Cuba. Subversión, espionaje y terrorismo
Fidel Castro, le inoculo al proyecto político que auspicio su personalidad de pandillero y agitador
Pedro Corzo:
Cierto que el régimen totalitario planeado y ejecutado por los hermanos Fidel y Raúl Castro con la colaboración de una gigantesca lista de sicarios, el silencio cómplice de un amplio sector de la ciudadanía cubana, además de la comprensión, respaldo y aceptación de la mayoría de la clase política, sindical y social del hemisferio, ha causados graves perjuicios a Cuba y sus nacionales y afectado negativamente el fortalecimiento de las democracias y las economías de todo el continente.
Antes que todo es necesario que destaquemos que el totalitarismo insular es particularmente agresivo, de naturaleza violenta y pendenciera.
Fidel Castro, le inoculo al proyecto político que auspicio su personalidad de pandillero y agitador, en consecuencia, mientras vivió, trato de escamotearle el protagonismo a cualquier sujeto que procura ejercer influencia sobre los otros, esa es la razón por la cual tal parece que la virulencia del castrismo esta en reposo, aunque es apropiado sugerir que lo pertinente es no confiarse de esa víbora impaciente.
No existe un solo país de americano que haya estado a salvo de la injerencia castrista. Los Estados Unidos, con su gigantesco poderío, ha estado sometido en numerosas ocasiones a los espías cubanos, razón por la cual el récord de escándalos por expulsión de funcionarios diplomático cubano, es difícil que otro país lo pueda presentar.
El régimen de La Habana ha respaldado los diferentes sectores de esta nación que en algún momento de su quehacer trabajaron a favor de promover conflictos sociales y civiles, incentivando los problemas políticos y raciales, además de propiciarle a los sectores involucrados en la desestabilización, recursos materiales y entrenamientos físicos.
Un caso que no se puede obviar es el de Puerto Rico, con independencia del criterio que pueda tener cada persona sobre el estatus de la bien llamada Isla del Encanto.
Los grupos subversivos puertorriqueños obtuvieron un amplio apoyo del totalitarismo insular y realizaron tanto en la Isla como en territorio continental estadounidenses, sangrientos actos terroristas en su propósito de alcanzar la independencia, incluido un atentado mortal contra un ex comandante del ejercito rebelde de Cuba, Jaime Vera Serafín, 1976, que estaba al frente de un grupo contrario al régimen fidelista. Se afirma que el excoronel Antonio de la Guardia, fusilado por orden de Fidel y Raúl Castro, estuvo involucrado en ese crimen.
Puerto Rico no fue el único objetivo caribeño de los facinerosos hermanos. En el propio 1959 enviaron expediciones armadas, ambas fracasaron, a Haití y República Dominicana, ambas naciones estaban sometidas, respectivamente a las dictaduras de Francois Duvalier, Papa Doc, y Rafael Leónidas Trujillo, sangrientos dictadores que ganaban en criminalidad a los hermanos de la mayor de las Antillas.
Ese mismo 59, fueron atacadas la Nicaragua y Panamá. La primera bajo el control autocrático de la dinastía Somoza y Panamá, una república democrática con sus imperfecciones, pero atacable porque el canal interoceánico de ese país estaba bajo la autoridad estadounidense.
No crean los lectores que todo termino aquí. Muchos otros objetivos se sucedieron en el transcurso de los años con el agravante de que no cosecharon un solo triunfo, la vía de las armas no trajo victorias a excepción de Nicaragua, 1979, y se puede decir con propiedad, de que este triunfo fue consecuencia de la intervención política de los países vecinos mas la del presidente Carlos Andrés Pérez y la decisión de Washington, de retirarle su apoyo a los Somoza.
A partir de 1960 podemos afirmar que las tres virtudes principales del castrismo, espionaje, terrorismo y subversión se acentuaron. Los operadores de estas disciplinas se profesionalizaron. Cuba se convirtió en campo de entrenamiento, refugio y hospital de campaña.
La pacifica Uruguay fue asolada por los Tupamaros, una guerrilla urbana que produjo tantos hechos vandálicos que la televisión castrista le dedico varias series de episodios. Los Montoneros, junto al Ejército Revolucionario del Pueblo Argentino vandalizaron el país del cono sur, Brasil conoció también de esa brutal subversión.
Bolivia fue la tumba del asesino en seria Ernesto Che Guevara, el guerrillero castrista que más fracaso cosecho a pesar de su insaciable sed de sangre, como escribiera desde la Sierra Maestra a Hilda Gadea, aunque, sin dudas, fueron Venezuela y Colombia las dos anheladas joyas de la corona que quería cernirse el jefe de todos los matones, Fidel Castro.-