A los obispos de Colombia lo que se les pide es que arriesguen
Comienza la CXVII Asamblea del Episcopado Colombiano, este año electiva
«Decidirán quién es presidente, vicepresidente y secretario general; conformarán las comisiones episcopales y sus presidentes»
«Setenta y nueve pastores activos, incluyendo a los administradores diocesanos de Duitama, Vélez y Santa Rosa de Osos y al Provicario Apostólico de Guapi; así como doce obispos eméritos, han confirmado su participación en este encuentro»
«A esta nueva directiva de prelados le corresponderá evidenciar que la Iglesia colombiana ha asumido el legado que trae el Viento del Espíritu, y que ha puesto a Francisco al frente de esta Barca … Por favor, elijan bien»
Fieles, ¡A orar por las elecciones en la Conferencia Episcopal de Colombia!
En tiempos de sinodalidad y de brotes cismáticos retardatarios en la Iglesia Universal; situación política nacional con tonos de incertidumbre, violencia rampante, economía inestable y ambiente social de desconcierto, se reúnen los obispos en la CXVII Asamblea Plenaria, que este año tiene el carácter de asamblea electiva, para nombrar a quienes liderarán el trabajo de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC) durante el trienio 2024 – 2027.
Setenta y nueve pastores activos, incluyendo a los administradores diocesanos de Duitama, Vélez y Santa Rosa de Osos y al Provicario Apostólico de Guapi; así como doce obispos eméritos, han confirmado su participación en este encuentro.
Decidirán quién es presidente, vicepresidente y secretario general; conformarán las comisiones episcopales y sus presidentes. Y otro papel importante: designarán sacerdotes, religiosas y laicos que, desde el Secretariado Permanente del Episcopado Colombiano (SPEC), conducirán estratégica y operativamente la materialización de la misión de la Iglesia colombiana, a partir de las líneas propuestas por la CEC. Por favor, elijan bien.
A esta nueva directiva de prelados le corresponderá evidenciar que la Iglesia colombiana ha asumido el legado que trae el Viento del Espíritu, y que ha puesto a Francisco al frente de esta Barca. Una nave que no deja de zarandearse por las olas externas en el mar de la transformación, y las agitaciones internas, por el susto de los acomodados. Asunto que hace entrar a muchos en crisis, y, por tanto, a la Iglesia, en oportunidad de permitir emerger la novedad del Espíritu. Los timoratos se aferran a sus seguridades, incluso con nombres y argumentos religiosos; los del Espíritu, asumen su vida con riego existencial; para estos resuenan las palabras del Maestro: ¡No tengan miedo! Sabemos que sobre este mar camina el Señor.
«Las circunstancias exigen que, a un obispo, a un monseñor, a un pastor, a un clérigo, se le tiene que notar el la tenacidad que emerge del llamado del Señor: ¡vamos a la otra orilla!»
Los obispos de Colombia saben que Francisco lo ha arriesgado todo. Saben que quien está al frente de un servicio eclesial o se las juega todas o pasará a la historia anónimo, sin haber aportado al momento histórico que vivimos en el siglo XXI. Las transformaciones no deben esperase a que lleguen, ¡hay que hacer que lleguen! Las circunstancias exigen que, a un obispo, a un monseñor, a un pastor, aun clérigo, se le tiene que notar el la tenacidad que emerge del llamado del Señor: ¡vamos a la otra orilla! Un pastor no puede ser simplemente un concursante de poesía. Los fieles tienen derecho a preguntarse por la impronta de Francisco en sus diócesis ¿qué tanto hacen resonar sus obispos las apuestas del papa Francisco? No es solo sembrar árboles.
La Iglesia colombiana, encabezada por sus pastores lleva años haciendo un gran esfuerzo por salirse del cliché de ‘conservadora’; arriesga cada vez más; busca presentar propuestas novedosas de alto impacto en el escenario nacional; saben que se están jugando sus báculos. Algunos están haciendo tareas muy delicadas en sus comunidades eclesiales. A varios obispos los han amenazado en diferentes ocasiones por hacer frente al mal, defender al rebaño y denunciar a los lobos; por esto, algunos han tenido que ser protegidos de diferentes formas. Siempre recordaremos al beato y mártir, monseñor Jesús Emilio Jaramillo, asesinado por el crimen guerrillero; y a monseñor Isaías Duarte Cancino, por las mafias que siguen rampantes en el país.
La fuerza renovadora del cardenal Luis José Rueda Aparicio en muchas posturas, y las profundas búsquedas espirituales de monseñor Omar Alberto Sánchez, vicepresidente de la Conferencia Episcopal, quisiéramos verlas en quienes los rodean, y en otras latitudes episcopales. Muchas veces detrás de lo que se llama prudencia, se esconde miedo a arriesgar. Pero debemos recordar lo que dice Francisco, es preferible una Iglesia accidentada por estar callejeando, que amilanada y escondida en sus sacristías poniendo velas a los santos. Importante el papel del secretario de la Conferencia, tal como lo hizo Mons. Luis Manuel Alí. Ahora debe venir otro, ojalá, que tenga experiencia en la curia vaticana y se desenvuelva tranquilo en la formación sacerdotal y las nuevas búsquedas espirituales de esta Iglesia colombiana.
«Debemos recordar lo que dice Francisco, es preferible una Iglesia accidentada por estar callejeando, que amilanada y escondida en sus sacristías poniendo velas a los santos»
Sin embargo, podríamos finalmente percibir hacia dónde llevan algunos obispos su diócesis con tres tipos de acciones: Primero: ¿Qué tipo de retiros espirituales ofrecen a su clero? ¿ofrecen renovación espiritual y apuntan a una espiritualidad para el siglo XXI, o ‘lo mismo que antes’? Segundo: ¿Qué papel están dejando desempeñar a mujeres, ya religiosas, ya laicas, en la planeación y dirección de la evangelización? ¿y las sostienen ante el clero que no las acepta? Tercero: ¿De qué manera están superando la visión feudalista de la actividad pastoral? ¿han creado nuevas formas no territoriales, más personales y contemporáneas de abordaje evangelizador? Seguro que hay más preguntas.
«Podríamos percibir hacia dónde llevan algunos obispos su diócesis con tres tipos de acciones: Primero: ¿Qué tipo de retiros espirituales ofrecen a su clero? ¿ofrecen renovación espiritual y apuntan a una espiritualidad para el siglo XXI, o ‘lo mismo que antes’? Segundo: ¿Qué papel están dejando desempeñar a mujeres, ya religiosas, ya laicas, en la planeación y dirección de la evangelización? ¿y las sostienen ante el clero que no las acepta? Tercero: ¿De qué manera están superando la visión feudalista de la actividad pastoral? ¿han creado nuevas formas no territoriales, más personales y contemporáneas de abordaje evangelizador?»
Mientras tanto, señores obispos: cuenten con la oración de sus clérigos y demás fieles, porque, queremos hacer aportes serios y profundos para la renovación de la Iglesia. Sabemos que ustedes tienen que enfrentar muchos retos, que a veces se sienten solos, que muchos clérigos los metemos en problemas y que la marea está pesada. Pero, ¡Duc in altum!
Fieles, ¡A orar por las elecciones en la Conferencia Episcopal de Colombia!.-