Iglesia Venezolana

Fe y Alegría: un fuego que enciende otros fuegos

P. Alfredo Infante, S.J.:

Este 6 de marzo de 2024, Fe y Alegría arribó a sus 69 años de existencia educando a niños, niñas, adolescentes y adultos en nuestro país. Este movimiento, hoy expandido por toda Venezuela y varios continentes, nació de un encuentro fecundo de solidaridad entre personas de distintos sectores sociales, una auténtica «Alianza por la educación».

 

Por una parte, gracias a la generosidad incondicional de Abraham Reyes y su esposa Patricia de Reyes, quienes entregaron para la primera escuela su casa familiar, obra recién concluida que habían construido poco a poco y con mucho sacrificio, como es costumbre entre los pobres. Esta casa estaba ubicada en lo que más tarde sería la zona central del 23 de enero, en las cercanías del Bloque 29 de ese sector de Caracas. Ahí está hoy, como un emblema fundacional, la escuela «Abraham Reyes».

 

Por la otra, gracias el padre José María Vélaz y los jóvenes de la Congregación Mariana de la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB, quienes iban en misión todos los fines de semanas a los barrios a dar catequesis y a enseñar a leer y a escribir a los niños y niñas de las comunidades suburbanas. Para entonces, la UCAB estaba ubicada en el centro de Caracas, en la esquina de Jesuitas.

 

Abraham y Patricia son signos de la hospitalidad creativa y de la generosidad sin límite que brota de la fe, en sintonía espiritual con la viuda del Evangelio que entrega no lo que le sobra, sino lo que tiene para vivir; es decir, se entrega a sí misma (Mc 12,43-44); como el patriarca Abraham que no se guarda a su hijo Isaac y lo entrega a Dios y, en respuesta, Dios le promete una gran descendencia, como las estrellas del cielo (Gén 22;1-19); como María que, con su sí definitivo a Dios -«He aquí la sierva del Señor, cúmplase en mí su palabra», hace posible que entre la salvación a nuestra historia (Lc 1,26-38); como Dios Padre, que tanto ama al mundo que nos entrega a su único Hijo (Jn 3,16).

 

La generosidad atrae generosidad, el bien atrae el bien y esa es la fuerza carismática que acompaña a Fe y Alegría.  Así, la fe soñadora, carismática, emprendedora del padre José María Vélaz, con pasión convoca a otros a apostar y transformar vidas a través de la educación. Estos otros que son convocados están representados en el gesto fundacional de los jóvenes ucabistas de la Congregación Mariana, y, pronto, este encuentro de corazones, mentes y voluntades, generará una avalancha de generosidad y solidaridad: muchas congregaciones religiosas femeninas se sumarán a esta misión y pondrán al servicio de este gran movimiento personas y  carismas; muchos educadores, administrativos y obreros encontrarán en Fe y Alegría el sentido de su vocación cristiana y entregarán sus vidas a esta noble tarea. El padre Joseba Lazcano, sociólogo, apasionado por Fe y Alegría, solía afirmar que «Vélaz no fundó, sino que desató un movimiento».

 

Desde sus inicios, muchos benefactores particulares y empresarios, nacionales e internacionales, han contribuido a potenciar y mantener vivo este sueño que el padre Vélaz comunicaba con cartas que escribía a puño y letra. Y cuando Venezuela supera la dictadura (1958) e inicia la democracia, con la «universalidad de la educación» el Estado también se sumará, poco a poco y corresponsablemente, a este gran esfuerzo de sembrar una escuela «ahí donde termina el asfalto» y hacer sostenible un gran movimiento que actualmente alcanza a casi 160 mil personas en todo el país, a través de escuelas, institutos universitarios, centros de capacitación y otros proyectos educativos.

 

Lo que sucede en la chispa primera será el sello histórico de la identidad de Fe y Alegría, una alianza por la educación para sacar niños, niñas y adolescentes de la pobreza, a través de una educación de calidad y con conciencia ciudadana y sentido democrático.

 

Hoy, en medio del tsunami que estamos experimentando como país, que ha supuesto un salto mortal hacia atrás en calidad educativa y nos coloca entre los últimos de la región, Fe y Alegría sigue esforzándose por brindar una formación de primera y por hacerla sostenible y sustentable. En este 69 aniversario, la organización ha relanzado su carisma original, llamando a «la corresponsabilidad y la solidaridad» entre todos los sectores sociales y económicos. Así ha nacido la «Alianza por la educación», que es algo así como una cruzada que convoca a familias, empresas privadas, actores sociales, iglesias y Estado a trabajar en conjunto por la recuperación del país a partir del rescate de la calidad educativa.

 

Oremos para que esa chispa que ha encendido tantos corazones siga iluminando, con creatividad, nuestra apuesta por un país de inclusión y oportunidades y para que siga siendo un fuego que enciende otros fuegos.-

Signos de los Tiempos: Edición N° 219 (1 al 7 de marzo de 2024)

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