La historia del clip, el alambre icónico que no ha cambiado en cien años y fue símbolo de la resistencia nazi

Uno de los iconos de nuestra cultura es un alambre de metal con dos paralelas unidas con puntas ovaladas, un adminículo que permite ejercer presión sobre documentos de papel sin dañarlos. Ni internet, con su poder innovador, ni todos los algoritmos juntos han podido relegar al clip al rincón del olvido. Y eso a pesar de que se trata de un simple alambre, eso sí, sabiamente doblado.

Pero la jurisdicción del clip no termina en el perímetro del papel, este invento ha sabido adaptarse a los tiempos modernos: se ha convertido en el icono del archivo adjunto de un correo electrónico y su uso se vuelve imprescindible cuando lo que queremos es abrir la ranura de la tarjeta SIM de un Smartphone.

Quizás lo más sorprendente de todo es que el clip es un invento decimonónico. Fue un americano, Samuel B Fay, el que realizó el primer diseño del clip del que se tiene noticia. Con su invento pretendía reemplazar los alfileres que se empleaban para fijar pedazos de papel a la ropa, para que no dejasen la más «leve traza en ella al retirarlos». El invento de Fay equivalía, salvando las distancias, a lo que podemos encontrar actualmente en las camisas que se comercializan plegadas.

La patente de aquel curioso invento fue registrada con el número 64.088 un 23 de abril del año 1867, fecha en la que, por cierto, todos los años celebramos el día de la secretaria en España.

En el año 1893 la empresa neoyorkina Cushman & Deninson, especializada en suministros de material de oficia, celebró a bombo y platillo que el revolucionario invento hubiese cumplido su primer cuarto de siglo recordando sus dos principales virtudes: «no mutile sus papeles con alfileres o pasadores, cuide sus dedos». Y es que, si echamos la vista atrás, el antecesor del clip era un simple alfiler, un adminículo que o bien rasgaba los papeles o bien dañaba los pulpejos de los dedos.

Fue precisamente esa compañía la que registró en 1904 el diseño del clip tal y como lo conocemos en estos momentos, y lo hizo con el nombre de Gem clip –el clip de gema-. Desde entonces, y ya han pasado más de cien años, no se ha modificado un ápice su diseño, únicamente se ha recubierto el metal con plásticos de colores para hacerlo más vistoso.

A pesar de todo, fue un noruego, Johan Vaaler (1866-1910), el que se ha llevado la fama internacional de ser el inventor del clip. Es cierto que diseñó un nuevo modelo de clip, pero era totalmente rectangular y mucho menos funcional, ya que le faltaba la última vuelta del Gem clip.

Vaalar, ya lo hemos visto, no fue el primero y, además, lo hizo peor, pero la localidad noruega de Sandvika recuerda su invento exhibiendo con orgullo un clip gigante de siete metros de altura. Además, en 1999 el gobierno de Noruega emitió un sello conmemorativo en el que aparecía Vaaler con el clip de gema. Y es que ya se sabe, unos cardan la lana y otros se llevan la fama.

Fue también en este país escandinavo en donde el clip adquirió una connotación especial: simbolizó la desobediencia frente a la ocupación nazi. Y es que desde antes de la Segunda Guerra Mundial este país era el encargado de surtir de hierro a Alemania, especialmente desde el puerto de Narvik, por lo que los aliados prepararon un plan para cortar el suministro del mineral. Los detalles de la operación fueron interceptados por el contraespionaje alemán y Hitler ordenó la invasión inmediata del país nórdico.

Durante la ocupación germana se prohibió, bajo pena de muerte, cualquier tipo de distintivo con la bandera nacional de Noruega o del rey Haakon VII, que se encontraba en el exilio. Hasta ese momento los noruegos solían llevar en la solapa botones con la inscripción «H7», en clara referencia al soberano.-