Jóvenes de Pakistán encuentran inspiración en el carisma de San Ignacio
A pesar de los desafíos, los jesuitas en Pakistán continúan su legado de servicio y amor al prójimo, brindando ayuda y esperanza en una sociedad diversa y desafiante
Durante esta cuaresma que ya está a punto de finalizar, el padre Robbie D’Lima SJ ha realizado su primera profesión religiosa en Saint Mary’s School, situada en Lahore. Este centro fue seleccionado como el escenario idóneo para la celebración que conmemora la dedicación y labor de los jesuitas en Pakistán.
Los testimonios y nuevas profesiones religiosas en la localidad han demostrado que el magnetismo de San Ignacio continúa dejando huella en Pakistán, captando el interés de los jóvenes deseosos de explorar la espiritualidad jesuita.
Hace un tiempo, mientras ya ejercía como sacerdote diocesano, D’Lima experimentó un poderoso llamado del Señor para unirse a la Compañía de Jesús. Este momento marcó el inicio de un nuevo capítulo en su trayectoria. Tras dedicar dos años como novicio, primero en el Reino Unido y luego en Pakistán, el Padre D’Lima confirmó su vocación a la vida religiosa y optó por profesar los votos en la Compañía de Jesús.
En la ceremonia eucarística participaron la comunidad jesuita, colaboradores y alumnos de los tres colegios jesuitas, hermanas pertenecientes a congregaciones religiosas femeninas, voluntarios y fieles laicos.
El padre Juan Carlos Pallardel SJ, sacerdote de nacionalidad peruana, superior local de la comunidad jesuita en Pakistán, destacó en su discurso: «los votos son el fundamento de un nuevo modo de ser, caracterizado por el deseo de unirse a Dios a través de los Ejercicios Espirituales».
«En segundo lugar, el punto central de los votos es el servicio», continuó explicando el prelado.
Para los miembros de la Compañía de Jesús, responder al llamado del servicio implica un proceso deliberado de elecciones, donde se debe optar entre la pobreza y el confort, la humildad y el orgullo, así como la misión universal y el interés personal.
Es por esto que el servicio se erige como el principio cardinal que debe orientar a todos los jesuitas, moldeando cada uno de sus pensamientos y acciones, con la convicción de que, sirviendo al prójimo, están sirviendo a Jesús.
Al concluir la ceremonia, D’Lima ha sido entregado con la cruz del voto, representando la noción de «kenosis», el acto de renunciar al ego para dar espacio a los demás. La gracia otorgada mediante este compromiso sirve como impulso para enfrentar las complejidades de la vida en Pakistán. Frente a estas complejidades, se insta a los jesuitas a reflexionar, comprometerse y explorar de manera continua maneras de manifestar el amor de Cristo en este contexto terrenal.
Siguiendo el legado de los primeros jesuitas hace más de cuatro siglos, quienes respondieron al llamado del emperador mogol Akbar para comprender el cristianismo, el Padre D’Lima y sus compañeros jesuitas continúan su labor en Pakistán. Aquí, donde solo el 1,3% de la población son cristianos entre los 240 millones de habitantes, los jesuitas se dedican a servir a los más necesitados, marginados y oprimidos. Su misión esencial es brindar ayuda a aquellos que sufren en condiciones de vida extremadamente difíciles.
La presencia jesuita en Pakistán se divide en tres etapas: llegada en el siglo XVI, reanudación en 1888 y establecimiento en Lahore en 1961. Actualmente se dedican a la educación y el diálogo interreligioso.
En Lahore, dirigen escuelas para niños desfavorecidos y «Loyola Hall» para estudios interculturales.
Actualmente, residen 4 jesuitas en Lahore, 4 candidatos locales, 4 en formación en Indonesia, y otros en Sri Lanka. Además, el primer jesuita pakistaní está en Roma.-
(Fides/InfoCatólica)