Economía 2024: Lo que no se ve

José Antonio Gil Yepes:
El crecimiento económico del 2024 está blindado porque al gobierno le interesa ese crecimiento, tengan o no lugar las elecciones presidenciales correspondientes. Si van a ocurrir, todo gobierno tiende a gastar más para conectar con las mayorías. Con más razón, si el gobierno no convoca elecciones, necesita una mayor conexión con la gente para moderar la tendencia a la protesta.
El gobierno ya cuenta con más dinero que en 2023 para impulsar ese mayor crecimiento debido a que las recientes licencias petroleras y financieras permiten mayor inversión, producción y exportación petrolera, además de facilitar transacciones financieras. Pero no se ve ni se comenta que, para lograr inversiones petroleras suficientes para volver a producir 1,5 millones de BD, menos de la mitad de lo que producíamos, sería necesario estimular a los inversionistas con seguridad jurídica, la reforma de la Ley de Hidrocarburos para bajar los impuestos y regalías que pagan las petroleras, más del 90% de las ventas brutas. Pero esta ley parece innombrable.
Se señala que, dependiendo del comportamiento del gobierno con relación a los acuerdos políticos de Doha y Barbados, los EE. UU. podría actuar sobre dichas licencias. Lo que no se ve desde aquí es que, a diferencia de Trump, al presidente Biden no le interesa cambiar a NM sino sus políticas. A lo que se le suman tres guerras en el Oriente que inciden negativamente en el abastecimiento y precios petroleros, por lo que Occidente no puede prescindir del petróleo venezolano; en el corto plazo, mientras surgen competidores más dóciles, como Guyana. Biden no puede dejar que se repita el alza de la gasolina, que fue una de las razones por las cuales el partido Demócrata perdió la mayoría de los diputados en la Elección de Mitad de Período de 2023.
Lo menos visible de las perspectivas económicas de 2024 es qué modelo de crecimiento vamos a tener: Rentista o Diversificado. Hasta ahora, el discurso oficial ha destacado que debemos dejar de depender del petróleo y de ser rentistas. Esto es lo que se dice. Pero los hechos apuntan a aumentar los ingresos petroleros: el gasto público; a incrementar sueldos públicos, subsidios, consumo y el PIB: La ruta rentista. Mientras que, para superar el rentismo, tendrían que aplicarse políticas que estimulen la inversión privada. Para ello se necesita concretar las conversaciones en hechos reales; diversificar la producción y las exportaciones. Esto supone que se cambie la política antiinflacionaria basada en aumentar los impuestos y reducir la liquidez (y el crédito, la inversión, la producción, el empleo, los salarios y el consumo) por una política basada en incrementar la inversión privada para que sean el crecimiento y diversificación de la oferta y el aumento de la productividad las medidas que bajen los precios y aumenten el empleo, los salarios, el consumo y bajen la inflación a un dígito anual. Entre las políticas de oferta que pudiésemos poner en práctica se destacan la Democratización del Capital de las Empresas del Estado (una privatización muy participativa y accesible a trabajadores y ciudadanos); la devolución de propiedades expropiadas; aumento significativo del crédito bancario utilizando las divisas actualmente estancadas en un 90% en las cuentas en custodia; y un régimen multimoneda, entre otras.
Si el gobierno de NM sigue la ruta rentista acoplada a una política antiinflacionaria fiscalista y de reducción de la liquidez, el resultado tenderá a ser el crecimiento del PIB entre un 8 y 10%, el que casi todos los analistas estamos estimando para el 2024. Mientras que, si se sigue la ruta de la diversificación de la producción y exportaciones privadas, acoplada a la política antiinflacionaria por crecimiento de la oferta, los estimados del PIB pueden alcanzar entre un 20 y un 25% en 2024.
Creo que el gobierno no se da cuenta de que las consecuencias político-electorales de estas dos rutas son muy diferentes: Si el PIB crece 10 puntos, NM podría subir de 21 a unos 40 puntos de aprobación de gestión, y de 13 puntos en intención de votos a 23% de los votos a fines de año. Con eso no tiene asegurada la elección si la abstención es de unos 25 puntos y los 52 puntos restantes se concentran en un candidato: Este es el escenario actual. Sin embargo, si el gobierno sigue la ruta de la diversificación y ampliación de la oferta privada, y el PIB crece 20 a 25 puntos, NM pudiera subir a 40-45% de aprobación y a 35% en la intención de votos. Si la abstención se mantiene en unos 25 puntos, a los candidatos opositores les quedarían 40 puntos para repartirse. En este escenario, las probabilidades de triunfo de NM serían ciertas, sobre todo si se considera que el venezolano está sobre reaccionando en sus expectativas en relación con los hechos: Una ligera desmejora, la traduce en una situación atroz; mientras que una pequeña mejora, la traduce en buenas expectativas. Imagínese si a este cambio de modelo de desarrollo se le acopla una nueva versión de la sustitución de importaciones divulgada a través de una campaña de “Compra Venezolano” (para aumentar el empleo, los sueldos y el orgullo nacional).-
@joseagilyepes