Lecturas recomendadas

Nuestro Beato y su opinión de San José. Y lo ocurrido en los momentos finales de su vida

Esta obra está escrita por nuestro Beato colocaremos aquí parte de ella

La Verdadera Enfermedad de Santa Teresa de Jesús

Dedicatoria:

Al más josefino de todos los Obispos de la cristiandad,

El ilustrísimo señor doctor

Felipe Neri Sendrea, Obispo de Calabozo.

(Según Ernesto Hernández Briceño su sobrino también ubica esta obra realizada  en  1907)

La cara más humana de santa Teresa de Jesús

Mi devoción por Santa Teresa de Jesús es tan antigua que el día de hoy me sería imposible decir con exactitud el momento de mi vida en que  comencé a conocer y amar a la gran santa española, característico tipo femenino de la raza.

Durante mis estudios  preparatorios al curso de bachillerato subió de punto mi entusiasmo por su fama, porque, además de la santidad resplandeciente que la rodeaba en mi entendimiento conforme en los tiempos anteriores había formado idea de ella, ahora empecé a conocerla como escritora y poetisa admirable e inimitable.

Empezaba mis estudios de Medicina cuando con gran animación y alegría celebróse en Caracas el tercer centenario de la Santa, y recuerdo con júbilo las gratas impresiones, las vivas emociones que experimentaba mi alma al oír los elogios que de ella se hacían en la prensa y en el templo, pareciéndome, sin embargo, que todos eran inferiores a su grandeza.

Años más tarde uno de nuestros más queridos y populares profesores de Medicina en la Universidad escribió un estudio sobre el histerismo, en el cual, sin ningún reparo, afirmaba que  Santa Teresa estaba afectada de la neurosis y que sus éxtasis eran llamados éxtasis histéricos.

¡Con qué dolor leí el artículo de mi maestro! ¡Cómo deseaba tener un gran caudal de saber y de elocuencia para defenderla de tan inconsiderada apreciación!

Muchos años después pude estudiar sus obras y fue entonces cuando vine a apreciar la verdadera grandeza de la santa y a comprender que la idea que acerca de ella  me había formado en los primeros años de mi vida distaba de la realidad cuanto dista la tierra del cielo.

   Entonces también  la empecé amar y a venerar más si cabe, por otra razón. De todos los santos que forman el esplendor del cielo y constituyen la gloria extrínseca de Dios, ninguno, si exceptuamos a  la Santísima Virgen, tiene para el pueblo cristiano y para la Iglesia entera la significación y el valor de San José. Todos vivimos en el amor y en la veneración del Santo que no tiene semejante en la inmensidad de la gloria.

   La devoción de San José, propagada en toda la Iglesia, es la obra de  Santa Teresa principalmente. Ella hizo que el culto del Patriarca de Nazaret fuera el culto de todo cristiano y nos enseñó a recurrir a él en todos los casos de nuestra vida, y a poner especialmente bajo su protección el trance de la muerte….

 

San José: 8 datos poco conocidos sobre su vida | ACI Prensa

Otro dato de San José

Relacionando este Santo con nuestro Beato fue el día de su muerte este relato  salió publicado en el Universal el 1° de julio de 1919, N°2633.

Aquí le presentaremos a la persona que vió en primer plano el accidente de nuestro Beato ya que se encontraba sentado solo en el puesto delantero del tranvía y pudo ver desde allí  el accidente en primer plano, podría decirse así. Luego ayudó al chofer a cargar a nuestro beato y colocarlo con el mismo dentro del auto.   En trayecto agonizante de nuestro Beato este señor  sacó un librito de oraciones de su bolsillo y le empezó a rezar la Oración de San José del Buen Morir. Por ser un vehículo tan pequeño él sostenía muy cerca de su persona  a nuestro beato y en el trayecto al Hospital se lleno de sangre de nuestro beato, que le salía de su cabeza y de las fosas nasales, típicas en las fracturas de cráneo, según han revelado algunos médicos en estos casos.

Tomado del juicio a Fernando Bustamante que fue el chofer del auto que golpeó a nuestro Beato dice así:

… En la misma fecha compareció previa citación, una persona que juró decir verdad y dijo llamarse Juan Antonio Ochoa Fernández, de veinte y un años de edad, soltero, industrial y vecino de esta ciudad en la parroquia La Pastora, entre las esquinas de Natividad y San Pascual Nº 165. Instruido del hecho que se inquiere y de las disposiciones legales sobre testigos, manifestó que no tiene impedimento alguno para declarar en este asunto. Excitado a que diga lo que sepa sobre el hecho que se averigua, expuso: El día veinte y nueve del mes en curso, como a las dos de la tarde, iba yo en el tranvía de la esquina del Guanábano a la de los Amadores, sentado en los asientos de adelante y pocos metros antes de llegar a esta esquina, vi al Doctor José Gregorio Hernández que bajaba la acera en el ángulo de la esquina de los Amadores donde queda la botica y atravesaba la calle, en momentos en que un automóvil que venía de la esquina del Guanábano, pasaba al tranvía y le daba un golpe al Doctor Hernández, quien fue a dar contra el borde de la acera de la derecha; el tranvía se paró inmediatamente, lo que hizo, ya llegando a la esquina de los Amadores; yo corrí y ayudé al chauffer, a quien no conozco, a subir al Doctor Hernández al automóvil, el cual se encontraba parado como a tres metros de distancia, y en seguida nos dirigimos al Hospital Vargas y allí fue apeado el Doctor Hernández que se encontraba privado y conducido a uno de los salones del establecimiento. Esto es todo lo que se sobre el hecho que se averigua. En seguida fue interrogado por el Juez así: Preguntando ¿Qué otras personas iban al lado suyo en el tranvía? Contestó: En los asientos de adelante iba yo sólo…  –

Cortesía de Alfredo Gómez Bolívar

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