel de relevo na cena internacional…”A ONU e o sistema internacional: posturas da diplomacia brasileira.

Cómo balance tenemos entonces resultados heterogéneos, tanto en el plano interno, como externo, veremos cuál será la suma del gobierno de Lula cuando haga este su balance al segundo año de su tercer gobierno, cuando llegue al ecuador de su administración.-

jesusmazzei@gmail.com

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba