Día de Hispanoamérica: cada vez hay menos misioneros
A lo largo de estos casi 75 años, que se cumplen en el mes de junio, fueron enviados más de tres mil, y en los últimos años son enviados uno, dos, tres cada año, y hoy el número de sacerdotes de la OCSHA que trabajan en Latinoamérica somos poco más de 100
No valen disculpas de que hay menos clero, que hay menos vida religiosa, ir a la misión nos enriquece, porque nos ayuda a poder llevar de vuelta aquello que uno va descubriendo en otros lugares sobre como se vive el Evangelio, y la riqueza de vivir el Evangelio desde otras realidades
Recordar a Nicasio Fernández Pozuelo, sacerdote de Madrid, misionero de la OCSHA durante 45 años, casi siempre en Brasil, estuvo cuatro años en Ecuador, que fallecía este último domingo a los 89 años, iría a cumplir 90 años ahora en marzo, alguien que, a pesar de la edad, no dudó en continuar en la misión ayudando en lo que podía
El próximo domingo 3 de marzo la Iglesia española celebra el Día de Hispanoamérica, una fecha que nos recuerda a tantos sacerdotes de la Obra de Cooperación para Hispanoamérica que, a lo largo de casi 75 años, la OCSHA fue fundada en 1949, han llegado a América Latina más de tres mil sacerdotes para anunciar el Evangelio, para ser misioneros.
El Día de Hispanoamérica es un buen momento para reflexionar sobre algo que la Iglesia española está perdiendo, cada vez hay menos misioneros en nuestras diócesis. A lo largo de estos casi 75 años, que se cumplen en el mes de junio, fueron enviados más de tres mil, y en los últimos años son enviados uno, dos, tres cada año, y hoy el número de sacerdotes de la OCSHA que trabajan en Latinoamérica somos poco más de 100.
Este año el lema nos lleva a reflexionar sobre aquellos que arriesgan su vida por la misión. Arriesgar la vida por la misión es asumir cosas que uno muchas veces no pensaba, navegar por los ríos de la Amazonía para llegar a las comunidades es algo que uno nunca pensó en hacer, pero que la misión te exige, y que en cierta medida exige un riesgo, pero un riesgo que uno asume por el Evangelio y asume con alegría y no duda en continuar asumiendo.
Navegar por los ríos de la Amazonía para llegar a las comunidades es algo que uno nunca pensó en hacer, pero que la misión te exige, y que en cierta medida exige un riesgo, pero un riesgo que uno asume por el Evangelio y asume con alegría y no duda en continuar asumiendo
Es una buena oportunidad para que nuestra Iglesia española reflexione sobre la necesidad de ser una Iglesia más misionera. Una Iglesia que siempre fue misionera, que siempre envió sus sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas a la misión, eso poco a poco se va perdiendo, y tiene que llevarnos a darnos cuenta de que alguna cosa está fallando, porque si nuestra Iglesia no es misionera, pierde su verdadero sentido.
No valen disculpas de que hay menos clero, que hay menos vida religiosa, ir a la misión nos enriquece, porque nos ayuda a poder llevar de vuelta aquello que uno va descubriendo en otros lugares sobre como se vive el Evangelio, y la riqueza de vivir el Evangelio desde otras realidades. También colaborar con la misión, son pocas las diócesis, las parroquias que asumen la colecta del Día de Hispanoamérica, y eso es algo importante, porque el trabajo en la misión muchas veces es muy costoso, son lugares aislados donde generalmente los misioneros estamos, y llegar a algunos lugares, sobre todo aquí en la Amazonía, es algo que lleva tiempo y cuesta bastante dinero.
Seamos consciente de que debemos colaborar para que la misión continue siendo una realidad importante en la Iglesia española y a través de la OCSHA y de tantas instituciones que colaboran con la misión poder continuar anunciando el Evangelio aquí en América Latina y en otros continentes y países, porque la misión siempre tiene que ser el fundamento de la Iglesia.
Recordar a Nicasio Fernández Pozuelo, sacerdote de Madrid, misionero de la OCSHA durante 45 años, casi siempre en Brasil, estuvo cuatro años en Ecuador, que fallecía este último domingo a los 89 años, iría a cumplir 90 años ahora en marzo, alguien que, a pesar de la edad, no dudó en continuar en la misión ayudando en lo que podía. Es verdad que las fuerzas ya no respondían como respondieron durante muchos años, un tiempo en que se preocupó en dotar de estructuras los lugares por donde pasó, construir capillas, sagrarios de madera, la formación de los laicos, y tantas cosas que hizo a lo largo de tantos años en la misión.