Edgar Benarroch:
Empiezo por señalar que el nuestro nació en La Victoria, Estado Aragua, VENEZUELA y su partida de nacimiento consta en las oficinas del registro civil de la ciudad; el otro tiene una nacionalidad aún en discusión porque no ha mostrado un documento convincente que pruebe su nacionalidad venezolana. El nuestro es un destacado diplomático con clara convicción de lo que es el Estado, formado, equipado y con una inmensa vocación de servicio público siempre privilegiando a los más pobres y necesitados; el otro carece de los conocimientos fundamentales del Estado y por ello la gigantesca montaña de errores que atrasó el país y nos tiene a todos empobrecidos y con hambre.
El nuestro es de formación humanista Cristiana católico y al otro no se le conoce fe religiosa y se dice socialista, pero los estudiosos y modernos socialistas marcan distancia con él y no convalidan lo que dice y menos lo que hace. El nuestro luchará para sacarnos de la pobreza y el hambre y el otro nos quiere más pobres y con mayor hambre porque así es como se puede consolidar la llamada revolución. El nuestro es decente, pregona y practica el amor, la consideración, el respeto y la tolerancia, el otro está cargado de odio, rencor, venganza, no conoce el respeto ni menos la tolerancia. El nuestro busca el diálogo, el acuerdo y entendimiento nacional para salvar el país y el otro nos quiere divididos y propugna la lucha de clases. El nuestro tolera y respeta la disidencia y el otro la persigue, encarcela, tortura y hasta asesina.
El nuestro es civilista y el otro militarista. El nuestro ofrece libertad para todos los presos políticos y el otro los quiere en las mazmorras lúgubres del régimen; el nuestro proyecta y es amor, conciliación, respeto, tolerancia, ganas inmensas de trabajar por lograr el Bien Común y la Justicia Social de todos los venezolanos y presentar nuestro país en el concierto de las naciones democráticas del mundo como una Nación moderna y ejemplar, el otro es odio, rencor, venganza, irrespeto permanente, intolerancia, la ignorancia lo presenta como un nombre que trabaja para el mal y ha maltratado la imagen de la República ante el mundo que nos ve con inmensa preocupación. En fin, el nuestro es estadista y el otro es estatista. Podemos seguir citando diferencias pero esta nota se haría muy extensa.
Alguien me dijo, al siguiente día de presentado Edmundo como nuestro candidato presidencial, a él todavía no lo recomiendo porque no lo conozco y al otro tampoco porque lo conozco. Últimamente nos encontramos y me dijo, creo conocerlo algo y recomiendo ampliamente a Edmundo González, me convenció de creer en él, me parece un hombre bueno, capaz y trabajador, es el hombre que necesitamos para el cambio que todos requerimos en busca de una Venezuela muy distinta y mucho mejor con bienestar y felicidad para todos y además es la única alternativa válida y cierta que tenemos ante este horror que atravesamos.-