Mons. Saiz Meneses: «La piedad popular es el ‘dialecto materno’ desde donde se vertebra la fe»
El arzobispo de Sevilla presenta, en Madrid, el II Congreso Internacional de Hermandades y Cofradías
Joaquín de la Peña. «Hemos pasado de una fe del carbonero, donde nos decían que las hermandades eran subsidiarias, a considerar la piedad popular como una verdadera mística popular»
Las cofradías son el «muro de contención impenetrable» frente a la secularización rampante que se vive, especialmente en Europa
El congreso consta de cuatro partes muy bien definidos: las sesiones científicas, la obra social, los proyectos culturales y los actos de culto. Con sorpresas, como la primera vez en la historia en que las hermanas de la Cruz hablen en público
Cuando hace unas semanas el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, visitó a Francisco junto a sus 35 seminaristas, le confesó algo que le dejó admirado: la mitad de los futuros sacerdotes procedían del mundo de las hermandades y cofradías.
“Yo les pregunto a los seminaristas cómo nació su vocación. En Sevilla, la sociedad civil está vertebrada por las hermandades”, apuntó el prelado, que pasó por Madrid -previa reunión de la Comisión Ejecutiva- para presentar, en la sala capitular de la Almudena, el II Encuentro Internacional de Hermandades y Cofradías, que se celebrará en Sevilla del 4 al 8 de diciembre.
“La piedad popular está en todas las diócesis”, recalcó el arzobispo. “Se trata de compartir, complementarnos, hacer el camino juntos y colaborar en la obra de la evangelización”. Tres años en Sevilla hacen mucho, y más proveniente de una región tan distinta como Cataluña, Saiz Meneses asume que “en las hermandades se vive la fe desde la cuna”.
“Cuando estuvimos con el Santo Padre, él nos habló del ‘dialecto materno‘. En las hermandades eso se vive mucho”, recalcó. “Esas imágenes se quedan grabadas en los niños. Esa transmisión de la fe continúa, es un ámbito importante, y que funciona pastoralmente. En los lugares donde la piedad popular se mantiene, se mantiene la fe”.
Amigo lo arrancó 25 años antes
Joaquín de la Peña, secretario de la comisión ejecutiva, trazó los grandes ejes del congreso, que lleva por lema ‘Trabajando en esperanza: la religiosidad popular, una respuesta de Evangelio a los retos del mundo”. 25 años después del primer congreso, presidido por el cardenal Amigo, se ha iniciado un camino en el que la Iglesia ha destacado la importancia de la Piedad Popular. “Hemos pasado de una fe del carbonero, donde nos decían que las hermandades eran subsidiarias, a considerar la piedad popular como una verdadera mística popular”.
Un cuarto de siglo después, y teniendo en cuenta las singularidades de cada hermandad, de cada diócesis, de cada movimiento relacionado con la piedad popular, “no pensamos en un congreso para mirar a corto plazo” sino “para poner las luces largas y buscar nuestro camino como Iglesia”. Un camino largo, en algunos casos de varios siglos, en los que las hermandades y cofradías “hemos sabido adaptarnos en cada momento”.
¿Por qué y para qué un congreso? “Porque nos convoca la Iglesia”, resaltó De la Peña, quien reconoció que, incluso dentro de la curia, “hemos encontrado frases muy duras, especialmente en Europa, donde sólo resisten aquellos lugares donde hay una piedad popular muy fuerte”. De ahí el carácter de “muro impenetrable” en mitad de la secularización rampante, de ahí el valor de las imágenes, que se mantiene inalterable con el paso de los años, de ahí el sentido del sacrificio y la penitencia en mitad de la sociedad del lujo y la comodidad, como hacen los hermanos y hermanas.
Especialmente en Sevilla, donde la mitad de los 35 seminaristas que estudian en la actualidad provienen de las cofradías y hermandades. No en toda España, no en todo el mundo, sucede lo mismo. A estos y otros temas tratará de dar respuestas este congreso. Pero sobre todo compartir experiencias y ofrecer una mirada de futuro. Porque “el congreso es nuestra semilla”.
Las hermanas de la Cruz, y los pobres
El congreso consta de cuatro partes muy bien definidos: las sesiones científicas, la obra social, los proyectos culturales y los actos de culto. Con sorpresas, como la primera vez en la historia en que las hermanas de la Cruz hablen en público. Como no podía ser de otro modo, una de las almas, uno de los efectos del congreso será una ingente obra social. En Sevilla, duermen en la calle 763 personas, “a las que no vemos, porque son invisibles para nosotros”.
Francisco Pérez, presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, agradeció al arzobispo que “siempre ha mimado a las hermandades” de la diócesis. «Las hermandades nos hemos puesto a su servicio», culminó.