Opinión

Roland Garros – Nadal

“Ha muerto el rey, ¡viva el rey!»

Alicia Álamo Bartolomé:

En estos días se llevó a cabo el famoso campeonato de tenis Roland Garros, en París, el segundo de los cuatro llamados grand slams del año, que reúnen la elite de los tenistas del mundo; el primero es el de Australia, el tercero es el de Wimbledon, Reino Unido y el cuarto y último el US Open R, en Nueva York. Del 26 de mayo al 9 de junio, los aficionados a ver estas gestas del deporte blanco estuvimos obsesivamente pendientes de la pantalla chica. Claro, los que tenemos tiempo para eso por viejos, enfermos o vagos, pues dada la diferencia de horas con el Viejo Continente, la transmisión en vivo era durante el tiempo laborable matutino. Este año la cita de grandes tenistas allí fue realmente interesante: famosos que ya van entrando al pasado y noveles que están esbozando un futuro. Hubo días en que me sentí empalagada de tenis y me quedaba dormida o apagaba la televisión.

Especialmente emotiva fue la participación del español Rafael Nadal, que anuncia su retiro: tiene 38 años, a los 18 comenzó su sensacional carrera profesional. Perdió en la primera ronda frente al estadounidense Sebastián Korda de 23 años y no estamos acostumbrados a verlo fracasar en el Roland Garros. Ha ganado este campeonato catorce veces, récord casi imposible de igualar. Es el rey en las canchas de polvo de ladrillo y éstas de París son su mansión, su patio. No quiso despedirse del todo, como lo hizo en Madrid. Anunció un posible regreso. Se me hizo un nudo en la garganta. Su sucesor por estilo de juego, de conducta, por presencia ibérica en el tenis y hasta por físico de atletas, muy semejantes ambos, es el también español de Murcia, Carlos Alcaraz, de 21 años, en el tenis profesional desde 2018 y ya con un gran palmarés.

En este Roland Garros 2024 hubo partidos épicos como el protagonizado por el serbio de 37 años, No. 1 del mundo, Novak Djokovic y el joven argentino de 25 años, Francisco Cerúndulo. El sureño le presentó guerra al petulante serbio, fueron a cinco sets y el juego duró más de cuatro horas, finalmente ganó Novak, pasó a semifinales, pero lesionado y tuvo que retirarse del certamen. Con este retiro pasó al primer puesto el italiano de 22 años Jannik Sinner y el No. 3 es Carlos Alcaraz, de 21 años. Es decir, vienen, desplazando a los viejos líderes, los jóvenes de la generación de relevo, la ya nacida el siglo XXI, como debe ser.

Si hay algo que cuesta al ser humano es darse cuenta de que ya pasó su momento, se aferra a posiciones que ya deberían ocupar otros más jóvenes. Se ve mucho en los fundadores de instituciones como grupos financieros, partidos políticos, movimientos culturales y hasta apostólicos. Los fundadores se sienten dueños de lo que fundaron, sin darse cuenta de que esas instituciones no tienen dueños sino creadores y administradores para cumplir una misión encomendada por Dios, que escoge hombres y mujeres para iniciarlas y llevarlas adelante, no para que se adueñen de ellas.

Es distinto el retiro de los atletas. Se debe a las condiciones físicas que da la edad. Los que pertenecen a equipos saben que los van a retirar si no se retiran ellos. Un equipo no puede llevar cargas, debe mantener un perfil activo. Donde más se dura es en el béisbol. Pueden tener más larga vida deportiva lanzadores y grandes bateadores. En los primeros los hay en acción con más de 40, bien administradas sus salidas al terreno y el número de lanzamientos por partido. Con los segundos, vino en ayuda de su prolongación de vida deportiva la posición de bateador designado, salen al terreno sólo para batear, si alcanzan bases, generalmente los cambian por un corredor emergente y, por supuesto, ya no fildean. Así jugó en 2023, año de su despedida, nuestro inmortal grande liga Miguel Cabrera.

En los deportes unitarios, como el tenis o la natación, el retiro es decisión personal del atleta. Más dudas tiene el tenista, porque dura más; se ven campeones en acción cercanos a los 40 años, como Nadal y Djokovic, pero raramente un nadador rebasa los 30 años. Se dura muy poco en la natación. A mis amigos del deporte blanco en este momento en posición de retiro, les digo: entreguen el testigo. Déjenos recordarlos en su gloria y no en su decadencia.

He sido una fan fiel de Rafael Nadal. Me afecta verlo perder. Menos mal que desde la aparición en escena de Carlitos Alcaraz, vi en éste el legítimo sucesor del mallorquín y le he dedicado mi afición. Estoy recompensada. El muchacho está haciendo una carrera brillante como la de su modelo y antecesor.

Pero en este Roland Garros hizo falta la presencia de Rafa Nadal, perdió en la primera ronda el catorce veces triunfador en este certamen. Resulta difícil y decepcionante no verlo batallar como una fiera sobre el polvo de arcilla, cuando él es el rey, dueño y señor de las canchas de tierra batida. El Roland Garros sin él es como París sin la Torre Eiffel. Por cierto, las cámaras de televisión, cuando se desprendían de las canchas por las pausas del juego, nos daban una breve y hermosísima visión de la ciudad, presidida por la elevada esbeltez de la torre. Filigrana de hierro gris durante el día, se convierte en oro cuando cae la noche. Se encienden en su estructura transparente millares de luciérnagas y rayos que giran sobre la urbe donde no hay nada más alto que la Eiffel. Es una estampa de ensueño ver a la ciudad luz a los pies de su torre emblemática.

El sábado 8 de junio fue la final femenina del Roland Garros entre la joven polaca de 23 años, No.1 del mundo, Iga Swaitek y la italiana de 28 años, Jasmine Paolini, con 1.63 m. de estatura y apariencia de niña. Ganó con amplitud la polaca. El domingo 9 de junio fue la final masculina. A ella acudieron como contrincantes Carlos Alcaraz, después de vencer al No. 1 del mundo, el italiano Jannik Sinner, en un intenso partido de cinco sets que duró más de cuatro horas y el alemán Alexander Zverev, de 27 años, quien para llegar a este momento tuvo que vencer, también en cinco sets, al joven noruego de 22 años, Casper Ruud. El noruego llegó a la semifinal sin jugar la ronda anterior por lesión de su oponente, Novak Djokovic. Esta final del 9 de junio fue cinco dramáticos sets, más de cuatro horas. La sombra de Nadal entregó el testigo. Ganó Carlos Alcaraz el Roland Garros 2024. “Ha muerto el rey, ¡viva el rey!».-

Vía @Elimpulso

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