Exorcistas detectan aumento de la actividad diabólica bajo forma de obsesión demoniaca en las personas
Chad Ripperger pronunció una conferencia en la Catedral de San Patricio de la ciudad de Nueva York a inicios de febrero 2024 y expresó que la brujería y la pornografía incitan el aumento de posesiones y hechos diabólicos Exorcistas detectan aumento de la actividad diabólica bajo forma de obsesión demoniaca en las personas | ZENIT - Espanol
El exorcista, teólogo, doctor en filosofía y psicólogo, Chad Ripperger, expuso a inicios de febrero de 2024 en Nueva York que las posesiones crecen hasta el porcentaje de 0,5% en la población. Señaló que los estudios detectan el aumento drástico en la obsesión diabólica, uno de los cuatro modos de influjo del demonio. Comentó que la obsesión diabólica es un ataque a la psique. La mente, el intelecto, queda dominado por ideas obsesivas que no tienen origen natural. Su incremento procede de la pornografía, cuyos autores fueron frecuentemente «educados por los satanistas» para conseguir mayor adicción.
Chad Ripperger hace la siguiente observación: “El objetivo principal es impulsar la destrucción del matrimonio mediante el colapso de la moral sexual´. Los datos muestran que 90% de los jóvenes de 16 años ven pornografía online. El incremento de la opresión de origen satánico produce también ataques que «descomponen el cuerpo», que se nota en algunas “enfermedades carentes de explicación natural». ¿Será también por brujería?
Otro elemento de carácter educativo es que la pornografía produce falta de virtud, de hábitos buenos, que dificultan la lucha contra la obsesión: “Somos extraordinariamente débiles». Cada vez que se hace el mal, «todo pecado mortal es una puerta abierta a la posesión»: si los miembros de la Iglesia son «menos santos», se refuerza la influencia del mal. Basado en los estudios y en su experiencia personal, Ripperger explica que el tiempo necesario para la liberación de un poseído supera los dos años, mientras «el tiempo medio para liberar a alguien de la posesión total era de uno a dos días o quizás una semana», antes de comienzos de los años 60. «Significa que la santidad de los miembros de la Iglesia determina lo efectivas que son mis oraciones cuando entro a la sesión [de exorcismo].
Esto nos dice que hay un problema fundamental con los miembros de la Iglesia: no son tan santos como lo eran sus homólogos del pasado». El exorcista indica que «el objetivo principal del demonio es impulsar la destrucción del matrimonio mediante el colapso de la moral sexual». Lo percibe también en el gran incremento de la convivencia extramatrimonial y el adulterio. Los datos recopilados por Ripperger hacen estimar que las parejas unidas al margen del sacramento se han multiplicado por 19 en las últimas cinco décadas.
En 1960, había 430.000 parejas que convivían en unión libre en los Estados Unidos y 8.300.000 en 2015 unos. Las cifras gubernamentales elevan la cifra aún más y la triplican en dos décadas, de 6 a 17 millones, que es notable porcentaje de la población adulta total. ¿Es acaso un avance social romper la estructura natural del matrimonio como propone la ideología liberal? El exorcista hacer ver que «una de las principales razones por las que Dios permite la intervención de los demonios en el día a día es santificarnos. Cuando los combatimos y nos convertimos en instrumentos de justicia para ellos es meritorio a los ojos de Dios y eleva nuestro lugar en el cielo. Porque al cielo llevarás contigo dos cosas: tu estado de gracia y tu virtud».
Para Ripperger, es «una batalla» donde los fieles deben tomar parte. «Cuando Adán y Eva comieron del fruto en el Edén, salieron de la estructura de autoridad de Dios e ingresaron a la estructura de poder de Satanás. A partir de ese momento, todos y cada uno de nosotros fuimos reclutados para esta guerra espiritual». «Si los demonios han ganado terreno y las cosas son tan malas como son, también sabemos por las Escrituras que, donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia. El quid de la cuestión es que, si eres fiel a la gracia, tus probabilidades de convertirte en santo existen, están ahí. Y Dios lo quiere».
(ZENIT Noticias / Nueva York, 05.03.2024).