Estas “buenas prácticas” de la Iglesia Católica promueven la acogida de migrantes en Sudamérica
Reflejo de ello es el último informe presentado por la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), y desarrollado por un grupo de investigadores del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, que se titula Libres de elegir si migrar o quedarse. Buenas prácticas 2022.
Asistencia legal, formación e inserción laboral, espacios de diálogo y acogida, son algunas de las áreas donde la Iglesia Católica pone la mirada en su búsqueda por acoger a los migrantes y refugiados, para poner en práctica la «cultura del encuentro» sobre la que tanto insiste el Papa Francisco.
Reflejo de ello es el último informe presentado por la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA), y desarrollado por un grupo de investigadores del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, que se titula Libres de elegir si migrar o quedarse. Buenas prácticas 2022.
El trabajo de investigación fue solicitado por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, y recopila 40 buenas prácticas ofrecidas a refugiados, solicitantes de asilo, migrantes y víctimas de trata, por instituciones y organizaciones católicas en Sudamérica.
Para ello, se realizó un relevamiento de actividades, iniciativas o servicios pastorales brindados en la región durante 2022, mediante entrevistas a referentes de las Iglesias locales, congregaciones, órdenes y organizaciones católicas
Las 40 buenas prácticas recopiladas en el estudio fueron seleccionadas de entre más de 120 acciones de acompañamiento y asistencia pastorales, y contribuyen a la construcción de sociedades inclusivas, promueven la interculturalidad y el acceso al trabajo digno y bien remunerado, y están vinculadas principalmente al acceso a la salud, a la vivienda y a una alimentación adecuada.
Además de las acciones llevadas adelante por cada país de Sudamérica, se tuvieron en cuenta las iniciativas colaborativas de la Iglesia Católica de distintos países, buscando unificar las respuestas a los distintos desafíos que estas realidades presentan.
Entre las iniciativas seleccionadas, en Argentina se destaca el programa “Historias que dejan huellas”, desarrollado por la Congregación de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, en la que se trabajó con estudiantes secundarios desde el arte y la sensibilización, y que combinó experiencias prácticas con encuentros teóricos, ofreciendo una perspectiva más completa de la realidad migratoria, de la pobreza y la desigualdad.
Los Jesuitas en Argentina y Uruguay, por su parte, difuminaron sus fronteras con la iniciativa “Caravana por la hospitalidad: hackeando narrativas”, que consistió en actividades de promoción de una cultura de acogida y encuentro, a través de un recorrido continental.
En el área de trabajo digno y remuneración adecuada, sobresale la Red de Empresas Intercultural, de formación de departamentos de Recursos Humanos, en Santiago de Chile.
Se trata de una iniciativa con empresas privadas, promovida por el Servicio Jesuita a Migrantes, con el objetivo de facilitar un espacio de encuentro y colaboración entre empresas del sector privado, que impulse la creación de entornos laborales interculturales, incluyendo a los migrantes.
También en Chile, se llevó a cabo la Jornada de Migración y Refugio, que buscó ofrecer un espacio de diálogo e intercambio entre agentes pastorales, autoridades a nivel nacional y local, representantes de la sociedad civil, organismos internacionales y el sector privado, con el propósito de sensibilizar y posicionar en la agenda pública los desafíos y avances en materia migratoria.
La UCA destacó entre las buenas prácticas la asistencia legal a migrantes ofrecida anualmente en Bolivia por la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra, que consiste en brindar a la población migrante orientación, asesoramiento y asistencia legal en materia de documentación, para así proteger sus derechos y facilitar su integración a la sociedad.
En Uruguay, el Servicio Jesuita a Migrantes desarrolló un programa de formación e inserción laboral para jóvenes migrantes de entre 18 y 24 años, sin importar el género ni el país de origen, con nivel secundario básico.
El objetivo de la iniciativa fue facilitar el acceso a fuentes de trabajo a jóvenes migrantes o refugiados, provenientes de contextos críticos, sin experiencia laboral y con trayectorias educativas de nivel medio. Participaron jóvenes provenientes de Venezuela y Cuba.
Estas son solo algunas de las prácticas adoptadas por los países de Sudamérica. El documento también incluye información sobre iniciativas llevadas adelante en Brasil, Ecuador, Perú, Paraguay, Colombia, Venezuela. El informe completo de la UCA se puede consultar en este enlace.-